Erik el Belga y el robo del tesoro que se salv¨® de Napole¨®n
De las 86 piezas expoliadas en la catedral de Tarragona en 1980, rescatadas del asedio franc¨¦s a la ciudad en 1811, se han recuperado solo 38
En la Parte Alta de Tarragona cuando el viento sopla lo hace con una fuerza que llega, incluso, a ser desagradable. Erik el Belga, el mayor ladr¨®n de obras de arte del siglo XX, sab¨ªa que, con viento, en esa zona del casco antiguo de la ciudad cualquier otro ruido quedaba amortiguado. Por eso escogi¨® actuar en la noche oscura y ventosa del s¨¢bado 8 de marzo de 1980 para perpetrar otro de sus robos, en este caso en el Museo Diocesano de la Catedral de Tarragona.
Esa noche, Erik el Belga, acompa?ado de un compinche, saltaron la tapia del jard¨ªn de Santa Tecla la Vella desde la calle Vilamitjana (hoy Les Coques) y uniendo con esparadrapo dos escaleras ascendieron hasta una de las ventanas del ¨¢bside de la capilla del Corpus Christi. Tras romper uno de los cristales y descolgar una cuerda de nailon de 10 metros descendieron en busca de su bot¨ªn: casi un centenar de piezas lit¨²rgicas conservadas en varias vitrinas.
Sab¨ªan d¨®nde estaban y cu¨¢l era el camino para poder llegar. ¡°Varios d¨ªas antes Erik el Belga, aprovechando su aspecto de turista, hab¨ªa visitado, como uno m¨¢s, junto con una mujer y una ni?a, el museo y hab¨ªa realizado fotos y planos y tomado nota de la ausencia de c¨¢maras de vigilancia¡±, explica Sofia Mata, directora del Museo Diocesano de la catedral de Tarragona (100.000 visitantes en 2019), que, en marzo, coincidiendo con los 40 a?os del robo, public¨® un art¨ªculo recordando estos hechos.
Tras romper los cristales de las vitrinas fueron metiendo en sacos las cruces procesionales de los siglos XII al XVI, c¨¢lices, navetas, custodias, relicarios, portapaces, esmaltes, marfiles, arquetas e incluso hojas con letras miniadas de un cantoral del siglo XVI.
Pero no tuvieron bastante. Para seguir avanzando ¡°cortaron con una radial o con una sierra la reja para poder pasar del ¨¢bside al resto de la capilla. Aqu¨ª robaron cuatro compartimentos del retablo de Sant Bartomeu de Ulldemolins, del siglo XIV, dejando las partes que estaban en peor estado¡±, prosigue Mata se?alando el enorme cerrojo de hierro fundido que tuvieron que cortar. Y de aqu¨ª pasaron, tras reventar la cerradura, a las antesalas de la sala capitular, de donde se llevaron una tabla g¨®tica de Sant Miquel arc¨¢ngel venciendo al demonio procedente de Ali¨®.
En la sala contigua forzaron una reja m¨¢s, la de una vitrina donde se conservaba el Arca del Monumento del Jueves Santo de Gaspar Arandes, del siglo XVII. ¡°Quiz¨¢ ten¨ªan prisa, o ya no les cab¨ªa nada m¨¢s en los sacos, el caso es que no pudieron con ella y le arrancaron la cruz que la remata y dos figuras de soldados de plata dorada¡±, prosigue junto a este enorme mueble cargado de piedras preciosas encastadas. Erik el Belga ten¨ªa experiencia en este tipo de robos. Tres meses antes, en enero de 1980, hab¨ªa robado con el mismo sistema, desclavando una a una, las 28 figuras de la arqueta de Sant Martiri¨¤ de Banyoles dej¨¢ndola totalmente descarnada.
El Arca del Monumento fue una de las piezas del tesoro catedralicio que, en el cruento sitio de Tarragona en 1811 por las tropas de Napole¨®n, se salvaron, seg¨²n demostr¨® Matas en un trabajo anterior, despu¨¦s de que se las llevara a Mallorca (junto a la importante colecci¨®n de tapices de los siglos XV y XVI) el arzobispo Romualdo Mon y Velarde, que, acabada la ocupaci¨®n, las retorn¨®, mientras que lo que se fundi¨® para hacer monedas fueron piezas menores que los religiosos sacrificaron para salvar el resto de obras y a ellos mismos.
Erik el Belga, para conseguir huir, tuvo que seguir reventando cerraduras: primero, la de la capilla del Corpus Christi que daba acceso al claustro, y luego, la de la puerta que los llev¨® a la calle de la Mare de D¨¦u del Claustre, por donde salieron con los sacos al hombro rumbo a los marchantes, anticuarios y coleccionistas que los esperaban. ¡°Las ten¨ªa vendidas antes robarlas. La tabla de Sant Miquel se hab¨ªa expuesto meses antes en Bruselas y seguro que alguien se la hab¨ªa pedido¡±, seg¨²n Mata.
En total, Erik el Belga se llev¨® esa noche en la que pudo trabajar a sus anchas, sin que nadie viera ni escuchara nada, y tras reventar cinco puertas que le permit¨ªan avanzar y escapar, 86 objetos y obras lit¨²rgicas valorados entonces en m¨¢s de 282.000 euros.
Al d¨ªa siguiente, tras descubrir el robo, cundi¨® el p¨¢nico en la catedral. La polic¨ªa s¨ª pudo deducir que, por las huellas, hab¨ªan sido varios los ladrones; personas j¨®venes, dijo la polic¨ªa, capaces de descender por aquella cuerda que hab¨ªa quedado colgada de la ventana rota del ¨¢bside. Pese a que el personal de taquilla cont¨® que d¨ªas antes, como recogi¨® la prensa, varias personas de ¡°aspecto agitanado¡± hab¨ªan visitado el museo y hab¨ªan preguntado ¡°cosas extra?as¡±, como si en el museo se hab¨ªan robado piezas, la sombra apunt¨® directamente a Erik el Belga, que campaba por toda Espa?a con robos, antes y despu¨¦s, en localidades como Paredes de Nava, Baltan¨¢s, Tordesillas, Medina del Campo, Toro, Fr¨®mista, Villamediana, Castrojeriz. Y m¨¢s cercanas, como Olot, Vall d¡¯Aran, Artesa de Lleida, Martorell, Banyoles y Vilanova.
Confirm¨® la autor¨ªa, dos a?os despu¨¦s, mos¨¦n Salvador Ramon i Vinyes, subdirector del museo por entonces. ¡°En 1982 recibi¨® la visita de un marchante que le dijo que le parec¨ªa sospechoso un individuo de Sitges que intentaba colocar unas piezas. La descripci¨®n coincid¨ªa con Erik el Belga por lo que mos¨¦n Ramon avis¨® a la polic¨ªa, que comenz¨® a vigilar al tristemente famoso ladr¨®n que fue detenido el 28 de marzo¡±, cuenta Mata.
Tras su detenci¨®n se le atribuy¨® el robo de Tarragona en compa?¨ªa de otro ciudadano belga, Gentil Alphonse Pennerwarert, de 28 a?os, que cuando fue detenido llevaba una documentaci¨®n falsa que dec¨ªa que era hermano de Erik el Belga. Este neg¨® ser el autor, alegando que, a sus 40 a?os, no hab¨ªa podido descender por aquella cuerda. El fiscal, que le ped¨ªa diez a?os por el robo, explic¨® que parte del bot¨ªn hab¨ªa salido rumbo a B¨¦lgica mediante un cami¨®n de transporte internacional, mientras que otras se fueron a Valencia a casa de un anticuario. ¡°Aqu¨ª se localiz¨® la tabla de Sant Miquel, a la que se le hab¨ªa recortado la inscripci¨®n Sant Miquel ora pro nobis, para evitar ser identificada¡±, asegura Mata se?alando la parte mutilada de la tabla, que tuvo que ser adquirida ¡°ya que sus due?os la compraron ignorantes de su origen¡±.
Que ment¨ªa Erik el Belga qued¨® demostrado, cuando, tras alegar problemas de salud, fue llevado a un hospital donde poco despu¨¦s at¨® unas s¨¢banas y se escap¨® por la ventana. En la calle, en pijama, par¨® un taxi para escapar, pero fue detenido a las pocas horas.
Cuando comenz¨® a colaborar con la justicia espa?ola comenzaron a retornar piezas que no hab¨ªa podido vender. De las de Tarragona solo volvieron 36 en marzo de 1984: la cruz y los soldados del Arca del Monumento, dos de las cruces procesionales, un relicario ostensorio de cobre del siglo XI y otro de plata, la custodia de plata del siglo XVI, tres incensarios, dos navetas, un c¨¢liz g¨®tico, dos p¨ªxides g¨®ticas, 19 portapaces y un plato petitorio.
M¨¢s tarde se recuper¨® la tabla de Sant Miquel y el retablo de Sant Bartomeu de Ulldemolins, cuando unos marchantes suizos lo intentaron subastar en Sotheby¡¯s de Londres. ¡°Erik el Belga hab¨ªa recortado y barnizado las tablas y se vend¨ªan como de Bohemia. Hubo que acabar compr¨¢ndolo por un precio alto porque tambi¨¦n los suizos lo compraron de buena fe¡±, explica Mata, que asegura que no ocurri¨® lo mismo con una cruz de cristal de roca para enterrar a los ni?os peque?os ¡ªalbats¡ª localizada en Holanda y que su due?a devolv¨ªa a cambio de la cantidad que hab¨ªa pagado por ella. ¡°No quisieron pagarlo, fue un error, porque se le perdi¨® la pista para siempre¡±.
El robo represent¨® un antes y un despu¨¦s para el museo. ¡°El arzobispo Josep Pont i Gol ya hab¨ªa advertido que instalaran alarmas, porque sab¨ªa de los robos de Erik el Belga, pero todas les parec¨ªan muy caras. El robo les hizo abrir los ojos y se empez¨® a tomar conciencia del valor de las piezas y se adoptaron medidas para que no volviera a ocurrir, realizando fichas rigurosas y buenas fotos¡±.
En cuanto a las piezas no recuperadas Mata, pr¨¢ctica, asegura: ¡°Seguro que forman parte de colecciones privadas, como las cruces procesionales del siglo XIII y la arqueta italiana decorada con placas de marfil. Me consuela pensar que est¨¢n bien cuidadas y que sus due?os son ajenos a su origen il¨ªcito¡±. Pero tambi¨¦n que ¡°muchas de ellas acaban en museos y si se siguen hablando de ellas, igual suena la campana y se pueden recuperar. Ser¨ªa fant¨¢stico¡±.
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