Disney World: cenicienta en tiempos de mascarilla

Las calles est¨¢n cortadas por el desfile. Un extenso carruaje aparece con mujeres vestidas de Cenicienta, Valiente, Jasm¨ªn... saludando a los ni?os desde las alturas. Las princesas no llevan mascarilla para dejar ver sus enormes sonrisas mientras una m¨²sica de pel¨ªcula se dispara a todo volumen por los altavoces. Por un instante, los espectadores habitan un mundo en el que no existe el coronavirus. Hasta que se acaba el espect¨¢culo. Cuando los personajes se retiran, dejan ver los letreros de ¡°cerrado¡± que cuelgan de la mayor¨ªa de las tiendas y restaurantes del barrio con fachadas de finales del siglo XIX. Y la m¨¢gica melod¨ªa es reemplazada por mensajes de advertencia sobre el uso irrestricto de los cubrebocas. Es un s¨¢bado de un verano pand¨¦mico y los visitantes de Disney World buscan olvidarse de la crisis sanitaria en los parques de atracciones de Orlando, Florida, uno de los epicentros de contagios en Estados Unidos, con m¨¢s de medio mill¨®n de casos.

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Hace un mes, Disney World, el im¨¢n de turistas de todas las edades, decidi¨® reabrir sus puertas. La decisi¨®n lleg¨® tras casi cuatro meses de cierre y despu¨¦s de que The World Disney Company perdiera cerca de cinco mil millones de d¨®lares en un trimestre. Los directores han reconocido que est¨¢n recibiendo menos gente de la prevista porque las cancelaciones han aumentado a medida que las cifras empeoran en el Estado sure?o. La semana pasada encaden¨® cuatro d¨ªas de r¨¦cord de muertes diarias y este martes volvi¨® a superarlo con 276 fallecidos. Pero, para los ejecutivos del mayor empleador de Florida, el show debe continuar.

Durante el trimestre que finaliz¨® en junio, Disney despidi¨® a unos 100.000 empleados, redujo el salario de los ejecutivos hasta en un 50% y obtuvo una l¨ªnea de cr¨¦dito de 5.000 millones de d¨®lares (unos 4.230 millones de euros) para inyectar liquidez. La compa?¨ªa tambi¨¦n suspendi¨® los 700 millones destinados a gastos de expansi¨®n en sus parques tem¨¢ticos en Estados Unidos.

La compa?¨ªa ha despedido ya a 100.000 empleados

A pesar de la decepci¨®n de la empresa, a primera hora los coches forman extensas filas para encontrar d¨®nde aparcar en Magic Kingdom. Se bajan visitantes de todas las edades, pero principalmente familias con ni?os. A la cl¨¢sica indumentaria de diademas y gorras del rat¨®n Mickey ahora se suman las mascarillas de personajes de Disney que se venden en los recintos. Antes de entrar en cualquiera de los cuatro parques tem¨¢ticos, los viajeros deben someterse a un control de temperatura. Un cartel gigante recuerda que asumen el riesgo de exponerse a ¡°un virus que puede causar la muerte¡±. Y ahora s¨ª que s¨ª, ?a divertirse!

Los nueve miembros de la familia visten la misma camiseta roja con la frase impresa en negro: ¡°Feliz cumplea?os, Amber¡±. Susana, de 47 a?os, lidera el escuadr¨®n. Intenta movilizar al esparcido grupo hacia un sitio para comer en Magic Kingdom. Afirma que no est¨¢ nerviosa por el coronavirus. ¡°Est¨¢n mintiendo, est¨¢n inflando los n¨²meros¡±, postula. ¡°No creo tampoco que sirva la mascarilla¡±, agrega la mujer, que trabaja en una consulta de dentista. Nunca se les ocurri¨® cancelar el viaje organizado desde el a?o pasado para homenajear a la peque?a Amber de dos a?os, pese a que la mitad del grupo, incluida su anciana madre, tuvo que viajar en avi¨®n desde Nueva Jersey.

En los parques de Disney World la distancia social es una fantas¨ªa. En las filas hay unas pegatinas en el camino que indican d¨®nde se debe ubicar cada persona, pero si los de atr¨¢s no la respetan, no hay c¨®mo zafarse. Tampoco consideraron que en las principales atracciones, como la Casa Embrujada, la demanda es tan grande que la cola llega m¨¢s all¨¢ de las pegatinas y se producen aglomeraciones.

Cola virtual

Universal Studios, el parque dedicado a la industria del cine competencia de Disney, adopt¨® una medida m¨¢s pr¨¢ctica. Para los juegos m¨¢s cotizados solo se puede hacer ¡°fila virtual¡± con la aplicaci¨®n del m¨®vil. Hay que presentarse en la puerta a la hora de la reserva. Para esto, deben ocurrir dos cosas: reservar un cupo ¡ªsolo tres horarios al d¨ªa¡ª y que el m¨®vil tenga carga para mostrar el c¨®digo. Sin embargo, una vez dentro de atracciones como La venganza de la Momia, donde est¨¢ oscuro, la cercan¨ªa con los extra?os es inevitable.

Susan y Richard Prendergast, ambos de 36 a?os, viajaron desde Kansas City a Florida. Se sienten seguros dentro de los parques, ¡°incluso m¨¢s que en una tienda, que parece m¨¢s peligroso¡±, apunta Richard. Cuando regresen a su ciudad dicen que se realizar¨¢n el test y evitar¨¢n ver a sus familiares de tercera edad durante dos semanas. ¡°Para los ni?os no hay de qu¨¦ preocuparse¡±, agrega el hombre citando lo que le dijeron en un centro de salud de Misuri.

El n¨²mero total de casos en menores de 17 a?os en Florida aument¨® de 16.797 el 9 de julio a 39.735 el 9 de agosto, una subida del 137%, seg¨²n el Departamento de Salud estatal. La sensaci¨®n de confianza de la pareja la comparte Brad Parks, 37 a?os, quien trajo a sus sexagenarios padres a Magic Kingdom. ¡°Me siento m¨¢s seguro aqu¨ª que en el supermercado¡±, sostiene, defendiendo que conf¨ªa en las medidas de seguridad que ha adoptado Disney para reabrir.

Apenas la gente pone un pie fuera del parque, tras soportar 10 horas al aire libre con picos de temperatura de 35 grados, se arrancan las mascarillas. Caminan libres, cerca unos de otros. Vuelven a su normalidad.