La ultraderecha espa?ola da un salto hacia la media de la UE, sin sufrir cord¨®n sanitario
La relaci¨®n de las fuerzas moderadas con las extremistas es la clave de b¨®veda de la pol¨ªtica europea
El salto hacia adelante de Vox en las elecciones legislativas ha sido impresionante, pero el lugar de aterrizaje es ni m¨¢s ni menos que la media de la ultraderecha de Europa noroccidental. El 15% obtenido por la formaci¨®n nacionalista espa?ola se sit¨²a en el centro de la horquilla reciente de partidos comparables en t¨¦rminos de apoyo popular: Alternativa para Alemania obtuvo un 12% en las ¨²ltimas legislativas (2017); la formaci¨®n de Marine Le Pen, un 13% (2017, primera ronda); la Liga de Salvini, 17% (2018); los ultras austriacos, el 16% (el pasado septiembre); los finlandeses, un 17% (en abril); los suecos, otro 17% (en 2018) y los holandeses rondan en el 15% entre el partido de Wilders y F¨®rum para la Democracia.
Para aclarar el cuadro, debe notarse que Salvini y Le Pen tuvieron resultados mucho m¨¢s potentes en las europeas de mayo (34% y 23% respectivamente). Que en Italia hay otra formaci¨®n de ultraderecha (Hermanos de Italia, 6% en las europeas); que en Francia, debido al sistema electoral, Le Pen tiene muy escasa representaci¨®n parlamentaria; que en Alemania, como ahora en Espa?a, la ultraderecha es tercera fuerza parlamentaria.
Una vez establecido ese marco general, pueden destacarse elementos claramente diferenciales entre Vox y esas formaciones ideol¨®gicamente hermanas (aunque situadas en otros grupos parlamentarios en Estrasburgo). El primer dato es obviamente la velocidad del ascenso: Vox duplica esca?os desde las elecciones de abril de este a?o y pasa de la irrelevancia a tercer partido en el Congreso en un abrir y cerrar de ojos pol¨ªtico. La mayor¨ªa de los partidos de la misma ¨®rbita tuvieron que recorrer largos caminos hasta llegar a semejante nivel de pujanza. Varios de ellos pulieron un poco su ret¨®rica y mejoraron sus cuadros directivos en ese recorrido. El Parlamento espa?ol, en cambio, pasa en pocos meses de excepci¨®n europea sin derecha radical (junto con otros pocos) a situarse en la media (con todas las consecuencias de la nula trayectoria institucional anterior de Vox).
El segundo dato es quiz¨¢ la cuesti¨®n m¨¢s trascendental de la pol¨ªtica europea actual: el cord¨®n sanitario a la ultraderecha. Este sigue vigente en Alemania, Francia, Holanda y Suecia. No es as¨ª en Italia, Austria y Finlandia. En Espa?a, el Partido Popular no ha establecido ning¨²n cord¨®n hacia Vox, que por tanto goza de un margen pol¨ªtico del que no disfrutan sus partidos hermanos en los dos pa¨ªses de referencia continental ¡ªFrancia y Alemania¡ª. En este ¨²ltimo, Angela Merkel se halla bajo creciente presi¨®n desde las filas de su propio partido para cambiar esta pol¨ªtica, pero de momento no da se?ales de ceder.
La relaci¨®n de las fuerzas moderadas con las extremistas es la clave de b¨®veda de la pol¨ªtica europea en m¨²ltiples materias. La estrategia de los partidos moderados para contener su avance ha sido muy variada: algunos han asumido parte considerable de sus ideas ¡ªespecialmente en materia migratoria¡ª; otros han intentado ablandarlos coopt¨¢ndolos en coaliciones; otros han marcado distancias, con cord¨®n y sin virar hacia sus ideas.
En tercer lugar, hay diferencias que residen en el contexto nacional. La virulencia de la cuesti¨®n catalana es un agitador que cambia la ecuaci¨®n de Vox con respecto al entorno; tambi¨¦n constituye un factor la mayor juventud de la democracia espa?ola.
En la Euroc¨¢mara, Vox decidi¨® asociarse al grupo de los ultraconservadores polacos, que incluye adem¨¢s a la derecha extrema sueca, y eludi¨® asociarse con Salvini y Le Pen. Sin embargo, es evidente que comparten la misma nebulosa pol¨ªtica, que beben de la influencia del trumpismo y que su tan importante presencia en las Cortes marca un antes y despu¨¦s en la democracia espa?ola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.