El efecto Neymar
PP y VOX llevan semanas rodando por el c¨¦sped llev¨¢ndose la mano a Espa?a, que se les rompe; pidiendo camilla, expulsiones, agitando al p¨²blico
Cuando ETA hac¨ªa explotar bombas, su brazo pol¨ªtico explotaba el lenguaje. Estaban bien sincronizados. Los asesinos mataban y sus delegados pol¨ªticos cog¨ªan el diccionario y formulaban expresiones fabulosas para no llamarlos asesinos. Llamar a alguien algo da trabajo, pero no llam¨¢rselo es tremendo. As¨ª ech¨® la izquierda abertzale los a?os, tanto y tan bien que raro es que ninguno de sus l¨ªderes m¨¢s ilustres acabase con sill¨®n en la RAE. No llamar ¡°banda terrorista¡± a una banda terrorista durante cuarenta a?os de atentados tiene un m¨¦rito dudoso que nadie en Espa?a supo valorar en su momento. ?Y ahora qu¨¦? Podr¨ªan, pero tampoco. Quiz¨¢ no lo entienda, pero todo lo que diga en la tribuna del Congreso Mertxe Aizpurua, as¨ª sea un discurso que pudiese proclamar cualquiera, est¨¢ viciado por la falta de una premisa fundamental que tanto sirve para andar por la pol¨ªtica como para andar por la vida.
Por eso, cuando habla Bildu en el Congreso cada uno es muy due?o de ausentarse, como Abascal, o hacer el rid¨ªculo, como Su¨¢rez Illana. De lo que no es due?o es de convertir la c¨¢mara en un estercolero, que es en lo que se convirti¨® cuando trataba de hablar la diputada independentista. Bildu lleva muchos a?os en el Congreso de los Diputados y ha dado muchos discursos all¨ª; nunca levant¨® tanta ira y la raz¨®n no es su partido, sino el Gobierno. El d¨ªa anterior ya varios diputados de PP y Vox hab¨ªan insultado, gritado, pataleado e interrumpido los discursos de S¨¢nchez. Perturba la imagen de se?ores bien entrados en a?os, trajeados, bien pagados, la mayor¨ªa de los cuales no pega all¨ª un palo al agua, gritar ¡°?sinverg¨¹enza!¡± o ¡°?ladr¨®n!¡± o ¡°?asesinos!¡± en medio del discurso de un colega suyo, tan representante de ciudadanos con los mismos derechos que los suyos, y luego echar la espalda atr¨¢s, con gesto travieso, re¨ªrse con el vecino de asiento y buscar con la mirada la complicidad del l¨ªder o sus acompa?antes, en plan justificar su presencia all¨ª, m¨¢s como alborotador que como diputado, pero presencia al fin y al cabo. Todo forma parte del efecto Neymar, esos diputados que llevan semanas rodando por el c¨¦sped llev¨¢ndose la mano a Espa?a, que se les rompe; pidiendo camilla, expulsiones, agitando al p¨²blico. La derecha del aspaviento.
Luego est¨¢ In¨¦s Arrimadas, portavoz de Ciudadanos. Moviendo sus divisiones invisibles en el tablero de la pol¨ªtica nacional; mandando y exigiendo, plet¨®rica.
¡ª?Que los seis de Albacete bloqueen ese recurso y salgan en su ayuda nuestros doce diputados de Valencia!
¡ªIn¨¦s, pero si en Albacete no tenemos esca?o.
Sac¨® un cartel, por supuesto. ¡°Me diste carteles por primera vez hace un a?o / me llamaron la chica de los carteles¡±. Est¨¢ un poco cambiado y es de T. S. Eliot en La tierra bald¨ªa, t¨ªtulo que de alguna manera anticip¨® al Ciudadanos actual, un partido sin causa, como James Dean. El cartel era para meterse con Adriana Lastra y su ausencia, o presunta ausencia, de curr¨ªculum (no lo s¨¦ ni me interesa, estoy yo para hablar de curr¨ªculum, que tuve que ir a Google para ver c¨®mo se escribe la palabra: hab¨ªa puesto curr¨ªculun y no me sonaba nada; imag¨ªnenme ahora llegando a una entrevista de trabajo: ¡°Les traigo mi curr¨ªculun¡±); bueno, pues el cartel era lo de menos, quiero decir. Lo impresionante es el gesto: un cartel enorme que pone en grande Adriana Lastra y Arrimadas se?alando a Adriana Lastra y dici¨¦ndole ¡°t¨², t¨²¡± gui?¨¢ndole el ojo porque, como Lastra no tiene carrera, igual pens¨® que no sab¨ªa leer. En fin, es todo muy complicado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.