Por qu¨¦ pasear lo cura (casi) todo
Varios ensayos cl¨ªnicos y experimentos han demostrado que caminar tiene distintos beneficios f¨ªsicos y mentales, incluso aunque los paseos sean breves
Parad¨®jicamente, en el hiperactivo siglo XXI, pasear y divagar empieza a tener buena prensa. Preguntado un neurocient¨ªfico por los beneficios de andar sin rumbo, dedica 20 minutos a enumerar las buenas razones que tenemos para deambular entre 20 o 30 minutos cada d¨ªa. ¡°Pasear tiene dos vertientes, cuando lo haces por sitios conocidos y cuando vas por lugares nuevos. Si paseas por sitios que ya conoces, los primeros efectos positivos son los de activaci¨®n cardiovascular: quien mueve las piernas, mueve el coraz¨®n. Mientras paseas, giras la cabeza: el campo visual va cambiando y se encuentran est¨ªmulos visuales a la derecha y a la izquierda. De esta manera, se activan ambos hemisferios cerebrales, el paseo los pone a hablar entre s¨ª. Esto es un magn¨ªfico ejercicio, pues en el cerebro, un hemisferio suele dominar sobre el otro¡±, dice el doctor Bruno Ribeiro, profesor del Departamento de Anatom¨ªa Humana y Psicobiolog¨ªa de la Universidad de Murcia.
Ribeiro, con consulta de Desarrollo Cognitivo en Sha Wellness Clinic, explica que, si se hace de forma consciente ¡°estando aqu¨ª y ahora¡±, el paseo se transforma en un acto meditativo. ¡°Para eso, hay que abstraerse de pensamientos del pasado y del futuro y concentrarse en el presente. Es muy dif¨ªcil, pero si se consigue, el paseo tendr¨ªa todos los beneficios de una meditaci¨®n. A veces, las personas con dificultades para hacer una meditaci¨®n cl¨¢sica pueden conseguirlo durante un paseo¡±.
Pasan a¨²n m¨¢s cosas en el cerebro cuando paseamos por sitios desconocidos, seg¨²n indica Ribeiro, como que se libera dopamina, ¡°un neurotransmisor que marca la novedad en el cerebro y sirve para identificar el peligro o para prestar atenci¨®n. Un buen aporte diario de dopamina elevar¨¢ otro neurotransmisor, la serotonina, que es la responsable del estado de ¨¢nimo. El paseo ayuda a mantener ambos neurotransmisores en niveles altos¡±.
Los fl?neurs, aquellos rom¨¢nticos paseantes parisinos, fueron identificados por Charles Baudelaire como ¡°observadores diletantes de la vida urbana¡±. Al principio se los consideraba gente vaga, sin oficio ni beneficio, hombres de poco provecho, dedicados a perder el tiempo. El Gran Diccionario Universal Larousse del siglo XIX de 1872 los describi¨® de un modo ambivalente, inquietos y holgazanes a partes iguales. Pero por esa ¨¦poca tambi¨¦n empezaron a aparecer los defensores del arte de pasear. El escritor y cr¨ªtico literario Charles A. Sainte Beuve dej¨® escrito que la fl?nerie era ¡°lo opuesto a no hacer nada¡±. Y Balzac, que deambular era ¡°gastronom¨ªa para los ojos¡±.
?Qu¨¦ se sabe hoy de los beneficios de pasear? Varios ensayos cl¨ªnicos y experimentos han demostrado que el deambular mental del caminante propicia la creatividad. La explicaci¨®n es que como no se requiere un esfuerzo consciente para andar, la atenci¨®n se libera, se abre a nuevas im¨¢genes y asociaciones, la mente lo mezcla todo. Precisamente, es el estado perfecto para innovar. Lo comprobaron dos profesores de la Universidad de Stanford, Marily Oppezzo y Daniel Schwartz, en una serie de estudios en 2014 que midieron c¨®mo caminar cambiaba en cada momento los niveles de creatividad. En los cuatro experimentos, 176 estudiantes tuvieron que completar varias tareas de pensamiento creativo mientras estaban sentados, andando sobre una cinta de correr o paseando por el campus. En una de las pruebas se deb¨ªan buscar usos at¨ªpicos a objetos de la vida cotidiana, como un bot¨®n o un neum¨¢tico. Lo que comprobaron fue que cuando los estudiantes andaban se les ocurr¨ªan hasta seis veces m¨¢s usos para esos objetos que cuando hac¨ªan la prueba sentados. Sin embargo, en las pruebas que requer¨ªan una respuesta ¨²nica y precisa se cometieron m¨¢s errores cuando el grupo iba paseando. Los investigadores concluyeron que dejar la mente a la deriva en un mar de pensamientos era bueno para crear, pero no para encontrar una soluci¨®n ¨²nica a un problema.
Por d¨®nde paseamos tambi¨¦n importa. No es lo mismo andar por un bosque que hacerlo por una ciudad. Un estudio de la Universidad de Carolina del Sur, dirigido por el profesor Marc Berman, comprob¨® que los estudiantes que paseaban por una arboleda ten¨ªan un rendimiento mejor en una prueba de memoria respecto a los que andaban por la ciudad. Existe una peque?a, pero consistente, selecci¨®n de trabajos que sugiere que deambular por espacios verdes puede resetear los recursos mentales que se agotan r¨¢pidamente en los entornos urbanos creados por el hombre. El argumento de sus autores es que la atenci¨®n es un recurso limitado que se acaba a lo largo del d¨ªa. Una esquina llena de gente, con ruido de tr¨¢fico, luces y vallas publicitarias consumir¨ªa nuestra atenci¨®n r¨¢pidamente, mientras que en un paseo por la naturaleza, en un ambiente sin grandes est¨ªmulos, la mente podr¨ªa desplazarse de una experiencia sensorial a otra y descansar.
Las personas que olvidan cosas con frecuencia tambi¨¦n podr¨ªan mejorar su memoria con un breve paseo en¨¦rgico, pero en este caso la clave est¨¢ en la palabra en¨¦rgico. Seg¨²n Rong Zhang, profesor de Neurolog¨ªa en el Peter O¡¯Donnell Jr. Brain Institute de UT Southwestern, en Dallas (Texas), para mejorar el flujo sangu¨ªneo en el cerebro deber¨ªamos aumentar el ritmo cardiaco durante el paseo. Esto significa sentir algo de dificultad para respirar y tener problemas para mantener una conversaci¨®n. En su trabajo, un grupo de personas mayores y de mediana edad mejor¨® la memoria y la funci¨®n cognitiva con una caminata de media hora durante cinco d¨ªas a la semana. Un a?o despu¨¦s, un estudio de seguimiento corrobor¨® estos resultados. Ambos trabajos sugieren que se necesita mantener estos niveles de actividad al menos durante un a?o para comenzar a notar mejoras en la memoria y la cognici¨®n.
Y si es de los que se queda atrapado en bucles de pensamientos rumiantes, pasear tambi¨¦n es para usted. Una breve caminata ser¨¢ suficiente para cambiar el foco de la obsesi¨®n. En 2020, un estudio publicado en la revista The Journal of Environmental Psychology demostr¨® que andar 30 minutos era suficiente para romper una espiral obsesiva de pensamiento negativo. ¡°La caminata interrumpe el ciclo y nos saca del bucle de pensamientos, ya sea porque el paisaje redirige nuestra atenci¨®n o porque el ejercicio f¨ªsico exige cierta concentraci¨®n¡±, escribieron los autores.
Para conseguir beneficios cardiovasculares y protecci¨®n para algunos tumores y enfermedades cr¨®nicas, los paseos no tienen que ser muy largos. Seg¨²n los resultados publicados recientemente por la revista British Journal of Sports Medicine, bastar¨ªan 75 minutos semanales de actividad f¨ªsica moderada, la mitad de la recomendaci¨®n cl¨¢sica de la OMS, para prevenir una de cada 10 muertes prematuras. Tras revisar 196 estudios con 30 millones de personas, los investigadores comprobaron que el ejercicio moderado frente a no hacer nada reduc¨ªa en m¨¢s de un 30% la probabilidad de una muerte prematura por cualquier causa, en un 29% la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, y en un 15% las muertes por c¨¢ncer.
Otro trabajo llevado a cabo en 11 centros de Atenci¨®n de Primaria en Espa?a analiz¨® los m¨ªnimos necesarios para beneficiarse del ejercicio f¨ªsico moderado, y concluy¨® que 50 minutos a la semana de caminar a buen ritmo reduc¨ªa en un 30% la mortalidad. La importancia de este hallazgo es que para las personas que llevan a?os de vida sedentaria los beneficios empiezan a notarse con incrementos peque?os de actividad f¨ªsica. Si no se llega a los 150 minutos recomendados, andar 50 minutos semanales a buen paso empezar¨ªa a cambiar el estado de la cuesti¨®n. No hay un umbral m¨ªnimo para conseguir beneficios, siempre se gana paseando.
El fil¨®sofo franc¨¦s Fr¨¦d¨¦ric Gross, autor del ensayo Andar, una filosof¨ªa (Taurus), tambi¨¦n cree que para pensar bien hay que levantarse de la silla y salir a pasear. ¡°Para pensar libremente hay que hacerlo al aire libre, ligero, como el caminante¡±, escribe. En su libro cuenta los paseos, m¨¢s que amortizados, de grandes pensadores como Nietzsche, Rousseau o Montaigne. Y no es que pensemos peor cuando estamos inactivos, pero se nos suelen ocurrir ideas est¨¢ticas. ¡°A uno le vienen las ideas precisamente porque no las busca¡±, dice. Gross recomienda hacer apuntes durante los paseos, en la libreta o en el tel¨¦fono, porque son ideas buenas, dice, pero ligeras y fr¨¢giles, f¨¢ciles de olvidar. Y ser¨ªa una pena porque, si hacemos caso a Nietzsche, ¡°solo tienen valor los pensamientos que nos vienen a la cabeza mientras andamos¡±.
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