Un cuarto para los hijos y otro para la marihuana
Personas de perfiles cada vez m¨¢s distintos buscan un dinero extra con el cultivo de esta droga
El cultivo de peque?as plantaciones de marihuana en viviendas particulares es casi imperceptible desde el exterior. Con un poco de cuidado, no genera olores ni ruidos. Para quienes lo cuidan, es un dinero f¨¢cil y r¨¢pido. Depositan las semillas, aceleran el crecimiento de las plantas con l¨¢mparas y recogen la cosecha. Su papel acaba ah¨ª. Ni secan los cogollos ni los distribuyen. De eso se encargan las organizaciones a las que venden su producto, que les pagan un sueldo de entre 600 y 1.000 euros al mes. Estas personas se han convertido en agricultores. Una tendencia al alza en todos los rincones de la provincia de M¨¢laga que no entiende de sexo, edad, situaci¨®n familiar o condici¨®n social, seg¨²n explican Polic¨ªa Nacional y Guardia Civil. ¡°El perfil es que no hay perfil¡±, asegura un agente especializado en la lucha contra este estupefaciente.
Granada, provincia vecina de M¨¢laga,?siempre ha sido considerada la capital de la marihuana en Espa?a. Pero el crecimiento del cultivo y distribuci¨®n de esta planta en tierras malague?as es significativo. En 2018 la Guardia Civil y la Polic¨ªa Nacional decomisaron cerca de 3,5 toneladas de esta planta en la provincia de M¨¢laga, el doble que el a?o anterior (1,6 toneladas). En Espa?a las fuerzas del orden se incautaron de 34,5 toneladas en 2017, ¨²ltimo dato disponible en el Ministerio del Interior. Las penas por este delito son bajas ¡ªla posesi¨®n de menos de diez kilos conlleva una pena de entre uno y dos a?os¡ª y son muchos los que se salvan aduciendo autoconsumo, lo que facilita que cada vez haya m¨¢s peque?os cultivos caseros como los desmantelados por las unidades policiales especializadas.
Muchas de estas personas proceden del menudeo y se han reconvertido en cultivadores por ser menos peligroso. El riesgo de ser detenido es mucho menor en casa que en la calle. Algunos trabajan por cuenta ajena: no tienen sueldo fijo, pero cuando realizan la cosecha venden su mercanc¨ªa al por mayor y comienzan una nueva plantaci¨®n, que tarda entre tres y cuatro meses en cumplir su ciclo de vida. Hay reincidentes. ¡°En los ¨²ltimos dos a?os hemos entrado hasta tres veces en el mismo piso¡±, asegura el polic¨ªa.
Su equipo ha encontrado todo tipo de hortelanos de la marihuana: matrimonios con hijos con una habitaci¨®n extra repleta de plantas, j¨®venes de barriadas de clase alta, familias de zonas desfavorecidas. Buscan sacar un dinero extra. ¡°Hay quien tiene un buen trabajo fijo, pero de esta manera se da caprichos¡±, aseguran fuentes de la polic¨ªa. Lo confirma un letrado con un cliente que regenta una fruter¨ªa. ¡°Sacaba m¨¢s dinero con las plantas que con su negocio¡±, afirma. Otras personas lo hacen para sobrevivir. Es lo que llev¨® a J. M., desempleado de larga duraci¨®n, problemas de salud y al que ayudan desde C¨¢ritas, a tener 16 plantas en una parcela en su casa. Fue condenado a un a?o de prisi¨®n y en unas semanas deber¨¢ ingresar en la c¨¢rcel porque no puede pagar la multa de 3.400 euros impuesta por el juez. "Se me ha venido el mundo encima", se lamenta este hombre de 52 a?os, que no entiende c¨®mo puede acabar entre rejas con una cosecha tan peque?a. ¡°Muchos juguetean con la marihuana como si nunca pasara nada, pero la c¨¢rcel es un riesgo real y te cambia la vida para siempre¡±, destacan fuentes policiales.
La tendencia sigue al alza. Solo el pasado mes de junio, la Guardia Civil y la Polic¨ªa Nacional se hicieron con m¨¢s de 5.500 plantas y detuvieron a medio centenar de personas en M¨¢laga. Sus protagonistas marcan la gran diversidad de perfiles: un chaval de 23 a?os que pose¨ªa 17 plantas de marihuana en su casa de Mijas, un matrimonio de treinta?eros con 300 ejemplares en su chalet adosado de Alhaur¨ªn de la Torre, un joven de 22 a?os que ten¨ªa otras 300 plantas en un piso de alquiler en Benalm¨¢dena o una mujer de 32 que conviv¨ªa con sus hijos menores en un piso con 128 macetas en la capital andaluza, donde tambi¨¦n un hombre de 43 a?os cultivaba 80 plantas en dos trasteros. ¡°Hay un incremento en el n¨²mero de intervenciones policiales¡±, asegura Francisco Javier Molina, subinspector del Grupo de Investigaci¨®n y Protecci¨®n de la Polic¨ªa Local.
La variedad de espacios para cultivar tambi¨¦n es amplia. Los pisos familiares son una opci¨®n sencilla, pero necesitan un mayor equipamiento para evitar olores y ruidos y, debido a su consumo de energ¨ªa, a veces disparan las alarmas de las empresas de distribuci¨®n el¨¦ctrica. Otras veces se utilizan naves abandonadas o casas okupadas. Tambi¨¦n fincas en el campo, ¡°sobre todo en la serran¨ªa de Ronda¡±, cuenta un abogado. De hecho, hace algo m¨¢s de un mes la polic¨ªa desmantelaba un invernadero en dicha comarca con 1.607 plantas. La imaginaci¨®n de los agricultores es casi infinita: la Guardia Civil ha hallado recientemente un cultivo en un restaurante en desuso del municipio de Periana. En vez de servir comida, plantaban marihuana.
La polic¨ªa advierte de la peligrosidad de las organizaciones criminales que se encargan de la posterior distribuci¨®n de esta sustancia. Algunas son ramas de estructuras mayores que se dedican al tr¨¢fico de coca¨ªna en el estrecho de Gibraltar. Otras, bandas del norte de Europa, destino de casi toda la marihuana cultivada en M¨¢laga y Granada. ¡°Quienes acuden a ?msterdam atra¨ªdos por los coffee shops fuman hierba andaluza¡±, cuentan fuentes policiales. A principios de julio cuatro personas eran arrestadas en C¨¢rtama y Alhaur¨ªn de la Torre con 236 kilos de la planta ya procesada para su distribuci¨®n en coches de alquiler. D¨ªas antes, la polic¨ªa interceptaba un cami¨®n con 1.000 kilos de hach¨ªs y 225 de marihuana ocultos entre paneles de aislamiento con destino a Holanda.
Localizar estos env¨ªos es complejo. La sustancia se envasa al vac¨ªo para evitar que desprenda olores y pierda calidad. ¡°A veces esconden unas cuantas decenas de kilos en contenedores bajo toneladas de productos como cebollas¡±, cuentan desde la Guardia Civil, donde describen a los miembros de estas organizaciones como ¡°personas muy peligrosas¡±. ¡°Cultivar marihuana en casa es solo parte de una gran cadena que est¨¢ relacionada con traficantes, armas y otros tipos delictivos. No hay que olvidar todo lo que lleva detr¨¢s¡±, concluye un portavoz de la Polic¨ªa Nacional.
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