El arte sovi¨¦tico que esperaba a la ¡®perestroika'
La muestra ¡®No para siempre, 1968-1985¡¯ ofrece en Mosc¨² una novedosa lectura posmoderna de la ¨¦poca del estancamiento
En la historia de la extinta URSS la ¡°¨¦poca del estancamiento¡± es el periodo que abarca desde fines de los sesenta a mediados de los ochenta del siglo pasado, una etapa que coincide con el mandato de Leonid Br¨¦zhnev. Hubo en ese tiempo retrocesos y liberalizaciones que marcaron de alguna manera el arte creado en aquellos a?os, objeto ahora de una gran exposici¨®n en la Galer¨ªa Tretiakov de Mosc¨² hasta el 11 de octubre.
En 1968, los tanques del Pacto de Varsovia acabaron con el socialismo con rostro humano en Checoslovaquia, en la URSS hubo condenas por agitaci¨®n y propaganda antisovi¨¦tica y se avent¨® una campa?a contra Alexandr Solzhenitsin. Pero tambi¨¦n se celebraron exposiciones de arte occidental (Mosc¨²) y el primer festival de canciones de autor (Novosibirsk); se abri¨® brevemente un club de jazz en la capital de la URSS y los jud¨ªos recibieron permiso para repatriarse a Israel. En 1985, la URSS inici¨® una campa?a contra el alcoholismo, estren¨® la pel¨ªcula de Elem Kl¨ªmov Ven y mira y se inaugur¨® el ¨²ltimo monumento a Lenin en Mosc¨². El arte tuvo en aquel momento una intensa vida, que reflejaba las pulsiones del mundo global y viv¨ªa a su manera los problemas del posmodernismo, sin ser propiamente consciente de ello.
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Estas son algunas de las tesis que vertebran No para siempre, 1968-1985, la m¨¢s completa exposici¨®n realizada hasta la fecha sobre el periodo sovi¨¦tico tard¨ªo, con m¨¢s de 400 obras. Con esta muestra la Galer¨ªa Tretiakov retoma su actividad tras el confinamiento y da continuidad a la trilog¨ªa de muestras sobre arte contempor¨¢neo ruso. El ciclo comenz¨® con El deshielo, en 2017, y terminar¨¢ con La Perestroika dentro de unos a?os. ¡°El arte de esta era del estancamiento se presenta por primera vez en el contexto de la problem¨¢tica global del posmodernismo¡±, explica a EL PA?S Kirill Svetlakov, el comisario de la muestra.
No para siempre intenta abarcar la pluralidad de tendencias coexistentes en el periodo comprendido entre el deshielo de Nikita Jruschev (el dirigente cesado en 1964) y la perestroika de Mija¨ªl Gorbachov (elegido en 1985). Br¨¦zhnev, en cuanto secretario general del PCUS (desde 1964 hasta su muerte en 1982), fue la m¨¢xima figura pol¨ªtica de referencia en el pacto impl¨ªcito entre una sociedad con mucho tiempo libre y las autoridades, que hab¨ªan dejado de entrometerse en el ¨¢mbito de lo privado. ¡°Exist¨ªa un consenso social. La gente aceptaba no meterse en pol¨ªtica, como dictaban las autoridades, y, a cambio, obten¨ªa tiempo libre. El arte no oficial es parte de ese tiempo libre que posibilitaba el ocio¡±, dice el comisario.
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Hasta ahora, las exposiciones sobre este periodo se hab¨ªan centrado en aspectos como la propaganda, por ejemplo, o en corrientes bien definidas, como el conceptualismo. Sin embargo, ¡°las nuevas generaciones han dejado de entender el contexto en el que se situaban esas muestras aisladas, y de ah¨ª surgi¨® la necesidad de ampliar el enfoque¡±, explica Svetlakov. ¡°El espectador hoy no entiende el conceptualismo que los especialistas han venido present¨¢ndole como lo m¨¢s interesante de aquella ¨¦poca, no quiere que le impongan una sola corriente, quiere saber si hubo otras y elegir¡±, explica.
La m¨ªstica, el conceptualismo y las muestras juveniles de arte oficial fueron tres ejes del arte de aquella ¨¦poca. Se organizaban grandes exposiciones de j¨®venes artistas a los que permit¨ªan un amplio margen formal para evitar que se convirtieran en disidentes. ¡°Los j¨®venes pod¨ªan utilizar el fotorrealismo, el surrealismo y diferentes estilos, recurrir a la pintura o a la escultura como formas de expresi¨®n aceptadas por el r¨¦gimen, que sin embargo, rechazaba la performance, porque le resultaba incomprensible¡±, explica Svetlakov.
La nueva exposici¨®n supone un rescate de tendencias infravaloradas. ¡°Los conceptualistas y los medios oficiales ignoraban la m¨ªstica religiosa y no consideraban modernos a los artistas no conformistas que la practicaban, como Vitali Linitsky y otros vinculados con la galer¨ªa Malaya Gruz¨ªnskaya de Mosc¨²¡±, a?ade el comisario.
La muestra est¨¢ dividida en ocho apartados: Ritual y poder; Sots Art (versi¨®n sovi¨¦tica del arte pop); Misticismo religioso; Campo; Infancia; Comunidades; Historia y el tiempo suspendido, y Desaparici¨®n. En cada una de estas categor¨ªas el arte oficial se yuxtapone, se solapa y se mezcla con el no oficial (underground) y la cultura alternativa. ¡°El individuo de la ¨¦poca sovi¨¦tica tard¨ªa en su mayor¨ªa exist¨ªa en dos realidades: en la vida social, en la que ejecutaba todos los rituales que de ¨¦l se exig¨ªan, y en la vida privada, que pod¨ªa ser radicalmente diferente¡±, se?ala el comisario. ¡°Una misma persona funcionaba en varios registros. Nadie colgaba el retrato de Br¨¦zhnev en su sala de estar, porque la privacidad que apareci¨® en los a?os sesenta se fue ampliando en los setenta, y los artistas que no quer¨ªan someterse al consenso vigente pod¨ªan emigrar como hicieron muchos¡±, afirma. Vitaly Komar y Alexand Melamid emigraron a Israel en 1977 y un a?o despu¨¦s a EE UU.
Advierte Svetlakov que hay que distinguir dos subperiodos. En los a?os sesenta el arte reflej¨® de alguna manera el impulso de conquista que se plasm¨® en la exploraci¨®n del espacio, eran ¡°modernistas, optimistas y progresistas¡±. En los setenta ya no quer¨ªan conquistar, ¡°sino disolverse en la naturaleza, perderse en lo fant¨¢stico, lo irracional y la ciencia-ficci¨®n; hu¨ªan de la realidad y del proyecto modernista¡±. En cierto modo, agrega el comisario, el ciclo vanguardista nacido tras la revoluci¨®n bolchevique concluye en los a?os sesenta, tras la censura de los a?os treinta y durante la II Guerra Mundial.
La muestra cuenta con obras de museos regionales, unas instituciones que en parte son producto de un sistema centralizado de compra de arte por parte del Estado, vigente hasta el fin de la URSS, en 1991. Estos museos se abastec¨ªan con obras adquiridas por la Uni¨®n de los Artistas de la URSS. Desde Mosc¨² a la periferia se enviaban en ocasiones objetos que resultaban raros o incomprensibles para los administradores de aquellos centros. El resultado es que en esos museos de provincias se guardan hoy objetos muy interesantes, que tienen poca visibilidad, explica el comisario.
En cualquier caso, el arte oficial y el no oficial coexist¨ªan en los mismos artistas. Un ejemplo, que cita Svetlakov, es Ili¨¢ Kabakov, que nunca se meti¨® en pol¨ªtica, y ten¨ªa relaci¨®n con el arte oficial como ilustrador de libros infantiles, pero que cultivaba tambi¨¦n el arte que interesaba a los diplom¨¢ticos y periodistas occidentales. En un bello barrio de Mosc¨², el estudio de Kabakov, que emigr¨® a Estados Unidos a fines de los ochenta, ser¨¢ transformado en un museo que permitir¨¢ documentar la vida art¨ªstica de la ¨¦poca. ¡°Los estudios de los pintores se convirtieron en centros de la vida bohemia, pero aquella era una vida de una cierta ¨¦lite, de gente respetable, no de punkis¡±, insiste el experto.
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