El tren lleno de la Espa?a vac¨ªa
En una campa?a corta los candidatos nacionales aplican el mismo criterio que las urgencias m¨¦dicas: el triaje.
Mucho antes de que abran, ya hay cola en el Reina Sof¨ªa. Anuncian una exposici¨®n titulada Po¨¦ticas de la democracia pero nuestro destino es la estaci¨®n de Atocha. En el and¨¦n espera ya el tren a Huelva (22 paradas) que pasa por Extremadura. Arranca medio lleno ¡ªel puente de los Santos¡ª y acaba de llenarse en Legan¨¦s, acaso para hacer bueno aquel dicho sobre la emigraci¨®n: ¡°Extremadura dos: M¨®stoles y Alcorc¨®n¡±. El convoy es di¨¦sel porque no hay catenaria en toda esta red y tarda cuatro horas en recorrer los 300 kil¨®metros que hay entre Madrid y C¨¢ceres. Eso si todo sigue el horario previsto. ¡°Es lo normal¡±, afirma el revisor, que lamenta que solo trasciendan los casos en los que hay aver¨ªas. ¡°Uno de treinta, sobre todo en verano. Y en tramos de una sola v¨ªa. Y, bueno, en unidades antiguas¡±, remata usando la jerga del gremio.
La culpa ¡ª¡°con perd¨®n¡±¡ª la tiene la prensa, que alarma a los viajeros: ¡°Igual que en Catalu?a. No estar¨¢ ardiendo toda, ?no? Es lo que ense?an¡±. A su lado lo certifica un viajero ¡ª¡°no independentista¡±¡ª que viene de Miami (Tarragona) y que baja a fumar en Talavera con permiso de la autoridad porque llevamos cierto adelanto. ¡°?Ves?¡±, subraya el revisor, que de vuelta a la marcha ense?a al respetable de mayor edad a usar las m¨¢quinas de bebidas. O, mejor dicho, la m¨¢quina: la de agua no funciona. No hay cafeter¨ªa.
Va cayendo gente al rellano de los Aquarius y las patatas fritas y alguien saca el tema de las elecciones. El revisor se marcha ¡°por si las moscas¡± y el ambiente electoral se desinfla. Lo mismo pasa fuera del tren a medida que te alejas de los centros de mando. En una campa?a corta los candidatos nacionales aplican el mismo criterio que las urgencias m¨¦dicas: el triaje. Es decir, la atenci¨®n a los enfermos seg¨²n su gravedad, en su caso, las comunidades aut¨®nomas con m¨¢s diputados en juego: 61 en Andaluc¨ªa, 48 en Catalu?a, 37 en Madrid¡ En Extremadura se eligen 10 y en abril la mitad se la llev¨® el PSOE. Es posible, no obstante, que parte de los votos de las capitales correspondan a emigrantes extreme?os. Y son muy suyos. Entre Ceclav¨ªn ¡ªun pueblo cacere?o¡ª y Granollers ¡ªuna ciudad barcelonesa¡ª, y a modo de cord¨®n umbilical, circul¨® regularmente durante a?os un autob¨²s cargado de abuelos y de patatera. Acaban de ampliar el cementerio del primero, tan concurrido estos d¨ªas: muchos de los que se fueron vuelven para ser enterrados donde nacieron.
A la altura de Plasencia aparecen y desaparecen las obras del futuro AVE, la eterna promesa en una tierra que se apa?ar¨ªa con un par de Talgos puntuales y papel en los ba?os, esas peque?as cosas que engrandecen una democracia. Paul Morand dec¨ªa que cab¨ªa esperar m¨¢s de un billete de tren que de uno de loter¨ªa. Si vas a Extremadura el azar es el mismo en los dos casos. Veremos qu¨¦ da de s¨ª una papeleta de voto. El tren llega a C¨¢ceres con puntualidad.?
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