La Armada investiga por imprudencia al comandante del buque que encall¨® en La Manga
El 'Turia' embarranc¨® en una barrera de rocas que figura en las cartas na¨²ticas
La Armada y el juez militar han abierto una investigaci¨®n para determinar si el embarrancamiento del cazaminas Turia, que el pasado 27 de agosto qued¨® varado frente a La Manga del Mar Menor (Murcia), fue fruto de una imprudencia. El buque encall¨® con un arrecife artificial que est¨¢ cartografiado y figura en las cartas na¨²ticas de la zona cuando participaba en el rescate del avi¨®n C-101 en el que muri¨® el comandante Francisco Mar¨ªn. Defensa a¨²n no ha decidido si reparar¨¢ el Turia,que cost¨® 70 millones de euros, o lo da definitivamente de baja.
La investigaci¨®n ordenada por el jefe del Estado Mayor de la Armada, Teodoro L¨®pez Calder¨®n, tiene como objetivo, seg¨²n fuentes militares, aclarar las circunstancias por las que embarranc¨® el Turia y, en su caso, depurar responsabilidades disciplinarias, si las hubiera.
Por su parte, el titular del Juzgado Togado Militar Territorial 13, con sede en Valencia, que sustituye al de Cartagena, ha abierto un procedimiento para aclarar lo sucedido. El art¨ªculo 73 del C¨®digo Penal Militar castiga con hasta dos a?os de c¨¢rcel al militar que ¡°por imprudencia grave¡± causare la varada de un buque de guerra y lo inhabilita para volver a ejercer el mando si causare la p¨¦rdida total del mismo. ¡°Cuando un buque encalla es porque algo se ha hecho mal, pero puede haber circunstancias que aten¨²en o eximan de responsabilidad¡±, explican las fuentes consultadas.
El siniestro se produjo cuando el Turia participaba en el dispositivo de rescate del C-101 de la Academia General del Aire (AGM) que el pasado 26 de agosto se estrell¨® frente a la playa de La Manga mientras realizaba un vuelo de instrucci¨®n, lo que cost¨® la vida al comandante Francisco Mar¨ªn N¨²?ez.
Seg¨²n los primeros indicios, fue el temor a perder el robot por control remoto ROV Pluto Plus, que en ese momento rastreaba el fondo marino a la b¨²squeda de los restos del caza, lo que llev¨® el capit¨¢n de corbeta al mando del Turia a adentrarse en una zona muy peligrosa. El cazaminas tiene poco m¨¢s de dos metros de calado y la sonda indicaba una profundidad de hasta seis, pero la irregularidad del terreno y la fuerte marejada le hicieron embarrancar.
Un barco de 70 millones de euros
El M-34 Turia es el cuarto de los seis cazaminas de la Armada espa?ola. En mayo de 1993, el Gobierno acord¨® la construcci¨®n de los cuatro primeros por 48.500 millones de pesetas (291,5 millones de euros), que se botaron entre 1997 y 1999. Posteriormente se sumaron otros dos, botados en 2002 y 2003. El dilema ahora es acometer una reparaci¨®n que ser¨¢ muy costosa o prescindir del Turia y quedarse con un cazaminas menos, sabiendo que pueden pasar d¨¦cadas hasta que pueda ser sustituido.
El Turia choc¨® con una barrera de rocas que se extiende a lo largo de 15 kil¨®metros en paralelo a La Manga, a unos 200 metros de la orilla, tan conocida por marineros y pescadores que hasta la han bautizado con un nombre propio: La Barrica.
Los buques de guerra tienen casco de acero, pero los cazaminas est¨¢n hechos de fibra de vidrio y poli¨¦ster, para evitar la atracci¨®n magn¨¦tica de las minas, por lo que el fondo del barco se rasg¨® abriendo v¨ªas de agua que se fueron agrandando con las sacudidas del temporal. El comandante consigui¨® evitar lo peor, que el buque se hundiera, y mand¨® evacuar a la tripulaci¨®n no imprescindible (40 personas en total), mientras se preparaba el trasvase del combustible para evitar un vertido.
La Armada contrat¨® a la empresa Ardentia Marine que estabiliz¨® el Turia, mediante flotadores, para trasladarlo el pasado d¨ªa 3 hasta los astilleros de Navantia en Cartagena (Murcia), remolcado por el buque Mastelero de Salvamento Mar¨ªtimo.
Tambi¨¦n se ha contratado a una firma de ingenier¨ªa para que eval¨²e los da?os sufridos por el cazaminas y el coste de su eventual reparaci¨®n. Aunque varios compartimentos bajo cubierta resultaron inundados, fuentes de la Armada aseguran que muchos equipos est¨¢n intactos y otros son recuperables. Distinta es la situaci¨®n del casco. T¨¦cnicamente es posible sellar sus m¨²ltiples agujeros; otra cosa es garantizar la robustez que requiere un casco dise?ado para soportar explosiones de minas. Finalmente, habr¨¢ que sopesar si el coste compensa reparar un buque que fue entregado a la Armada en 2000 y lleva casi dos d¨¦cadas de vida operativa.
La alternativa ser¨ªa darlo de baja y canibalizarlo para emplear sus equipos como repuestos de los cinco cazaminas que quedar¨ªan en servicio.
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