Incendios forestales: ?por qu¨¦ una persona hace arder un monte?
Adem¨¢s de los descuidos o las razones econ¨®micas, algunas personas usan el fuego para descargar su rabia o adquirir notoriedad, pero no deben ser confundidos con los pir¨®manos
No deja de ser sorprendente que una persona prenda fuego deliberadamente a un monte y, m¨¢s a¨²n, que encuentre placer en ello. Al margen de las conductas negligentes, en donde surgen las llamas por una imprudencia, como encender una barbacoa en un lugar inadecuado o arrojar una colilla al bosque, hay personas que llevan a cabo incendios de forma intencionada. En estos depredadores forestales, a modo de Nerones del siglo XXI, el fuego puede ser una forma de obtener beneficios econ¨®micos (recalificar un terreno como urbanizable o cobrar el importe de una p¨®liza de seguros, entre otros), pero tambi¨¦n un modo de expresar determinadas emociones que forma parte de un atavismo ancestral en el ¨¢mbito rural.
As¨ª, quemar el bosque para un incendiario puede ser una forma de represalia contra un vecino con el que se tiene un pleito, pero tambi¨¦n una manera de vengarse de los padres de la novia que no lo aceptan como yerno, de la nueva pareja de la exnovia o de los vecinos por agravios pendientes en relaci¨®n con las lindes de los terrenos. A modo de ejemplo, un empresario de una ciudad portuguesa admiti¨® haber quemado su finca para que su exmujer sintiese pena y volviera con ¨¦l.
Otras veces se trata de una agresi¨®n desplazada: alguien humillado por su jefe en el trabajo o que se siente menospreciado por su familia puede quemar una propiedad p¨²blica para ventilar sus emociones de ira y rencor. Y en algunas otras personas el factor motivacional importante es el vandalismo o el puro efecto destructor. As¨ª, a veces envalentonados por el consumo de alcohol, el recurso al fuego puede ser una forma de descargar su rabia, expresar su malestar emocional o incluso adquirir notoriedad como medio de autoafirmaci¨®n.
No hay que confundir a estos incendiarios que act¨²an por despecho o por venganza con las personas que est¨¢n afectadas por una piroman¨ªa, en las que surge una necesidad imperiosa de planear y provocar incendios sin motivaci¨®n aparente en respuesta a un impulso patol¨®gico no controlable. Se trata de presenciar un espect¨¢culo lo m¨¢s excitante posible, de grandes dimensiones y alto nivel de dramatismo. Los pir¨®manos aman el fuego y no tienen como objetivo hacer da?o a nadie en concreto, a pesar de que lo hacen: este es un efecto colateral. Lo ¨²nico que buscan es el placer que les provoca contemplar las llamas. Este trastorno, afortunadamente muy poco frecuente (puede ser responsable del 3%-5% de los incendios forestales), trae consigo una alteraci¨®n de la conciencia, como una situaci¨®n de trance, se da m¨¢s habitualmente en personas que tienen tambi¨¦n otros problemas psicol¨®gicos, como una discapacidad intelectual descompensada, abuso de alcohol o conductas antisociales, y se caracteriza por la excitaci¨®n de la persona al observar de cerca la acci¨®n de las llamas y toda la parafernalia asociada a su extinci¨®n (coches de bomberos, helic¨®pteros, im¨¢genes impactantes en TV, etc¨¦tera). De hecho, pueden llegar incluso a colaborar como voluntarios en las labores del personal antiincendios. As¨ª, una persona detenida en una ciudad gallega por conductas incendiarias prometi¨® no quemar m¨¢s el monte si le permit¨ªan asistir a la extinci¨®n del fuego desde un helic¨®ptero de los Servicios de Asistencia.
Se trata habitualmente de personas adultas, varones, de nivel sociocultural bajo, con sentimientos de inferioridad, que resultan conflictivas en las relaciones sociales con sus vecinos y presentan problemas de control de los impulsos y de adaptaci¨®n a su entorno. Lo m¨¢s frecuente es que vivan y act¨²en solos y que est¨¦n acostumbrados a hacer quemas de rastrojos y de matorral en su pueblo para facilitar el brote de hierba fresca y as¨ª aumentar la superficie de pastos. De ni?os han experimentado con frecuencia sentimientos de abandono familiar, dificultades de integraci¨®n escolar y una gran afici¨®n a la utilizaci¨®n de cerillas y encendedores.
Un motivo de la proliferaci¨®n de grandes incendios en un corto per¨ªodo de tiempo, aparte de las condiciones meteorol¨®gicas y del estado de abandono de los montes, es el efecto imitaci¨®n. Nada estimula tanto a los pir¨®manos, que suelen vivir en la misma ¨¢rea geogr¨¢fica del incendio, como ver arder los bosques con tanta facilidad. Estas personas, a veces envalentonadas con el recurso al alcohol, muestran una gran fascinaci¨®n por el fuego, pueden experimentar una liberaci¨®n de la tensi¨®n interior al contemplar las llamas y un aumento de su autoestima, al ver lo que han sido capaces de hacer, e incluso una excitaci¨®n sexual.
En resumen, los pir¨®manos son reincidentes en su conducta de provocar incendios, experimentan una fuerte tensi¨®n o activaci¨®n emocional antes de prender fuego al monte y sienten fascinaci¨®n por las llamas y por las actividades y equipos dise?ados para combatirlas, as¨ª como una sensaci¨®n de placer y alivio cuando se desencadena todo el proceso.
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