Contra la desinformaci¨®n, investigaci¨®n
Los investigadores se est¨¢n encontrando con un n¨²mero creciente de trabas y ventanas opacas en las plataformas
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Entretanto, vamos a hablar de desinformaci¨®n. Estamos acostumbrados a la desinformaci¨®n en el contexto electoral, y tambi¨¦n en cuestiones de salud p¨²blica, como las campa?as antivacunas en la pandemia. Ahora hay que a?adir las inundaciones, como hemos visto esta semana tras la tragedia de Valencia. Que si solo el pueblo salva al pueblo, que si la culpa es de Ursula von der Leyen por haber volado las presas, que Espa?a es un Estado fallido y, ya puestos a decir tonter¨ªas, que viva Franco.
La fuente de estas intoxicaciones no es ning¨²n misterio ¡ªse llama ultraderecha en Espa?a, trumpismo en Estados Unidos¡ª, pero el caso es que nadie sabe muy bien c¨®mo contrarrestarlas, no hablemos ya de erradicarlas.
Sabemos, sin embargo, que si un fen¨®meno da?ino no tiene una soluci¨®n obvia, es necesario investigarlo a fondo para encontrar un ant¨ªdoto. Y lo cierto es que la investigaci¨®n acad¨¦mica sobre la desinformaci¨®n ha estallado en los ¨²ltimos a?os. Crece exponencialmente el n¨²mero de papers (art¨ªculos de investigaci¨®n revisados por pares) no solo de cient¨ªficos de la computaci¨®n, sino tambi¨¦n de psic¨®logos, soci¨®logos, polit¨®logos y fil¨®sofos que analizan el asunto desde una variedad de ¨¢ngulos. La comunidad acad¨¦mica ha percibido con claridad que la desinformaci¨®n es una causa importante de polarizaci¨®n pol¨ªtica y que est¨¢ minando la confianza de la gente en sus instituciones democr¨¢ticas. El fen¨®meno es mundial, y muy grave.
Pero la investigaci¨®n se est¨¢ topando con problemas crecientes, derivados sobre todo de las trabas impuestas por los gigantes tecnol¨®gicos, que son los propietarios de las plataformas por donde circula a sus anchas el veneno antidemocr¨¢tico. Una investigaci¨®n period¨ªstica de Science cita el caso de Francesco Pierri, de la Universidad Polit¨¦cnica de Mil¨¢n, que empez¨® analizando las redes sociales durante la campa?a para las elecciones al Parlamento Europeo de 2019.
En aquella ¨¦poca, Twitter facilitaba a los investigadores su tesoro de datos a trav¨¦s de una interfaz que pod¨ªa programarse para explorar los contenidos de millones de tuits de la forma adecuada. Pierri alcanz¨® as¨ª la conclusi¨®n, poco sorprendente ahora, de que los propagadores de bulos y noticias falsas eran sobre todo los usuarios de extrema derecha, obsesionados principalmente por su rechazo a la inmigraci¨®n.
Pero, cuando Pierri quiso repetir su investigaci¨®n en las ¨²ltimas elecciones europeas, a finales del a?o pasado, se encontr¨® con una situaci¨®n completamente distinta. A principios de 2023, poco despu¨¦s de que Elon Musk se hiciera con el control de Twitter, redenomin¨¢ndolo X, la compa?¨ªa cerr¨® la interfaz de programaci¨®n para investigadores a menos que pagaran decenas de miles de d¨®lares al mes, y limitando mucho el acceso a los datos aun cuando lo hicieran. Es la nueva actitud de Musk hacia la ciencia, la misma ciencia que le ha convertido en la mayor fortuna del mundo. Su aproximaci¨®n descarada a Donald Trump es la explicaci¨®n m¨¢s obvia de esta paradoja.
Y otros gigantes de Silicon Valley no lo est¨¢n haciendo mucho mejor. Meta, la matriz de Facebook dirigida por Mark Zuckerberg, facilitaba una herramienta, Crowdtangle, que daba a los investigadores independientes un acceso muy amplio a los datos de la red social. Zuckerberg la ha eliminado este a?o. Los analistas solo pueden acceder ahora a la biblioteca de Facebook, que ofrece una cantidad min¨²scula de datos en comparaci¨®n con Crowdtangle. Y obst¨¢culos similares han elevado sus muros en YouTube, TikTok y otras plataformas. Los magnates tecnol¨®gicos ya no quieren que los cient¨ªficos fiscalicen sus algoritmos.
La ley europea de Servicios Digitales, que entr¨® en vigor a finales de 2022, obliga a las plataformas a facilitar el acceso a sus datos para cierto tipo de proyectos de investigaci¨®n, pero las tecnol¨®gicas est¨¢n haciendo una lectura m¨¢s bien minimalista de esos art¨ªculos legales. Para acabarlo de arreglar, la propagaci¨®n de bulos circula cada vez m¨¢s por aplicaciones como WhatsApp o Telegram, cuyos contenidos no son p¨²blicos en general.
La herramienta esencial de las sociedades democr¨¢ticas contra la desinformaci¨®n es la investigaci¨®n, pero la investigaci¨®n se est¨¢ encontrando con un n¨²mero creciente de trabas y ventanas opacas en las plataformas. Nuestros mejores cerebros van a tener que aplicarse a fondo para aplacar al nuevo Goliat de nuestro tiempo. No olvides el evento del lunes y el martes. Ojal¨¢ nos veamos por all¨ª.
Tendencias es un nuevo proyecto de EL PA?S, con el que el diario aspira a abrir una conversaci¨®n permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa est¨¢ patrocinada por Abertis, Enag¨¢s, EY, Iberdrola, Iberia, OEI, Redeia, Santander, Telef¨®nica y el partner estrat¨¦gico Oliver Wyman.
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