Pensiones: y si los jubilados no tienen raz¨®n, ?qui¨¦n se lo dice?
La gente no suele saber c¨®mo funciona la econom¨ªa... y tampoco sabe que no lo sabe. El ejemplo m¨¢s de actualidad son los pensionistas. Pasen y vean
Y si los pensionistas no tienen raz¨®n... ?qui¨¦n se lo dice? Son muchos los jubilados que hablan de ¡°derechos adquiridos¡± tras a?os de trabajo y est¨¢n convencidos de que sus cotizaciones les pertenecen. Los pol¨ªticos y los expertos no les explican que un sistema de reparto como el nuestro no funciona as¨ª. Las pensiones se financian sobre la marcha. Los trabajadores de hoy pagan a los pensionistas de hoy. Eso es un pacto entre generaciones, no un cerdito guardado en alguna parte con nuestro nombre en ¨¦l.
¡°La mayor¨ªa de la gente no sabe c¨®mo funciona el sistema¡±, confirma el soci¨®logo Juan J. Fern¨¢ndez, que ahora mismo est¨¢ dirigiendo un experimento al respecto junto a otros cuatro profesores. ¡°Lo que tambi¨¦n estamos viendo es que existe bastante alarma social sobre las pensiones¡±, a?ade. Seg¨²n la tambi¨¦n soci¨®loga Elisa Chuli¨¢, ¡°el debate de las pensiones est¨¢ muy marcado por percepciones que no se corresponden con la realidad. La gente no sabe lo que cotiza y los pensionistas creen que recuperan menos de lo que aportaron. Eso no es verdad.¡±
Los estudios de campo que se han llevado a cabo demuestran que la idea de ¡°derecho adquirido¡± est¨¢ muy arraigada en la ciudadan¨ªa de los pa¨ªses con un sistema de reparto. Para algunos economistas est¨¢ muy claro: la forma que tienen los jubilados de interpretar la realidad es ¡°previsiblemente irracional¡±.
Son muchos los jubilados que hablan de ¡°derechos adquiridos¡± tras a?os de trabajo y est¨¢n convencidos de que sus cotizaciones les pertenecen
Los pol¨ªticos tambi¨¦n son conscientes de este factor y lo explotan. ¡°Los sistemas de reparto fomentan impl¨ªcitamente que los gobiernos se muestren bastante m¨¢s generosos con los trabajadores m¨¢s mayores o jubilados a costa de los m¨¢s j¨®venes y las generaciones futuras¡±, sostiene la economista italiana Elsa Fornero. El envejecimiento de la poblaci¨®n y el aumento de la edad media del votante ¡°refuerza este mecanismo¡±.
As¨ª que el debate es complicado de plantear porque es bastante probable que la gente no lo entienda. ¡°La informaci¨®n que necesitas para entender el problema no la tienes¡±, opina Chuli¨¢. ¡°El debate p¨²blico se atasca y se enmascaran los objetivos a medio y largo plazo¡±, seg¨²n Fornero.
Es posible que si se explicara bien que las reformas de hoy tendr¨¢n su recompensa en el futuro la ciudadan¨ªa las aceptara mejor. ¡°?C¨®mo se puede convencer a la opini¨®n p¨²blica de que las reformas que implican sacrificios no son una opci¨®n sino una necesidad?¡±, se pregunta Fornero. La respuesta no puede venir de los pol¨ªticos sino de una ¡°convicci¨®n personal de los ciudadanos¡±. Y eso solo se consigue si tiene informaci¨®n y una educaci¨®n financiera y econ¨®mica.
- La gente normal no entiende la econom¨ªa, pero no lo sabe
Ya sabemos que a las personas normales no se les da muy bien gestionar su dinero. La crisis est¨¢ llena de ejemplos de malas decisiones. No es muy aventurado pronosticar que pocos sabr¨ªan calcular una rentabilidad compuesta, por ejemplo. Ah¨ª est¨¢n los niveles de educaci¨®n financiera. Pero con los conceptos econ¨®micos parece que ocurre algo curioso: la gente cree que sabe m¨¢s de lo que realmente entiende.
¡°?Qu¨¦ pasar¨¢ con los salarios si sube el PIB?¡±.?Un p¨²blico no experto contest¨® a preguntas de este tipo en otro estudio y solo un uno de cada cuatro marc¨® la casilla de ¡°no lo s¨¦¡±. ?De d¨®nde ven¨ªa ese exceso de confianza? La pista surgi¨® al analizar las respuestas. Los investigadores se dieron cuenta de que si dos variables (A y B) pertenec¨ªan al mismo grupo (bueno o malo), la gente conclu¨ªa que un incremento de A provocar¨ªa un aumento en B, y al contrario en caso de ca¨ªda. A esta heur¨ªstica se le llam¨® ¡°la regla de lo bueno causa bueno¡± y es una muestra de la tendencia al razonamiento bipolar de las personas. ¡°Explica por qu¨¦ la gente se muestra tan segura al contestar y tambi¨¦n el patr¨®n en sus respuestas. Desafortunadamente, esta regla dista mucho de ser v¨¢lida en la econom¨ªa¡±, seg¨²n David Leiser y Zeev Kril. Estos dos profesores han hecho una recopilaci¨®n de los estudios que han analizado la cuesti¨®n de c¨®mo la gente normal entiende la econom¨ªa.
Los an¨¢lisis han detectado otro error bastante t¨ªpico entre el p¨²blico no experto: la tendencia a pensar que detr¨¢s de todo hay un prop¨®sito. ¡°La intencionalidad es el modo por defecto de la causalidad¡±. Cuando a la gente se le preguntaba por el origen de la reciente crisis las respuestas tend¨ªan a atribuir la responsabilidad a fallos morales y no tanto un sistema capitalista que funcionaba mal o estaba condenado a caer.
- Por qu¨¦ es dif¨ªcil la econom¨ªa
Nadie puede decir que la crisis no pusiera al descubierto fallos morales, pero ?fue el ¨²nico error? La econom¨ªa es un sistema causal complejo y al p¨²blico no experto no se le da muy bien combinar estas relaciones. ¡°Las personas se entienden entre ellas, son capaces de comprender sus motivaciones y acciones pero no est¨¢n tan bien dotadas para lidiar con los efectos agregados de las decisiones individuales de muchos. Por lo tanto, el tipo de causalidad que aplica la teor¨ªa econ¨®mica no es intuitivo¡±, explican Leiser y Kril.
Pero vivimos rodeados de noticias econ¨®micas. En la prensa a diario se habla de si es un buen momento para comprar una casa, de la bajada de tipos de inter¨¦s o de si es posible revalorizar las pensiones con el IPC. Se espera que la gente comprenda todo esto, argumentan los autores.
¡°Ante la expectativa de que tienen que entender los asuntos econ¨®micos, el p¨²blico no experto tratar¨¢ de encontrarles sentido. Sin una formaci¨®n previa tratar¨¢n de asimilarlo de alguna manera¡±. La heur¨ªstica de lo ¡°bueno causa bueno¡± es un ejemplo de ello.
Este limitado entendimiento (consciente e inconsciente) condiciona las decisiones de las personas e influye directamente en las pol¨ªticas. ¡°Un gobierno dudar¨¢ en proponer una medida, aunque crea que es la mejor, si sabe que la ciudadan¨ªa no va a entender su racionalidad o necesidad¡±.
Imagina a un ingeniero con una pizarra explicando al p¨²blico general por qu¨¦ el puente que ha dise?ado no se va a caer. Sin una base de f¨ªsica, materiales y c¨¢lculo ser¨¢ complicado seguirle, por muy did¨¢ctico que sea. Ahora piensa en un economista haciendo lo mismo con las pensiones. Aunque la audiencia no tenga una formaci¨®n m¨ªnima se espera que termine entendi¨¦ndolo. Pero, ?verdad que nadie cuenta con que comprendamos al ingeniero?
Podr¨ªamos empezar por los cimientos. ?C¨®mo se pagan las pensiones? No, no depende del humor con el que se levante el presidente de gobierno de turno.
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