Marlaska imprime su sello en Interior: ¡°Ni pena ni miedo¡±
El ministro asume las complejidades del nuevo Gobierno de coalici¨®n rodeado de personas leales en las que refugiarse de las cr¨ªticas
Nada m¨¢s llegar al estadio donde se iba a celebrar su primer acto oficial, el nuevo ministro del Interior se?al¨® una mesa peque?a cubierta por un pa?o azul y pregunt¨®:
¡ª?Qu¨¦ hace ah¨ª ese crucifijo?
Sus colaboradores le explicaron que era all¨ª donde ten¨ªan que jurar el cargo los 1.298 nuevos polic¨ªas y que por eso, junto a la cruz, hab¨ªa un ejemplar abierto de la Constituci¨®n. Fernando Grande-Marlaska, que solo unos d¨ªas antes hab¨ªa dejado su puesto como magistrado en la Audiencia Nacional para incorporarse al primer Gobierno de Pedro S¨¢nchez, dict¨® entonces una sentencia r¨¢pida:
¨CQu¨ªtenlo.
Y a continuaci¨®n, como queriendo dejar clara su impronta desde el principio, pronunci¨® una frase para enmarcar: ¡°Nada puede hacerle sombra a la Constituci¨®n¡±.
Aquella escena se produjo el 14 de junio de 2018, en ?vila, y fue el estreno como pol¨ªtico del juez Grande-Marlaska (Bilbao, 57 a?os). Lo que ha sucedido desde entonces ya se sabe. Aquel gobierno de autor que construy¨® S¨¢nchez tras derribar a Mariano Rajoy dur¨® lo que dur¨®, y el actual gabinete, perge?ado a partir del acuerdo con Unidas Podemos, depende en buena parte del apoyo nacionalista. No faltan quienes todav¨ªa se asombran al ver sentado en el banco azul, apretujado entre tantos ministros de tan variopinta procedencia, a quien durante 30 a?os de carrera en la judicatura se encuadr¨® en el sector conservador, no en vano en 2013 fue designado vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del Partido Popular (PP).
De hecho, todav¨ªa el pasado lunes, en el transcurso de la primera comisi¨®n de Interior de la actual legislatura, la diputada de Vox Macarena Olona resumi¨® en una frase el discurso recurrente de la derecha ante quien hasta hace poco consideraba uno de los suyos: ¡°Quienes le hemos admirado por su trayectoria, hoy no vemos al t¨¦cnico que usted era y se nos hiela la sangre viendo al pol¨ªtico en el que se ha convertido¡¡±.
Seg¨²n cuentan algunos de sus colaboradores, Grande-Marlaska ha tenido que soportar reproches parecidos en los ¨²ltimos tiempos, incluso en alg¨²n restaurante de carretera donde una se?ora, que se confes¨® muy de derechas, lo puso de vuelta y media. ¡°Suele encajar ese tipo de situaciones con muy buen talante¡±, explica uno de sus colaboradores, ¡°pero se nota que le afectan. Fernando es una persona emp¨¢tica, que necesita sentir apoyo a su alrededor. Es adem¨¢s muy celoso de su imagen y no lleva bien las cr¨ªticas¡±.
Pero, m¨¢s all¨¢ de los abrazos rotos, lo que la comisi¨®n de Interior del pasado mi¨¦rcoles puso de manifiesto es que el discurso sobre pol¨ªtica migratoria de Grande-Marlaska ya est¨¢ provocando las primeras fricciones con Podemos. La formaci¨®n de Pablo Iglesias considera que el aumento de las deportaciones a Mauritania para aliviar la presi¨®n en Canarias o su defensa de las devoluciones en caliente hacia Marruecos violan el acuerdo de gobierno. Por si fuera poco, durante la comparecencia, pronunci¨® una frase un tanto confusa que hizo sonar las alarmas: ¡°La violencia [de los migrantes contra las fuerzas de seguridad] es un l¨ªmite al ejercicio de los derechos fundamentales¡±.
Todas las miradas se han vuelto hacia un ministro at¨ªpico en una situaci¨®n at¨ªpica. Hay dos preguntas clave que solo los m¨¢s cercanos a ¨¦l pueden responder. En la primera de ellas ¡ª?se siente c¨®modo Grande-Marlaska en el actual gabinete de S¨¢nchez?¡ª, hay unanimidad. ¡°S¨ª, est¨¢ c¨®modo¡±, dice con rotundidad uno de sus m¨¢s estrechos colaboradores, ¡°primero porque se siente muy agradecido a Pedro S¨¢nchez, que lo llam¨® cuando ya hab¨ªa agotado pr¨¢cticamente su camino en la carrera judicial y que ahora le ha renovado su confianza. Le gusta ser ministro y est¨¢ convencido de que ahora s¨ª conoce un ministerio que es muy complicado, tal vez el m¨¢s complicado¡±.
Sobre la segunda pregunta ¡ª?ser¨¢ capaz de controlar un ministerio as¨ª de complicado en solitario, sin tener pr¨¢cticamente v¨ªnculos con el PSOE y con la oposici¨®n de Podemos?¡ª, hay divisi¨®n de opiniones. No est¨¢ de m¨¢s tener en cuenta que, durante su primer a?o y medio al frente de Interior, las cosas no le han resultado f¨¢ciles y que, a pesar de la empat¨ªa de la que hace gala, no ha dudado en recurrir al escarmiento cuando se ha sentido traicionado. El caso m¨¢s sonado se produjo apenas dos meses despu¨¦s de llegar al ministerio. Grande-Marlaska destituy¨® por ¡°p¨¦rdida de confianza¡± al coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel S¨¢nchez Corb¨ª. El ministro sinti¨® que Corb¨ª, sin duda en aquel momento el oficial m¨¢s medi¨¢tico de la unidad m¨¢s medi¨¢tica de la Guardia Civil, le estaba echando un pulso al filtrar supuestamente un correo electr¨®nico en el que ordenaba parar las operaciones m¨¢s sensibles por falta de fondos reservados. El ministro llam¨® a Corb¨ª a su despacho, lo escuch¨®, no le convenci¨® su explicaci¨®n de los hechos y lo destituy¨®.
La versi¨®n oficial fue que la destituci¨®n se produjo a propuesta del entonces director de la Guardia Civil, F¨¦lix Az¨®n, y con el benepl¨¢cito de la entonces secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella. Ni Az¨®n ni Botella contin¨²an en sus puestos en la nueva etapa de Grande-Marlaska al frente de Interior. Sus amigos y colaboradores m¨¢s cercanos coinciden en que para el hasta ahora juez es fundamental la lealtad, y de ah¨ª que su nuevo equipo est¨¦ formado por personas de su m¨¢s absoluta confianza. ¡°Fernando se considera un hombre de resultados y de eficacia¡±, dice uno de sus mejores amigos, ¡°y por eso no quiere versos sueltos en su equipo¡±.
El propio ministro, en su libro autobiogr¨¢fico Ni pena ni miedo (Ariel), da algunas pistas sobre su car¨¢cter que ya han notado en Interior. ¡°Ellos [en referencia a sus amigos] aguantan tambi¨¦n mis peores defectos. El orgullo es uno de ellos. Mi susceptibilidad debe de ser muy molesta a veces: con facilidad me siento herido, no doy f¨¢cilmente mi brazo a torcer. No s¨¦ c¨®mo me soportan. Y me gusta hablar sin que me interrumpan. Mi propio marido lo denuncia¡±. En el p¨¢rrafo siguiente, Grande-Marlaska explica: ¡°Tengo un grupo de amigas a quienes le agrada sobremanera que yo reconozca la importancia del laicismo, la separaci¨®n Iglesia-Estado, mi posici¨®n frente al nacionalismo, sentirme deudor de la filosof¨ªa pol¨ªtica francesa¡±. Y luego a?ade que su segundo grupo de amigos, ¡°muy querido tambi¨¦n, tiene tendencias ideol¨®gicas un poco distintas¡±. Tal vez por eso, aquel d¨ªa en ?vila, Grande-Marlaska orden¨® que quitaran el crucifijo, pero dej¨® que el capell¨¢n rezara un responso por los polic¨ªas ca¨ªdos. En ese t¨¦rmino medio, impredecible muchas veces, se sit¨²a el ministro. En su mu?eca derecha lleva tatuado su lema ¡ªni pena ni miedo¡ª para no olvidar de d¨®nde viene y lo que le cost¨® llegar. En la izquierda, un reloj digital de ¨²ltima generaci¨®n.
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