¡°Nunca antes hab¨ªa habido este destrozo, con ese mar tan fuerte¡±
Recorrido por el caos, las inundaciones y la destrucci¨®n material que Gloria ha causado a su paso por la costa de Oliva, D¨¦nia y X¨¤bia
Asomarse a la playa era jugarse el tipo. El viento soplaba tan fuerte y las olas bat¨ªan con tal virulencia, alcanzando m¨¢s de seis metros de altura, que este lunes por la ma?ana era casi imposible salir de cualquiera de los accesos al mar en los n¨²cleos costeros de Oliva y D¨¦nia para llegar a la playa. A pesar de ello, dos familias estaban observando la infrecuente bravura del Mediterr¨¢neo en Las Marinas de D¨¦nia (Alicante) cuando sus coches quedaron s¨²bitamente atrapados en la arena. Al poco, y sin poder darse ni cuenta, se vieron cubiertos hasta la cintura por el agua. Hubo un momento de alarma, pero finalmente las dos familias, una de ellas extranjera, pudieron abandonar los coches.
La marejada provocada por la borrasca Gloria se ha comido playas y ha arrastrado arena, algas, ca?as, maderos, bidones e incluso boyas centenares de metros adentro en la costa valenciana. En la segunda l¨ªnea, las Marinas de D¨¦nia est¨¢n anegadas. En otro municipio de la zona, Oliva, uno de los n¨²cleos indultados por la Ley de Costas de 2013 y en los que se permiti¨® mantener edificaciones pegadas a la playa, un vecino cuya casa linda casi con el agua ped¨ªa: ¡°No saquen, por favor, esas im¨¢genes que [Direcci¨®n General de] Costas nos quitar¨¢ m¨¢s terreno¡±. Varias de sus calles parec¨ªan este lunes una prolongaci¨®n de la playa, si bien el agua no lleg¨® a entrar en las casas, salvo en alguna de la primera l¨ªnea. ¡°Yo esto no lo hab¨ªa visto nunca. Tal vez en 1982. Es incre¨ªble y la mar a¨²n ha de estar m¨¢s alta¡±, suspiraba Teresa en una de las escasas cafeter¨ªas abiertas.
Planchas met¨¢licas
Las plantas bajas de los inmuebles del peque?o paseo mar¨ªtimo del Puerto de X¨¤bia se han echado a perder. Diego trabaja en La Bodeguita, un restaurante ubicado en ese frente de la tur¨ªstica localidad alicantina que ahora se ha convertido en pedregal. ¡°Nunca antes hab¨ªa habido este destrozo, con ese mar tan fuerte¡±, comentaba Diego mientras recog¨ªa los restos del naufragio. El mar ha destrozado los locales y las plantas bajas del paseo a pesar de las tablas de madera y las planchas de metal que hab¨ªan puesto los vecinos en prevenci¨®n de la tormenta. Fue en balde. El agua arrastr¨® hasta la barra de La Bodeguita todo tipo de enseres, piedras y la carpinter¨ªa met¨¢lica de las terrazas. ¡°E incluso una pareja de cormoranes que hemos podido sacar vivos¡±, se?alaba Diego. ¡°Ya he enviado fotos al seguro pero este destrozo tardar¨¢ mucho en arreglarse¡±, agregaba.
La fuerza del viento levant¨® olas que no se recuerdan en la zona, y entre las seis y las ocho de la ma?ana, sobre todo, el mar se llev¨® por delante buena parte del dique que forma la escollera. ¡°Es la primera vez que entra el agua as¨ª, arrastrando esas piedras¡±, confirmaba Ana Catal¨¢n, que vive en la primera planta y es propietaria del local La Trattoria, reventado por las olas y las piedras.
¡°La playa ha saltado el dique de arena que se hab¨ªa construido¡±, contaba Mar¨ªa del Mar Cholbi, cocinera en uno de los colegios ingleses emplazados en esta poblaci¨®n de 27.225 habitantes, el 53,1% extranjeros. Varios agentes de la Guardia Civil advert¨ªan del peligro de acercarse a ver el mar, de los ¡°turistas de temporales¡±, mientras imped¨ªan el paso al paseo del Puerto.
El indultado n¨²cleo de Serra Grossa se anega pero resiste
Paredes derribadas, balaustradas destrozadas, carreteras llenas de cascotes y barro. El paisaje que deja el temporal junto a los edificios de primer¨ªsima l¨ªnea de mar situados en las faldas de la Serra Grossa de Alicante es desalentador. Sin embargo, los vecinos de la zona aseguran que el vendaval de lluvia y oleaje que han sufrido esta noche no ha sido el peor que han vivido. ¡°Hace un a?o fue mucho peor¡±, asegura Gloria, vecina del edificio Helios desde hace m¨¢s de 20 a?os. ¡°El paseo est¨¢ muy afectado, pero esta vez, las olas no han llegado hasta la fachada¡±.
Gloria vive en un apartamento que apenas se levanta unos metros del nivel del agua. El mar est¨¢ a menos de 10 metros de su balc¨®n. Su edificio, como el de todos los de la fachada mar¨ªtima que une Alicante con la playa de la Albufereta, qued¨® a salvo de la Ley de Costas tras su ¨²ltima modificaci¨®n, emprendida en 2013 por el entonces ministro de Agricultura, Alimentaci¨®n y Medio Ambiente Miguel Arias Ca?ete. ¡°Ha habido mucho ruido toda la noche¡±, se?ala, ¡°pero nada extraordinario¡±. Parte de ese ruido proced¨ªa de las rocas levantadas por el temporal, que han quedado a merced en la orilla como en una playa para gigantes. ¡°Cada vez que hay temporal sufrimos destrozos¡±, lamenta, ¡°el paseo se rompe y nadie viene a arreglarlo¡±. Con todo, lo peor son las bromas que ha tenido que aguantar a causa de la coincidencia de su nombre con el de la borrasca, r¨ªe Gloria.
Un poco m¨¢s al norte de su edificio est¨¢ la playa de la Albufereta, que ha aguantado bastante bien los embates del temporal. En este peque?o arenal de las afueras de Alicante, que siempre desaparece despu¨¦s de grandes episodios de lluvia, se han reunido hoy varios surfistas. Susan, residente en la zona, ha venido a acompa?ar a su hijo de 16 a?os, que pelea contra un mar que se ha apaciguado considerablemente. ¡°Ha bajado mucho el oleaje, pero esta ma?ana estaba la playa llena de gente con sus tablas, hay que aprovechar las olas¡±.
Hacia el otro lado, en direcci¨®n a Alicante, cuya playa urbana, el Postiguet, s¨ª est¨¢ medio arrasada y llena de peque?as monta?as de algas, est¨¢ el Hotel Albah¨ªa, tambi¨¦n a salvo de Costas. En su cafeter¨ªa, con unos enormes ventanales que pr¨¢cticamente cuelgan sobre el mar, los clientes almuerzan tranquilamente. Una empleada del establecimiento tambi¨¦n resta importancia a la tormenta de esta noche, pero advierte de los da?os que ha sufrido la zona de la piscina, en la que se ha derrumbado un muro. ¡°Esta ma?ana, la Polic¨ªa ha tenido que desviar el tr¨¢fico, porque los coches no pod¨ªan salir a la carretera¡± por la v¨ªa de acceso habitual, que est¨¢ llena de escombros, de piedras, de charcos y barro.
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