La gran fortaleza de Al-?ndalus revela sus misterios
Un equipo de arque¨®logos de la Universidad de Granada inicia las excavaciones en el fuerte de Juviles, el mayor isl¨¢mico de Espa?a, con un presupuesto aportado ¨ªntegramente por un Ayuntamiento de 150 vecinos
El fuerte de Juviles asombra por la simple magnitud de los datos: ocupa un cerro completo dividido por dos recintos, el superior con tres torres y unos 30 metros de lienzo, mientras que el inferior cuenta con 450 metros de muralla y 10 torres. En total se extiende sobre 5,4 hect¨¢reas, cinco veces m¨¢s amplio que la plaza Mayor de Madrid. ¡°Por sus dimensiones m¨¢s parece una alcazaba urbana que una fortificaci¨®n rural¡±, admite Jorge Rouco, doctor en Arqueolog¨ªa por las Universidades de Granada y Padova, responsable de la primera excavaci¨®n en el fuerte, donde ha detectado siete fases constructivas: la m¨¢s antigua del siglo VIII, cuando los musulmanes conquistaron la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, y la m¨¢s reciente del siglo XVI, coincidiendo con la expulsi¨®n de los ¨²ltimos moriscos, tras la guerra de las Alpujarras. Juviles recoge los ocho siglos de historia de los musulmanes en Espa?a.
Aunque el fuerte era de sobra conocido, pues aparece en cr¨®nicas tan antiguas como la de Al-Muqtabis, escrita en torno al siglo XI, no fue hasta 2012 cuando el profesor Jos¨¦ Mar¨ªa Civantos y el equipo de Arqueolog¨ªa Biocultural de la Universidad de Granada realizaron la primera ficha de diagn¨®stico, con an¨¢lisis de estructuras y de restos de cer¨¢micas en superficie, donde propon¨ªan un plan de intervenci¨®n que no se pudo llevar a cabo por los recortes presupuestarios. A principios de este 2021, Jorge Rouco, cuya tesis doctoral sobre las fortalezas de la Alpujarra Alta fue dirigida por Civantos, le propuso a la alcaldesa de Juviles, Lourdes Molina, hacer una primera excavaci¨®n. ¡°Les ofrecimos todo el dinero del que pod¨ªamos disponer: 10.000 euros. Somos un Ayuntamiento modesto, con 150 vecinos, pero quer¨ªamos apoyarles¡±, admite Molina, que desde que fue elegida regidora en 2003 ha impulsado toda clase de iniciativas que pongan en valor el fuerte.
Con ese capital el pasado mayo se form¨® un equipo de 12 personas, entre t¨¦cnicos y estudiantes de Historia y Arqueolog¨ªa de la Universidad de Granada, que se aloj¨® durante dos semanas en el albergue municipal para ahorrar costes, compartiendo dos habitaciones para seis personas cada uno. Se levantaban a las 6.30; a las 7.20 cargaban con todo lo necesario, agua, comida y herramientas, y caminaban hasta lo alto del cerro, donde se encuentran los restos del fuerte, a 1.300 metros sobre el nivel del mar.
Pero en un ¨¢rea tan extensa, equivalente a ocho campos de f¨²tbol, ?d¨®nde comenzar a buscar? ¡°Durante los sondeos para mi tesis doctoral identifiqu¨¦ un sitio prometedor, el frontal de una estructura orientado hacia el sudoeste; es decir, hacia la Meca. ?Pod¨ªa ser la alquibla de una mezquita? Otros datos apuntaban en esa direcci¨®n. La mamposter¨ªa era de mejor calidad que en el resto del fuerte, con restos de yeso, en vez de cal, y de tejas, en vez de launa, y adem¨¢s se encontraba al lado de un aljibe, cuya agua habr¨ªa sido necesaria para las abluciones¡±, cuenta Rouco.
Tras una semana retirando los derrumbes aparecieron el pavimento de planta rectangular y los arranques de muro de una mezquita, elaborados con un yeso muy fino, con pilares en el centro para sostener la techumbre. ¡°Todav¨ªa no hemos podido datar su fecha de construcci¨®n, pero los niveles de abandono ser¨ªan de finales de ¨¦poca nazar¨ª. Se trata de la primera mezquita documentada arqueol¨®gicamente en la Alpujarra, ya que todas las dem¨¢s fueron destruidas o convertidas en iglesias en el siglo XVI¡±, indica Rouco. Tambi¨¦n documentaron los restos de una calle y el cierre de otra estructura con una orientaci¨®n casi paralela a la mezquita que probablemente fue una vivienda de ¨¦poca nazar¨ª.
Mientras tanto, otra parte del equipo encontraba, en el recinto superior del fuerte, los vestigios de una guerra: la Rebeli¨®n de las Alpujarras de 1568. Descubrieron un peque?o parapeto sobre la muralla nazar¨ª, niveles de incendio y restos de objetos met¨¢licos, como una campanilla de bronce y escorias de plomo que se estar¨ªan refundiendo para la fabricaci¨®n de armamento como arcabuces. ¡°Es, por tanto, la primera vez que se documenta arqueol¨®gicamente la Rebeli¨®n de las Alpujarras¡±, subraya el arque¨®logo. Adem¨¢s, se sacaron a la luz restos de muralla de tres metros de altura, lo que confirma la existencia de la gran torre central del recinto, y se document¨® la cimentaci¨®n de otra torre de menor tama?o desconocida hasta el momento.
Tras dos semanas de intensa labor, y una vez consumidos los 10.000 euros proporcionados por el Ayuntamiento de Juviles, el equipo de la Universidad de Granada tuvo que interrumpir el trabajo, aunque el objetivo es regresar y seguir investigando la fortaleza, que todav¨ªa tiene mucha informaci¨®n hist¨®rica que aportar. Rouco sue?a con excavar en el interior del fuerte y confirmar si existi¨® un poblamiento permanente en su interior o serv¨ªa solo de refugio para tiempos de peligro. Tambi¨¦n documentar el otro gran conflicto que protagoniz¨® el fuerte de Juviles, cuando fue asediado a principios del siglo X por las tropas de Abd al-Rahman III, durante la rebeli¨®n de Ibn Hafsun. ¡°Cuentan las cr¨®nicas que en el asalto se utiliz¨® un almajaneque y ser¨ªa incre¨ªble encontrar algunos de los proyectiles que lanzaron¡±.
A m¨¢s largo plazo, la alcaldesa de Juviles aspira a se?alizar el fuerte ¡°y que todo aquello pueda estar explicado, que haya paneles informativos indicando donde est¨¢n los aljibes, la mezquita, la muralla y la funci¨®n que ten¨ªa. Esto puede atraer muchas visitas, lo que ser¨ªa muy positivo para el pueblo¡±. Aunque el Ayuntamiento se ha comprometido a aportar otra cantidad de su presupuesto, para continuar las excavaciones en 2022, ser¨¢ fundamental el concurso de otras Administraciones.
La guerra sin cuartel que acab¨® con los moriscos de Granada
¡°Al cura de Mairena hinchieron de p¨®lvora y pusi¨¦ronle fuego; al vicario enterraron vivo hasta la cinta y jug¨¢ronle a las saetadas. Cortaron a otros miembros, y entreg¨¢ronlos a las mujeres que con agujas los matasen; a quien apedrearon, a quien aca?avearon, desollaron, despe?aron¡¡±. As¨ª narraba el inicio de la guerra de las Alpujarras el diplom¨¢tico Diego Hurtado de Mendoza, testigo de los hechos. Si bien la conquista del reino nazar¨ª por los reyes cat¨®licos, en 1492, no trajo cambios radicales en la vida de los moriscos de Granada, a medida que avanzaba el siglo XVI y Espa?a se convert¨ªa en un imperio global, firme apoyo de la Contrarreforma cat¨®lica, la existencia dentro de sus fronteras de una amplia comunidad musulmana y potencial aliada del Turco, el principal rival por el control del Mediterr¨¢neo, era vista como una amenaza en el entorno de Felipe II. Por ello, en 1567 aprob¨® la Pragm¨¢tica Sanci¨®n, que prohib¨ªa el uso de la lengua y los nombres ¨¢rabes o la celebraci¨®n de actos religiosos los viernes y obligaba a vestir ¡°a la castellana¡± y que sus mujeres fuesen ¡°con la cara destapada¡±.
Al a?o siguiente estall¨® una guerra que se desarroll¨® sin frentes ni grandes batallas, una sucesi¨®n interminable de escaramuzas y emboscadas, en las que los moriscos opusieron, ante la superioridad militar del ej¨¦rcito de Felipe II, su mejor conocimiento del terreno escarpado de la sierra; una guerra sin cuartel, a todo o nada, en la que ambos bandos cometieron toda clase de crueldades. ¡°Victoria dudosa y de sucesos tan peligrosos que no sab¨ªamos si ¨¦ramos nosotros o los enemigos, los que a Dios quer¨ªa castigar¡±, concluy¨® Hurtado de Mendoza en su cr¨®nica de los hechos. En 1571, despu¨¦s de tres a?os de guerra, los moriscos que no hab¨ªan muerto en los enfrentamientos, o escapado a Argel, eran reducidos a la esclavitud o trasladados a la fuerza a otros reinos. Para cuando se produjo la expulsi¨®n definitiva de los moriscos de la monarqu¨ªa hisp¨¢nica, bajo el reinado de Felipe III, entre 1609 y 1613, pr¨¢cticamente no quedaban ya musulmanes en Granada.
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