Casado investido
El presidente del PP debe a¨²n elegir qui¨¦n ser¨¢ su portavoz parlamentario
La investidura de estos d¨ªas es la del osado Pedro S¨¢nchez, su segunda ocasi¨®n tras la fallida de marzo de 2016, siempre aparentemente tan a gusto en el alambre, pero estos primeros debates de la premiosa XIII Legislatura son tambi¨¦n un tanteo para diagnosticar el nivel de los dem¨¢s l¨ªderes pol¨ªticos del pa¨ªs. Y para Pablo Casado, justo ahora un a?o en funciones al mando del reconstruido PP, han supuesto una buena rev¨¢lida. El corte del traje institucional le est¨¢ cayendo como un guante y en apenas unos lances de capote sin frases para el recuerdo en el diario de sesiones ha relegado al olvido un a?o de estridencias, de estado de comparecencia permanente y de purgas varias, tanto en las listas para las Cortes como en muchas baron¨ªas regionales. El PP nunca hab¨ªa ca¨ªdo tanto y Casado ni pod¨ªa imaginar, con una cosecha tan parca y tantas hipotecas de partida, un partido tan aplacado, sin alternativas ni voces internas y a la espera de que depure su ¨²ltima decisi¨®n: el nombramiento de su portavoz parlamentario.
El futuro y real portavoz del PP en el Congreso ser¨¢ Pablo Casado. Para los grandes duelos. Pero su trasunto formal en la C¨¢mara tendr¨¢ que tener otro nombre. Se discute si otro perfil, m¨¢s complementario. Las preguntas de control al presidente las acaparar¨¢ Casado pero las provocaciones a la vicepresidenta o vicepresidentas del PSOE y Podemos tambi¨¦n tendr¨¢n mucha repercusi¨®n. Es un puesto goloso y demasiado expuesto. Requiere mucha lealtad y confianza del l¨ªder. Pero tambi¨¦n capacidad para repartir juego, sobre todo cuando se dispone solo de 66 soldados, la mayor¨ªa novatos, y hay que cubrir tantas comisiones y frentes.
En el PP, diputados de base y relevantes dirigentes territoriales reniegan de su opci¨®n ahora preferida con Cayetana ?lvarez de Toledo, a la que nadie concede aptitud para crear equipo o mirar m¨¢s all¨¢ de sus intereses. En Catalu?a, como n¨²mero uno por Barcelona, recab¨® una p¨¦sima cosecha. En el entorno de Casado aprecian que una mujer de verbo tan ¨¢cido pueda ensombrecer la estrella de In¨¦s Arrimadas, la gran apuesta y copia de Albert Rivera, tan devaluada en tan poco tiempo tras su trasvase a Madrid. Casado sigue postergando ese dedazo. Sabe que ser¨¢ muy escrutado, sobre todo en el PP. Espera que se resuelva, posiblemente la semana que viene, la proclamaci¨®n de Isabel D¨ªaz Ayuso como presidenta madrile?a, que parte de su equipo y gabinete en G¨¦nova 13 sea exportado al Gobierno de Madrid y poder reparar a continuaci¨®n algunos desajustes largamente aplazados. Es demasiado recurrente que le hace falta, como al presidente Pedro S¨¢nchez, m¨¢s y mejor comunicaci¨®n. Pero hasta sus mayores partidarios resuelven que a Casado le urgen asesores de peso. Sus discursos, bien hilados y sin papeles, pueden concatenar el mismo d¨ªa ideas contradictorias. Sus negociadores, seg¨²n confirman en la c¨²pula de Vox, prometen una cosa y cumplen la contraria. Pero Casado, en esta investidura, ha ganado tiempo, al menos hasta el examen de otras elecciones.
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