El ¨²ltimo jornal de Said Aballa
El caso del inmigrante cuyo cad¨¢ver fue abandonado por su contratador en un centro de salud expone la precariedad de los temporeros

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Llueve de forma torrencial sobre la alfombra de 66 millones de olivos que cubre la provincia de Ja¨¦n. El agua encharca los tajos y paraliza la campa?a de recolecci¨®n de la aceituna. Hinojares, con apenas 300 habitantes, parece un pueblo fantasma. En el bar de la plaza del Ayuntamiento cuatro agricultores ocupan su asueto con el tapeo del medio d¨ªa. Entre ellos est¨¢ Francisco Moreno Esc¨¢mez, que evita hacer declaraciones y parece mostrarse ajeno al suceso por el que esta semana ha sido detenido: abandonar en la camilla de un centro de salud el cuerpo de Said Aballa, un temporero saharaui que muri¨® mientras trabajaba para ¨¦l. El hombre, de 31 a?os, falleci¨® de un infarto mientras recog¨ªa aceitunas, seg¨²n revel¨® la autopsia.
Los caminos de Said y este empresario agr¨ªcola de 34 a?os se cruzaron en la vecina localidad de Pozo Alc¨®n (4.700 habitantes), adonde Moreno acudi¨® en busca de braceros para recoger la aceituna de sus olivos. Opt¨® por la v¨ªa m¨¢s r¨¢pida e irregular. Se fue a la plaza del pueblo y reclut¨® a los dos primeros inmigrantes sin papeles que encontr¨®. Uno de ellos era Said Aballa, de 31 a?os y originario del S¨¢hara occidental, que pese a llevar varios a?os en Espa?a (migr¨® en solitario cuando era menor de edad) no ten¨ªa regularizada su situaci¨®n en Espa?a.
¡°Ahora queremos llevarlo cuanto antes al S¨¢hara porque est¨¢ la familia llorando mucho y destrozada, pero m¨¢s tarde claro que vamos a pedir que se investigue m¨¢s en profundidad qu¨¦ ha ocurrido¡±, comenta El Hassan Aiffi, cu?ado de la v¨ªctima, que, junto a su mujer y otra hermana de Said, lleva toda la semana en el Anat¨®mico Forense de Ja¨¦n esperando que acaben los tr¨¢mites burocr¨¢ticos que permitan repatriar el cad¨¢ver. ¡°Y creo que el empresario tambi¨¦n deber¨ªa ayudar en los gastos de repatriaci¨®n [unos 3.000 euros] porque abandon¨® el cuerpo y desapareci¨®¡±, apostilla El Hassan.
En libertad con cargos por un delito contra los derechos de los trabajadores, Francisco Moreno cultiva una actividad pol¨ªtica que ha salido a la luz tras el incidente. Fue apoderado de Vox en las ¨²ltimas elecciones generales y concejal del PP durante varios a?os. Algunos activistas, sindicatos y partidos han se?alado motivaciones ideol¨®gicas en su forma de actuar. ¡°No es un caso aislado, existe mucha insolidaridad y rechazo social hacia los migrantes, que casi siempre vienen a ocupar puestos que no quieren desempe?ar los espa?oles¡±, indica el fiscal Crist¨®bal F¨¢brega, tambi¨¦n portavoz de Red Ja¨¦n Ciudad Abierta, uno de los colectivos que ha denunciado la precariedad laboral a la que se somete a los temporeros. ¡°El caso est¨¢ promovido por los discursos antiinmigraci¨®n de fuerzas pol¨ªticas en auge¡±, dice Juan Francisco Cazalilla, secretario del PCE en Ja¨¦n. La Fiscal¨ªa tendr¨¢ que estudiar si atribuye al empresario una responsabilidad penal por la muerte de Said, como solicita CC OO.
Pozo Alc¨®n ha experimentado durante esta campa?a un incremento inusual de inmigrantes, principalmente magreb¨ªes, en busca de trabajo en el campo. Muchos vecinos denunciaron un aumento de la delincuencia y de la ocupaci¨®n ilegal de viviendas por los temporeros y el alcalde Iv¨¢n Cruz (PSOE) decidi¨® pedir a la Subdelegaci¨®n del Gobierno que reforzara la seguridad en el pueblo. ¡°Ha existido un efecto llamada, pero la situaci¨®n ya parece normalizada¡±, afirm¨® el regidor.
El alcalde conden¨® la acci¨®n del empresario, pero la reacci¨®n del Ayuntamiento a la muerte del temporero fue dejar claro que Pozo Alc¨®n no era un municipio de acogida. As¨ª lo expres¨® el Consistorio en su p¨¢gina de Facebook, donde tambi¨¦n puede leerse que una de las iniciativas adoptadas tras la muerte de Said fue comprar billetes de autob¨²s ¡°para la salida de nuestro pueblo de personas inmigrantes que se encontraban en el municipio sin trabajo y sin recursos¡±. ¡°Pozo Alc¨®n no es un municipio de acogida, ni lo ha sido nunca¡±, se dice en la p¨¢gina.
¡°Todo vale¡±
Tanto los sindicatos como los vecinos asocian la llegada de mano de obra for¨¢nea con una percepci¨®n generalizada de que los empresarios locales emplean sin muchos reparos a inmigrantes en situaci¨®n irregular. Un empresario, que prefiere omitir su nombre, justifica la pr¨¢ctica por el peque?o tama?o de las explotaciones del pueblo, con prevalencia de minifundios, que requieren solo de mano de obra durante unos pocos d¨ªas. ¡°Hoy por hoy todo vale, y los empresarios se est¨¢n aprovechando de ello¡±, censur¨® Capilla Vega, de UGT Ja¨¦n.
Los sindicatos demandan m¨¢s recursos de la Inspecci¨®n de Trabajo contra la precariedad laboral en los tajos. En la provincia, la mayor productora de aceite de oliva del mundo, solo hay una decena de inspectores. En la ¨²ltima campa?a apenas se impusieron medio centenar de sanciones y ninguna relacionada con la explotaci¨®n de inmigrantes.
A los trabajadores en situaci¨®n irregular empleados en el campo de Ja¨¦n se les suele pagar menos de lo que corresponde ¡ªunos 50 euros por siete horas de jornal, frente a los 65 que marca el convenio¡ª y se les expone a una mayor precariedad y explotaci¨®n. Muchos acaban refugiados en soportales, cajeros autom¨¢ticos y en la estaci¨®n de autobuses del pueblo, donde se quejan de sus condiciones laborales y del desinter¨¦s de los empresarios por facilitarles alojamientos dignos durante la campa?a.
Seis a?os sin Tidiany
El caso de Pozo Alc¨®n ha coincidido con el de otro propietario agr¨ªcola de Orcera, tambi¨¦n en Ja¨¦n, acusado de agredir con una navaja a un temporero de Mal¨ª que se neg¨® a recoger la aceituna de una zona en pendiente sin contar con medidas de seguridad. La muerte de Said tambi¨¦n trae a la memoria a Tidiany Coulibaly, un maliense de 22 a?os que desapareci¨® en las Navidades de 2013, tras una discusi¨®n con su patr¨®n. Aunque el cuerpo de Tidiany nunca lleg¨® a aparecer, hace tres a?os se juzg¨® al empresario que lo hab¨ªa empleado, pero la Audiencia Provincial lo absolvi¨® por falta de pruebas. S¨ª fue condenado ¡ªa dos a?os y medio de c¨¢rcel que no lleg¨® a cumplir¡ª por delitos contra los derechos de los trabajadores, de obstrucci¨®n a la justicia y de defraudaci¨®n de fluido el¨¦ctrico.
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