Argentina se bancariza con Ual¨¢
Pierpaolo Barbieri lanza una 'startup' de inclusi¨®n financiera con el apoyo de Soros
Una aplicaci¨®n para conseguir una cuenta en un banco y una tarjeta de d¨¦bito. Sin preguntas y sin coste. Esa es la magia de Ual¨¢ (como el voil¨¢ franc¨¦s) que ha sumado m¨¢s de 10.000 usuarios en apenas un mes desde su lanzamiento en Argentina. El funcionamiento recuerda al de una tarjeta de prepago, pues se puede recargar desde much¨ªsimos puntos f¨ªsicos. La diferencia es que da acceso a un universo de servicios que hasta ahora estaba fuera del alcance de m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n.
Detr¨¢s de esta idea est¨¢ un perfil especial. Pierpaolo Barbieri (Buenos Aires, 1987) une dos mundos, el financiero y el humanista. Un h¨ªbrido cotizado y poco com¨²n en el mundo de la tecnolog¨ªa. Su formaci¨®n inicial se centr¨® en la Historia y la Econom¨ªa, en Harvard. Despu¨¦s pas¨® por Cambridge. Tras seis a?os de consultor¨ªa macroecon¨®mica en Estados Unidos y una publicaci¨®n sobre la Guerra Civil Espa?ola,?La sombra de Hitler, su nombre comenz¨® a sonar m¨¢s como analista en medios.
Barbieri expone los datos para enfatizar la relevancia de su startup: ¡°El 50% de Argentina nunca tuvo acceso, est¨¢ sin bancarizar. Solo el 15% tiene cr¨¦dito. Eso es tambi¨¦n una forma de exclusi¨®n¡±.
Con su app entran directamente al sistema. ¡°Se percibe como una cuenta de ahorro. No se le cobra cargo. Ese es parte del problema. Al que menos tiene m¨¢s se le penaliza¡±, explica.
Detr¨¢s de Ual¨¢ hay tecnolog¨ªa argentina. Durante 18 meses han realizado un trabajo callado. Modo stealth, se suele decir en el argot hasta que se estrenaron el pasado 3 de octubre. Su equipo cuenta con profesionales experimentados de empresas bien conocidas: Gemalto, Mercado Libre o Google. Tambi¨¦n de la banca: de Citi y Santander.
Uno de los sensores m¨¢s interesantes es que todo el crecimiento ha sido org¨¢nico, sin necesidad de invertir en promoci¨®n o publicidad, pura viralidad a trav¨¦s de redes sociales. La previsi¨®n de Barbieri era alcanzar los 10.000 primeros usuarios en enero.
El nicho m¨¢s frecuente es el de menos de 30 a?os aferrados a su tel¨¦fono m¨®vil. La tarjeta les llega sin necesidad de ir a ninguna sucursal. Se env¨ªa a trav¨¦s de mensajero. ¡°No decimos que no a nadie¡±, subraya el fundador.
Por el momento ha levantado solo capital semilla pero con grandes nombres. Como se suele decir en Silicon Valley, no todo el dinero vale igual. Para propiciar este lanzamiento han contado con capital de George Soros a trav¨¦s Soros Fund Management. Un hito para su pa¨ªs, donde durante m¨¢s de 15 a?os el magnate no pon¨ªa la vista. As¨ª como Kevin Ryan, con Gilt, Mongo DB o Business Insider en su cartera, y David Fialkow de General Catalyst, dos firmas bien conocidas en Silicon Valley.
En el aspecto t¨¦cnico el m¨®vil es su mejor aliado, sobre todo Android. En Argentina m¨¢s del 90% de los usuarios usa el sistema operativo de Google. El punto que les ha parecido m¨¢s interesante es que cada usuario atrae a una media de cinco m¨¢s. ¡°Nos recomiendan. Es lo mejor que nos pod¨ªa pasar¡±, confiesa ilusionado el fundador.
La aplicaci¨®n incluye algunos a?adidos, desde ver las transacciones en tiempo real, sin demora, a env¨ªo de dinero entre ellos, pasando por un sistema de an¨¢lisis de gastos. ¡°Hay un factor de divulgaci¨®n que nos interesa. Si los usuarios saben en qu¨¦ emplean su dinero y lo analizan, podr¨¢n tener mejor educaci¨®n financiera y tomar mejores decisiones¡±, relata. Y confiesa con cierta iron¨ªa: ¡°Hay mucho techie con su excel, ahora no har¨¢ falta. Pero lo que m¨¢s nos importa es demostrar que la inclusi¨®n financiera es posible. A veces tengo la sensaci¨®n de que hay un impuesto a la pobreza. Los m¨¢s d¨¦biles son los que tienen los peores servicios¡±.
Barbieri ya siente la presi¨®n por levantar una nueva ronda dado el crecimiento actual. Su planta pasa por estrenar en un nuevo pa¨ªs del Mercosur. ¡°Es un problema com¨²n en la regi¨®n. Argentina, por suerte, est¨¢ cambiando. Hay gran capital humano y buenas perspectivas¡±, sostiene.?
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