Si su empresa le parece una secta, quiz¨¢ tenga raz¨®n
Dos psiquiatras advierten de los riesgos de comportamiento abusivo detr¨¢s de algunas pr¨¢cticas pensadas para fortalecer la uni¨®n entre los empleados y su empresa
¡°Bueno, ya sab¨¦is que mi mujer y yo no tenemos hijos. Y no los necesitamos. Vosotros sois nuestros hijos¡±. La frase de Blanco, el carism¨¢tico jefe que encarna Javier Bardem en El buen patr¨®n, durante un discurso a sus empleados, puede que no suene extra?a a algunos trabajadores. La idea de la empresa como una familia, en la que todos tienen un valor por ser quienes son, m¨¢s all¨¢ de los resultados, pero en las que se pide una implicaci¨®n acorde, porque el bien del padre y el de los hijos son inseparables, la han escuchado muchos empleados de peque?as y medianas empresas. En algunas de mayor tama?o, participar en una organizaci¨®n especial, que puede cambiar el mundo y que todos conocen, ayuda a sentirse parte de algo mayor que uno mismo, y que, adem¨¢s de un sueldo, ofrece un refuerzo atractivo de la identidad. Trabajar es algo rutinario y a veces duro, y cualquier motivaci¨®n extraordinaria para sacar el m¨¢ximo rendimiento a los empleados es bienvenida, pero algunos psiquiatras advierten de los riesgos de que las t¨¦cnicas empleadas para fortalecer los v¨ªnculos entre los trabajadores y la compa?¨ªa, como otros excesos de celo en la convivencia, pueden desencadenar comportamientos patol¨®gicos.
En 1953, el psiquiatra Robert Lifton defini¨® una serie de puntos comunes a las instituciones que, como las sectas, tratan de troquelar a los individuos para que encajen a la perfecci¨®n en el grupo. ¡°Uno de ellos es el control del entorno. El grupo controla con qui¨¦n puede relacionarse la persona y con qui¨¦n no, tratando de alejarla de la familia y los amigos. Esto es algo que pasa, en cierta medida, en las Big Four [las grandes multinacionales de la auditor¨ªa y la consultor¨ªa conocidas por sus extensos horarios de trabajo]. Solo con el n¨²mero de horas que tienes que meter, la relaci¨®n principal del trabajador es con el trabajo y su entorno¡±, explica ??igo Rubio, presidente de la Asociaci¨®n Iberoamericana para la Investigaci¨®n del Abuso Psicol¨®gico (AIIAP).
De este tipo de compa?¨ªas extremadamente exigentes con el trabajador, Rubio menciona otro rasgo com¨²n con las sectas: la exigencia de pureza. ¡°Siempre se pide dar m¨¢s y se transmite un sentimiento de culpa continuo por no estar haciendo lo suficiente¡±, se?ala. ¡°Adem¨¢s, conforme se va escalando en la jerarqu¨ªa de la organizaci¨®n, se tiene m¨¢s poder, pero en muchas ocasiones se est¨¢ cada vez m¨¢s atrapado, y todo con discursos que en un caso prometen la salvaci¨®n y en otro un puestazo a cambio de a?os de dedicaci¨®n total¡±, concluye. Hace tiempo, la explotaci¨®n del trabajador por parte de la empresa era algo m¨¢s claro y hasta aceptado por ambas partes. Ahora, por medio de un discurso que vende la pertenencia a la empresa como una forma de desarrollo personal, las relaciones son m¨¢s equ¨ªvocas. En una entrevista publicada por este peri¨®dico, el fil¨®sofo surcoreano Byung-Chul Han se refer¨ªa al mecanismo que puede incentivar los comportamientos abusivos de algunas empresas: ¡°Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede [...]¡±. Ahora uno se explota a s¨ª mismo figur¨¢ndose que se est¨¢ realizando¡±.
A una empresa se va a trabajar por un sueldo, no a militarMiguel Perlado, psic¨®logo experto en sectas
Las iglesias, como otras grandes organizaciones que quieren fomentar la uni¨®n de sus miembros, entre ellos y con la instituci¨®n, conocen bien el valor de los ritos para lograrlo, y algunas empresas tambi¨¦n los emplean. En la d¨¦cada de 1930, en EE UU, los trabajadores de IBM ten¨ªan un libro con canciones para alabar a la compa?¨ªa y a su l¨ªder, Thomas Watson, y algunos temas a¨²n se pueden escuchar en su propia web. IBM ya ha abandonado esa costumbre, pero en Walmart, una multinacional estadounidense de grandes almacenes con m¨¢s de dos millones de empleados en todo el mundo, a¨²n hacen lo que se conoce como el grito del Walmart, una arenga colectiva acompa?ada de algunas instrucciones motivacionales que acaban recordando que el cliente siempre es lo primero.
Miguel Perlado, psic¨®logo experto en sectas, ayuda a personas que se ven involucradas en din¨¢micas de grupo abusivas que no necesariamente suceden dentro de sectas. ¡°He trabajado con sectas, pero tambi¨¦n en el contexto del teatro o la m¨²sica, donde se pueden producir din¨¢micas de abuso de poder, de relaciones desiguales que sirven para controlar al individuo o que favorecen comportamientos abusivos con las mujeres¡±, explica. Tambi¨¦n ha colaborado con empresas que buscaban mejorar sus relaciones laborales. ¡°Hay contextos empresariales en los que se pueden idealizar pr¨¢cticas que fuera consideramos abusivas, porque monopolizan la vida de los trabajadores y no les dejan espacio para su vida personal, pero que dentro de la organizaci¨®n son signo de implicaci¨®n y entrega¡±, contin¨²a.
El psic¨®logo advierte de que los l¨ªmites entre lo que es una pol¨ªtica de motivaci¨®n intensa y el abuso puede ser difuso. ¡°Mercadona o Lidl, en los primeros tramos de reclutamiento, realizan una actividad muy motivacional, de fidelizaci¨®n y de identificaci¨®n con la empresa¡±, afirma. ¡°Hay que prestar atenci¨®n y respetar las ¨¢reas de intimidad de las personas, porque esas actividades motivacionales van dirigidas a la identidad de las personas, y se les pide un reciclaje para que incluyan una parte de la empresa en esa identidad¡±, concluye. ¡°Nuestra tarea es dotar a la gente de criterios de discernimiento. Ver si yo me estoy dedicando demasiado o si la empresa exige demasiado¡±, indica Perlado. ¡°Todos tenemos una necesidad de pertenencia, y en nuestro entorno cultural eso lo puede proporcionar la empresa, pero a una empresa se va a trabajar por un sueldo, no a militar¡±, concluye.
Pero no todo el mundo vive del mismo modo la misma cultura empresarial. Los 14 principios de liderazgo de Amazon, una aut¨¦ntica Biblia de esa gran corporaci¨®n, ponen al cliente en el centro y reclaman unos niveles de exigencia centrados en el ¨¦xito colectivo, a veces a costa de los trabajadores, que han atra¨ªdo intensas cr¨ªticas sobre la compa?¨ªa. Tanto, que Jeff Bezos, poco antes de abandonar la direcci¨®n de la empresa, a?adi¨® dos principios m¨¢s, uno de los cuales se centraba en la necesidad de ser el mejor empleador de la Tierra. Sin embargo, un exempleado de la compa?¨ªa, que no quiere dar su nombre, considera que ¡°los principios corporativos no son una forma de reprogramar a la gente, sino de organizarla cuando tienes a tantas personas de tantos pa¨ªses y culturas diferentes trabajando juntas¡±. ¡°Todo el mundo aprende a hablar de su trabajo a trav¨¦s de esos principios y hace que sea bastante razonable hablar con un indio, un japon¨¦s o un ruso. Hablas desde la cultura de Amazon y no desde tu cultura personal, y eso hace posible trabajar en una empresa transnacional¡±, opina.
¡°Que un grupo pueda tener unas caracter¨ªsticas sectarias o comportamientos coercitivos no implica que todos los miembros del grupo sean infelices o que sufran o ejerzan el mismo nivel de abuso¡±, asegura Rubio. ¡°Como explica Eric Fromm en El miedo a la libertad, durante el siglo XX se han ganado libertades y derechos, pero esa libertad a veces puede resultar angustiosa porque te hace m¨¢s responsable de tu vida y de tus decisiones. Hay gente que puede ansiar renunciar a su libertad a cambio de una mayor seguridad o de sentirse parte de algo m¨¢s grande¡±, a?ade. Muchos comportamientos abusivos se venden en clave positiva, como un modo de hacer que los trabajadores se conozcan mejor entre ellos y est¨¦n m¨¢s unidos a la empresa y al l¨ªder. ¡°Igual que en la pareja, una relaci¨®n de maltrato o de excesivo control se puede enfocar desde otro punto de vista, como algo bonito, como dos personas inseparables; los comportamientos abusivos en el ¨¢mbito empresarial o incluso en una secta no comienzan con una motivaci¨®n mal¨¦vola. La gente, al principio, cree en la misi¨®n que tiene que realizar, y a menudo los l¨ªderes de las sectas se creen la historia que est¨¢n contando y hacen lo que hacen con buena intenci¨®n¡±, ejemplifica Rubio. Ser consciente de que el riesgo existe e identificarlo cuando se hace realidad es un paso para evitar caer en comportamientos m¨¢s propios de una secta que de un puesto de trabajo.
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