Por qu¨¦ las mujeres sufren m¨¢s enfermedades autoinmunes
La fuerza de la respuesta inmunol¨®gica depende del sexo en todos los mam¨ªferos. Los machos tienen un sistema inmune m¨¢s d¨¦bil y son m¨¢s susceptibles a las infecciones, las hembras lo tienen m¨¢s poderoso
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Todo el mundo le pide a la ciencia que resuelva los problemas, pero casi nadie percibe que eso requiere entenderlos primero. Por eso la ciencia b¨¢sica es fundamental para que exista la ciencia aplicada, la f¨ªsica para que exista la computaci¨®n, la qu¨ªmica para la farmacolog¨ªa, la biolog¨ªa para la medicina, la neurociencia para la educaci¨®n.
Pese a su escasa popularidad, las enfermedades autoinmunes son muy importantes. La artritis reumatoide, la diabetes de tipo I, la esclerosis m¨²ltiple y el lupus son solo cuatro de ellas, y hay otras 80 que sepamos hasta ahora, la mayor¨ªa incurables. En conjunto afectan al 10% de la poblaci¨®n mundial (900 millones de personas) y la mayor¨ªa de los afectados son mujeres (600 millones de personas).
No estamos hablando de una enfermedad rara, sino de una familia de patolog¨ªas que condicionan la vida de mucha gente, y en especial de las mujeres. Todas las enfermedades autoinmunes se deben a que los anticuerpos, que normalmente atacan a los agentes extra?os y a las c¨¦lulas tumorales, empiezan por alguna raz¨®n a revolverse contra un tipo u otro de c¨¦lulas normales del cuerpo. Algunas atacan a un solo ¨®rgano y otras son m¨¢s sist¨¦micas.
Que las mujeres sufran m¨¢s enfermedades autoinmunes que los hombres no es ninguna peculiaridad humana. La fuerza de la respuesta inmune depende del sexo en todos los mam¨ªferos. Los machos tienen un sistema inmune m¨¢s d¨¦bil y son m¨¢s susceptibles a las infecciones, las hembras lo tienen m¨¢s poderoso y sufren m¨¢s enfermedades autoinmunes. Una hip¨®tesis generalizada, basada en el pensamiento evolutivo, es que las hembras tienen un sistema inmune reforzado para defender a los fetos. Pero, como le dijo Francis Crick a Stephen Jay Gould: ¡°Lo peor de los bi¨®logos evolutivos es que intent¨¢is responder por qu¨¦ antes de responder c¨®mo¡±. As¨ª era el viejo. Hag¨¢mosle caso y veamos ad¨®nde nos lleva.
No hace falta una biolog¨ªa muy sofisticada para saber cu¨¢l es la gran diferencia gen¨¦tica entre mujeres y hombres. Como todos sabemos, las mujeres tienen dos cromosomas X y los hombres solo tienen uno (el residual cromosoma Y es irrelevante para esta discusi¨®n, y para muchas otras cosas). El cromosoma X tiene 1.200 genes (un 6% de los genes humanos), y cada uno fabrica una prote¨ªna. Pero entonces, ?las mujeres tienen el doble de esas prote¨ªnas que los hombres? No, eso no puede ser. Las dosis de prote¨ªnas son muy importantes en biolog¨ªa, y las hembras no pueden tener el doble que los machos. Y de hecho no las tienen en ninguna especie animal, corra, nade o vuele.
En los mam¨ªferos, la dosis de las prote¨ªnas del cromosoma X se regula mediante una mol¨¦cula bien curiosa. Se llama Xist, y es lo que los bi¨®logos llaman un ¡°ARN no codificante¡±. El ARN ha alcanzado cierta popularidad por las vacunas de la covid, basadas en ¡°ARN mensajero¡±. Mensajero quiere decir que ha copiado la informaci¨®n de un gen y la lleva a las factor¨ªas celulares donde se fabrican las prote¨ªnas. Xist no contiene informaci¨®n para fabricar ninguna prote¨ªna (de ah¨ª ¡°ARN no codificante¡±). En vez de eso, se pega directamente a los genes del cromosoma X y reduce su actividad a la mitad. Esta es la raz¨®n de que mujeres y hombres contengan la misma cantidad de prote¨ªnas en sus c¨¦lulas, pese a que las mujeres tienen el doble de genes del cromosoma X.
Resulta que Xist parece ser justo la raz¨®n de que las hembras sufran m¨¢s enfermedades autoinmunes que los machos. Christophe Huret y sus colegas de las universidades de Par¨ªs y Toulouse muestran en Science Advances, trabajando en ratonas, que basta con perturbar la actividad de Xist para que las c¨¦lulas reactiven los genes del cromosoma X, que deber¨ªan permanecer a medio gas, y la hembra desarrolle los signos inflamatorios t¨ªpicos del lupus, una enfermedad autoinmune que compartimos con los roedores.
Esta es una percepci¨®n esencial, aunque no lo parezca. Ahora estamos m¨¢s cerca de entender los fundamentos de la enfermedad autoinmune. Est¨¢n escondidos en el mism¨ªsimo centro l¨®gico que regula la dosis de las prote¨ªnas codificadas en el cromosoma X, y hasta le podemos poner un nombre: Xist. Ese ARN no codificante se convertir¨¢ m¨¢s pronto que tarde en un objeto de atenci¨®n para los investigadores biom¨¦dicos y los farmac¨®logos. La artritis reumatoide, la diabetes de tipo I, la esclerosis m¨²ltiple, el lupus y otras 80 graves enfermedades que afectan sobre todo a las mujeres entrar¨¢n en nuevas v¨ªas de soluci¨®n. El entendimiento siempre precede a las aplicaciones.
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