Esperando a Franco
La polic¨ªa vigila el cementerio de El Pardo-Mingorrubio desde hace 10 d¨ªas y solo permite el paso a empleados y familiares de personas enterradas all¨ª
¡°Buenos, d¨ªas. ?Vienen a visitar la tumba de alg¨²n familiar? ?O solo quieren curiosear?¡±, inquiere el polic¨ªa mientras se cuadra y saluda al desconocido y a la mujer que lo acompa?a.
¡ª¡°?No se puede pasar? Solo quer¨ªamos echar un vistazo¡±, responde el hombre, un tanto desconcertado.
El polic¨ªa explica a los visitantes que ¨²nicamente pueden entrar al cementerio de El Pardo-Mingorrubio quienes, previa presentaci¨®n del DNI, justifican que tienen enterrado all¨ª a alg¨²n familiar o son empleados del camposanto. Sin excepci¨®n.
Un destacamento del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa custodia el cementerio donde en los pr¨®ximos d¨ªas ser¨¢ enterrado el general Francisco Franco, tras ser exhumado de la bas¨ªlica del Valle de los Ca¨ªdos. El Ministerio del Interior estableci¨® estos controles despu¨¦s de que el Tribunal Supremo diera v¨ªa libre a la exhumaci¨®n el pasado d¨ªa 10.
Durante estos d¨ªas, un grupo de operarios ha estado acondicionando la cripta del pante¨®n donde ser¨¢n depositados los restos de Franco junto a los de su esposa Carmen Polo. Esta fue sepultada all¨ª en febrero de 1988. Ahora, por decisi¨®n del Gobierno en funciones que preside Pedro S¨¢nchez, el dictador ser¨¢ traslado a este mismo lugar, situado a apenas tres kil¨®metros del palacio de El Pardo, que fue su residencia oficial en vida.
El mausoleo de Mingorrubio ¡ªunos 500 metros cuadrados repartidos en una planta a ras de calle y otra en s¨®tano¡ª fue construido ¡°por orden de la Superioridad¡± en 1969. Un an¨®nimo y misterioso jerarca de la dictadura que hizo que el entonces alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro, dispusiera la edificaci¨®n de este pante¨®n de granito y mosaicos sin titubear. Su coste super¨® los 11 millones de pesetas de entonces (66.000 euros).
?Fue el propio Francisco Franco quien expres¨® su deseo de ser enterrado en este monte donde tuvo su palacio desde 1939 hasta su muerte en 1975?
Varios periodistas y escritores pr¨®ximos al R¨¦gimen, entre ellos el falangista Juan Blanco Ortega, aseguran que Carmen Polo, la esposa de Franco, visit¨® el pante¨®n un d¨ªa de 1970 o 1971 por expreso deseo de su marido para comprobar el resultado de las obras de acondicionamiento del mausoleo. Lo hizo acompa?ada del general Fernando Esquivias, el general Fernando Fuertes de Villavicencio, directivo de Patrimonio Nacional, y Ram¨®n Andrada Pfeiffer, arquitecto jefe del Servicio de Obras de Patrimonio Nacional, organismo al que pertenec¨ªa el terreno y el propio mausoleo. El mismo testimonio asegura que, durante el almuerzo, Franco pregunt¨® a su esposa qu¨¦ le hab¨ªa parecido la cripta funeraria:
¡ª?Te ha gustado, Carmen?
¡ªNo, me pareci¨® muy lujosa, dicen que respondi¨® ella.
A la hora de realizar este reportaje, se desconoc¨ªa el d¨ªa en que proceder¨¢ a la exhumaci¨®n y traslado del cad¨¢ver de Franco, pero el Gobierno ya ha desvelado la fecha: el 24 de octubre, jueves. A¨²n no se sabe si esta operaci¨®n se har¨¢ por carretera o mediante helic¨®ptero, aunque esta ¨²ltima parece ser la opci¨®n m¨¢s plausible.
La vigilancia policial en el camposanto de El Pardo se mantiene tanto de d¨ªa como de noche. La dotaci¨®n de dos furgonetas de antidisturbios est¨¢ apostada a la entrada del cementerio. Un coche patrulla custodia el pante¨®n de Patrimonio del Estado que albergar¨¢ a Franco. Y otros coches policiales est¨¢n apostados al fondo del peque?o cementerio. El pasado viernes, agentes de la Unidad de Subsuelo inspeccionaron y sellaron las alcantarillas de la zona.
El despliegue policial resulta ins¨®lito e imprime cierta dureza a un paraje verde, cuajado de encinas y surcado por el vuelo de petirrojos, rabilargos y gorriones. Ayer, decenas de ciclistas paseaban por el monte de El Pardo, un tanto extra?ados por la presencia de los uniformados.
¡°Lo siento, pero no pueden hacer ninguna foto del pante¨®n. Son ¨®rdenes de Presidencia del Gobierno¡±, se justificaba el inspector jefe del equipo policial, a la vez que ped¨ªa al reportero gr¨¢fico que se mantenga alejado de la puerta de entrada al recinto.
A este cementerio se llega tras pasar el n¨²cleo urbano de El Pardo, lleno de restaurantes, y la colonia de Mingorrubio. El acceso se hace por una carretera sin salida, que muere justo a la entrada del camposanto, donde tambi¨¦n tienen su ¨²ltima parada dos l¨ªneas de autobuses interurbanos. La colonia de Mingorrubio fue construida en los a?os sesenta del siglo pasado, para albergar a los miembros de la escolta de Franco, por el arquitecto Diego M¨¦ndez Gonz¨¢lez.
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