Jane Smiley: ¡°Como novelista te fascinan las diferencias, no los estereotipos¡±
La escritora estadounidense regresa a las librer¨ªas con 'Un amor cualquiera', una novela corta que se edit¨® originalmente en los ochenta
La ¨²ltima trilog¨ªa que Jane Smiley (Los ?ngeles, 70 a?os) escribi¨® abarcaba un siglo de historia, de 1920 a 2020, y transcurr¨ªa en Saint Louis, la ciudad donde creci¨®. Autora de m¨¢s de una docena de novelas, cinco ensayos y otros tantos libros de ficci¨®n para adolescentes, profesora de escritura creativa y ganadora del Pulitzer en 1992 por Heredar¨¢s la tierra, Smiley termin¨® esa saga en 2015 y, a la vista de lo que ha ocurrido desde entonces, no puede evitar soltar una carcajada y se?alarse a s¨ª misma como una incorregible optimista. ¡°Trat¨¦ de imaginar en el ¨²ltimo libro lo peor que pod¨ªa pasar en 2020 y no es ni cercano a lo que ha terminado ocurriendo¡±, cuenta en videoconferencia desde su casa en California, donde ha pasado el confinamiento, y sigue bastante recluida, exceptuando sus paseos diarios a caballo.
¡°Este pa¨ªs est¨¢ sumido en el caos y es dif¨ªcil entenderlo. Quien escribe trata de ordenar el mundo y encontrarle alg¨²n sentido. El periodista lo presenta como una secuencia l¨®gica de hechos y el novelista, sin embargo, trata de organizar sus sentimientos y los de quienes le rodean. Una novela trata de sostener todo esto junto; ninguna en concreto es exacta o correcta. Pero siempre necesitamos a alguien que nos hable de las cosas desde dentro de nuestras vidas, no solo de los hechos de fuera¡±, se?ala.
La saga literaria que escribi¨® est¨¢ dedicada a sus cuatro maridos hasta la fecha. ¡°Debo mucho a cada uno de ellos¡±, dice
Un detalle, si se quiere menor pero no accesorio, que remite al interior de la vida de esta autora, es que esa ¨²ltima saga literaria que escribi¨®, ¡ªy que a¨²n no se ha traducido al espa?ol¡ª est¨¢ dedicada a sus cuatro maridos hasta la fecha, un asunto l¨®gico si uno se atiene a como ella lo explica. ¡°Debo mucho a cada uno de ellos. Con el primero viaj¨¦ por Europa, llev¨® a cuestas la m¨¢quina de escribir y me explic¨® much¨ªsimas cosas porque sab¨ªa mucha historia. El segundo ha sido un padre maravilloso para mis hijos y sab¨ªa todo lo que uno puede saber de cultura pop. El tercero tiene la memoria m¨¢s apabullante que uno puede tener y como es veterano del Vietnam me cont¨® muchas cosas que inclu¨ª en el libro directamente. Mi cuarto marido me ayuda mucho con mi trabajo y tenemos un matrimonio divertido y agradable¡±, expone, antes de insistir en que todos fueron estupendos con los ni?os, aunque las rupturas fueron complicadas a veces.
Y es precisamente la separaci¨®n tajante y profundamente dolorosa de una pareja con cuatro hijos lo que est¨¢ en el centro de Un amor cualquiera, una novela de apenas 125 p¨¢ginas que Smiley public¨® en los a?os ochenta y que la editorial Sexto Piso ha sacado ahora en espa?ol, tras presentar el a?o pasado La edad del desconsuelo (la otra novela corta que en su d¨ªa acompa?¨® a esta en un solo volumen en EE UU). ¡°Cuando escrib¨ª esos libros mi vida estaba en plena agitaci¨®n. Los 30 realmente fueron la edad del desconsuelo, como dice el t¨ªtulo de la otra novela. Daba clases, ten¨ªa ni?os peque?os, estaba en medio de una separaci¨®n¡±, recuerda.
Smiley hab¨ªa estudiado en Iowa y all¨ª se qued¨® dando clases durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, porque, dice, era un buen sitio para criar a sus ni?os y conciliar estas labores con la literatura. Pero no fue su historia personal lo que inspir¨® Un amor cualquiera, sino la de uno de sus estudiantes, que se hizo amigo. El regreso de un hijo despu¨¦s de una larga temporada en la India y el encuentro de los hermanos y la madre abre en la novela la espita de la memoria: la traum¨¢tica historia de c¨®mo el padre, furioso por la confesi¨®n de infidelidad de su esposa, les separ¨® a todos.
¡°Cuando termin¨¦ el libro se lo ense?¨¦ y le ped¨ª que se lo pasara tambi¨¦n a su madre para saber si estaban conformes¡±, explica. ?Hab¨ªa mostrado sus libros, o lo ha hecho m¨¢s adelante, a quienes los inspiraban? ¡°Las historias anteriores que hab¨ªa escrito eran sobre mi experiencia y cosas que hab¨ªa observado. A menudo mis libros parten de an¨¦cdotas que impulsan la historia pero no son centrales. No he tenido problemas con gente que he metido en las novelas, y adem¨¢s tambi¨¦n hay algunos que se molestan porque piensan que no les encuentras interesantes y has pasado de incluirles¡±, bromea. ¡°Creo que en los a?os de Un amor cualquiera estaba aprendiendo, ahora ya se que realmente no hace falta que vayas a la caza de historias, puedes perfectamente invent¨¢rtelas¡±.
No todo el mundo es Cervantes o Shakespeare. Lo mejor que puedes hacer como escritor es mandar tus libros ah¨ª fuera y esperar que vayan bien
Smiley infunde calma. Hay algo despegado, carente de tensi¨®n nerviosa o de ego en la forma que tiene de referirse a sus libros, a su obra o a sus clases. Dice que trabajar siempre en la periferia de los epicentros culturales de Estados Unidos, desde que empez¨® a publicar en los a?os ochenta, le ha dado cierta ventaja y ha facilitado esa aparente despreocupaci¨®n por todo lo que no sea el mero acto de escribir. Cuenta que incluso a sus alumnos de escritura creativa les tiene prohibido hacer comentarios cr¨ªticos del trabajo de sus compa?eros, solo pueden hacer ¡°apuntes anal¨ªticos¡±, plantear lo que les parece curioso o las dudas que les surgen sin entrar en valoraciones que se?alen lo que m¨¢s les gusta o lo que menos.
¡°No quiero que sus cabezas se cierren, sino que vean sus escritos como un puzle y que sigan haciendo borradores y disfrutando el proceso sin sentir ansiedad por recibir m¨¢s elogios¡±, explica. Ella ha recibido muchos a lo largo de su carrera, de Jonathan Franzen o de John Updike, un autor que ejerci¨® un importante papel, pero que parece haber ca¨ªdo en el olvido, y a quien los j¨®venes en EE UU no leen.
¡°Esto pasa con frecuencia, los autores van y vienen y eso tiene que ver con un cambio cultural, con una oscilaci¨®n en la preferencia de la fantas¨ªa o del realismo¡±, reflexiona. ¡°No todo el mundo es Cervantes o Shakespeare. Lo mejor que puedes hacer como escritor es mandar tus libros ah¨ª fuera y esperar que vayan bien. Debes disfrutar mientras los escribes y no fiar ese disfrute a la futura recepci¨®n¡±. ?La suyo es una filosof¨ªa del Medio Oeste, donde ha situado tantas de sus novelas? ¡°No creo en el Medio Oeste, los Estados son muy diferentes entre s¨ª. Pero tampoco en California, porque hay monta?as y mar, San Francisco y Los ?ngeles. Como novelista lo que te fascina son las diferencias, no los estereotipos¡±.
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