Por qu¨¦ la crisis de los 40 puede ser la ¨²nica que esquiven los mileniales
El mito de la crisis de la mediana edad sigue muy vivo en el imaginario colectivo, pero soci¨®logos e historiadores ponen en duda su pervivencia en la actualidad
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Patricia va a cumplir 40 a?os en unas semanas, as¨ª que ha empezado a hacer balance. Desde hace poco m¨¢s de un a?o tiene un contrato como inform¨¢tica, el primer trabajo estable que ha conseguido en su vida. Est¨¢ ahorrando para comprarse una casa y a¨²n vive con su madre. No tiene pareja ni perspectivas (ni ganas) de formar una familia. ¡°?Crisis de los 40? En absoluto. No puedo estar cansada de una estabilidad que apenas he conseguido. Mis padres la alcanzaron con 25 a?os. Yo estoy tardando mucho m¨¢s¡±, replica Patricia.
Puede que la ¨²nica crisis que esquiven los mileniales sea la de los 40. Los miembros m¨¢s maduros de esta generaci¨®n est¨¢n empezando a alcanzar la mediana edad. Y no tienen ning¨²n tipo de estabilidad burguesa contra la que rebelarse. Algunos economistas y soci¨®logos ponen en duda la pervivencia de una fase, que se nos ha vendido como biol¨®gica y universal, como la adolescencia o la vejez, cuando no es m¨¢s que un constructo social y cultural. La cultura siempre ha tenido un peso espec¨ªfico a la hora de hablar de la crisis de la mediana edad. Desde novelas modernas como Madame Bovary o Anna Karenina hasta autores de la Edad Media como Dante Alighieri, que en La divina comedia recita el siguiente poema: ¡°A mitad del camino de nuestra vida / me encontr¨¦ dentro de un bosque oscuro / pues el camino recto se hab¨ªa perdido¡±.
Este mito ha llegado en plena forma hasta nuestros d¨ªas. El ¨¦xito de series como Fleishman est¨¢ en apuros o de pel¨ªculas como Una vida no tan simple demuestran su pervivencia, al menos en la cultura pop. Las reacciones al famoso v¨ªdeo viral sobre el conformismo de Pantomima Full constatan que es una idea que sigue fascinando y polarizando. La crisis de los 40 se entiende como una cr¨ªtica al conformismo, la ¨²ltima rebeli¨®n adolescente antes (o despu¨¦s) de pasar por el aro y asumir la edad adulta.
Ignacio Conde-Ruiz, catedr¨¢tico de Econom¨ªa y coautor del libro La juventud atracada (Editorial Pen¨ªnsula) tiene 53 a?os, y solo ahora, con las hijas mayores y su carrera encaminada, empieza a sentir algo parecido a la crisis de los 40. ¡°Suena a t¨®pico, pero en este caso, los 50 son los nuevos 40¡å, dice por tel¨¦fono. Las fases vitales se han ido retrasando, algo que es patente en los mileniales. ¡°Es una generaci¨®n que ha sido golpeada dos veces, en momentos clave de la vida¡±, se?ala el economista. La primera fue cuando se incorporaron al mercado laboral, con el inicio de la Gran Recesi¨®n. Vieron c¨®mo sus sueldos menguaban mientras los alquileres y las hipotecas se disparaban. La edad de maternidad se retras¨®, el trabajo dej¨® de ser estable. ¡°Y luego, cuando la estabilidad promet¨ªa llegar, estall¨® la pandemia¡±, recuerda Conde-Ruiz.
El contexto econ¨®mico ha marcado a los mileniales, pero el pol¨ªtico y el demogr¨¢fico han terminado de definirlos. ¡°Es una generaci¨®n que ya empieza a ser m¨¢s peque?a que las anteriores, aunque no tanto como las siguientes¡±, reflexiona el economista. ¡°Y eso hace que sean casi invisibles para los pol¨ªticos. Sus problemas no son el centro de atenci¨®n en unas elecciones¡±.
Por todos estos motivos, los mileniales han tardado m¨¢s en abrazar la vida adulta. Adem¨¢s, esta se ha enriquecido y no presenta un ¨²nico modelo monol¨ªtico. El 85% de la generaci¨®n silenciosa (los nacidos entre 1928 y 1945) viv¨ªan en familia en 1968, entendiendo como tal un c¨®nyuge, hijos o ambas cosas. Solo el 55% de los mileniales estaba en esa situaci¨®n en 2019. Los matrimonios han bajado notablemente en las ¨²ltimas d¨¦cadas y los que se celebran, tienen lugar m¨¢s tarde. La media seg¨²n el INE est¨¢ en 35 a?os para las mujeres y 38 para los hombres. La edad media para comprar una casa, en Espa?a, est¨¢ en los 41 a?os. Los mileniales se convierten en padres en una proporci¨®n similar a la de generaciones anteriores, pero en promedio lo hacen m¨¢s tarde: a los 32,6 a?os. En 1980, lo hac¨ªan a los 25. Con estas cifras encima de la mesa, a los 40 a?os apenas ha comenzado esa supuesta vida burguesa que atenaza a quienes sufren la temida crisis.
El origen feminista de la crisis de los 40
La idea reduccionista y caricaturizada que muchos tienen de esta etapa es la de un hombre que se compra un descapotable y se busca una joven amante. Pero fue una mujer la que ayud¨® a popularizar este concepto. Gail Sheehy rescat¨® las ideas del psic¨®logo Elliott Jaques (condensadas en Death and the Mid-life Crisis [La muerte y la crisis de la mitad de la vida], 1965) y otros autores y las reley¨® desde un prisma feminista en los a?os setenta, convirtiendo una marginal teor¨ªa psicol¨®gica en un fen¨®meno social. Las crisis de la edad adulta (Editorial Pomaire) era una cr¨®nica de la madurez publicada con gran ¨¦xito de ventas. Se convirti¨® en uno de los libros m¨¢s influyentes de su ¨¦poca y el concepto de crisis de la mediana edad (que en Espa?a se tradujo de forma matem¨¢tica, calculando esa media en los 40 a?os) cuaj¨® para siempre en la sociedad.
¡°Seg¨²n Sheehy, era una forma de romper el cors¨¦ de los roles de g¨¦nero tradicionales¡±, cuenta Susanne Schmidt por videollamada. Esta joven historiadora (tiene 35 a?os y no ha sufrido en sus propias carnes la crisis) se propuso indagar en los or¨ªgenes feministas de lo que ha acabado convirti¨¦ndose en un mito esencialmente masculino. Lo ha hecho en el libro Midlife Crisis: The Feminist Origins of a Chauvinist Clich¨¦ (Crisis de la mediana edad: los or¨ªgenes feministas de un clich¨¦ chovinista, no editado en espa?ol). ¡°Los roles de g¨¦nero ten¨ªan y siguen teniendo un papel fundamental en esto. En esa ¨¦poca se supon¨ªa que las mujeres deb¨ªan quedarse en casa, cuidar a los ni?os. Se supon¨ªa que los hombres deb¨ªan ir a trabajar, generar alg¨²n ingreso familiar y adherirse a estos ideales de masculinidad. Pero, al llegar a la mediana edad, muchas personas quer¨ªan expresar las partes de s¨ª mismas que no pudieron exteriorizar por culpa de los roles de g¨¦nero¡±, explica Schmidt. As¨ª, muchas amas de casa empezaron o retomaron sus carreras, mientras que algunos hombres dieron un paso atr¨¢s en las suyas o pidieron reducciones de jornada.
No solo el g¨¦nero atraviesa este fen¨®meno. Tambi¨¦n lo hacen la raza y el dinero. El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, de EE UU, comenz¨® en 1995 a recopilar informaci¨®n sobre 7.000 adultos de entre 25 y 75 a?os. El estudio, llamado MIDUS, se prolong¨® durante m¨¢s de 20 a?os. Seg¨²n sus resultados, los adultos de edad avanzada muestran niveles de bienestar psicol¨®gico m¨¢s altos que los de los j¨®venes y las personas de mediana edad. Pero este estudio puso en duda que este fuera un sentir universal. ¡°Demostr¨® que solo lo sufren el 10% de los estadounidenses¡±, apunta Schmidt, que se?ala c¨®mo en comunidades afroamericanas desfavorecidas, la crisis de los 40 es anecd¨®tica o inexistente. ¡°Es un fen¨®meno de nicho que se presenta como algo parecido a la adolescencia, como si todos pasaran por esta fase, y no. En su mayor¨ªa son hombres, en su mayor¨ªa blancos, en su mayor¨ªa de clase alta y media. Esta es una historia sobre el privilegio¡±, se?ala Schmidt.
Tomarla con filosof¨ªa
Macarena tiene 41 a?os y un trabajo estable como m¨¦dico. Tiene un marido y ¡°tres ni?os preciosos¡±, afirma. Viven en un chalet en Pozuelo, un exclusivo barrio de la periferia madrile?a. Es feliz, pero a veces se pregunta: ?podr¨ªa haber sido diferente la vida? ¡°Porque ya no hay tantas decisiones o porque las m¨¢s importantes (qu¨¦ estudiar, si casarte, si tener hijos, si comprarte una casa, etc¨¦tera) ya las has tomado¡±, confiesa Macarena, quien a?ade: ¡°La crisis de los 40 es un duelo por la juventud perdida. Por la persona que podr¨ªas haber sido y no fuiste¡±.
¡°Esa sensaci¨®n de perder algo es inevitable¡±, reflexiona Kieran Setiya, fil¨®sofo estadounidense de 47 a?os, al otro lado de la pantalla. ¡°Y es el efecto secundario de algo bueno. Es una forma de apreciar la diversidad del mundo y nuestra capacidad de elecci¨®n¡±, a?ade. Hace una d¨¦cada, Setiya era relativamente feliz con su carrera y su familia. Las cosas le hab¨ªan ido bien, pero se empez¨® a agobiar. Vivi¨® la crisis de los 40 y, para solucionarla, escribi¨® un libro.
En su obra En la mitad de la vida (Libros del Asteroide), reflexiona desde un punto de vista cient¨ªfico y filos¨®fico sobre una idea que la ciencia y la filosof¨ªa se han tomado a broma mucho tiempo. ¡°Hay una idea caricaturizada de esta crisis¡±, denuncia Setiya. ¡°Pero implica lidiar con preguntas filos¨®ficas realmente profundas sobre c¨®mo enfrentar el hecho de que la vida es necesariamente finita. Que, hagamos lo que hagamos en nuestras vidas, hay todo tipo de cosas que no llegaremos a hacer¡±.
Setiya no cree que este sentir est¨¦ condicionado por el privilegio y justifica su idea en un estudio realizado en 132 pa¨ªses por el Dartmouth College de EE UU. En torno a los 47 a?os, las personas que viven en pa¨ªses desarrollados atraviesan el peor momento de sus vidas; algo que tambi¨¦n sucede en las naciones en v¨ªas de desarrollo, alrededor de un a?o despu¨¦s. La curva de la felicidad a lo largo del tiempo tiene forma de U; o de sonrisa, siendo la infancia y la vejez las comisuras de los labios y la cuarentena el punto m¨¢s bajo.
Puede que este tipo de cuestionamiento existencial suene lejano e incomprensible para gente de 20 o 30 a?os, pero defiende Setiya que, hace poco, todo el mundo, independientemente de su edad, pudo vivirlo en sus propias carnes. Sucedi¨® hace tres a?os, cuando el coronavirus nos encerr¨® en nuestras casas. ¡°La pandemia hizo que percibi¨¦ramos la vida como algo limitado y repetitivo, que es b¨¢sicamente lo que sucede con la crisis de los 40. Indujo una experiencia en personas que de otro modo no la habr¨ªan tenido tan intensamente o tan temprano¡±, explica. El resultado fue la gran renuncia. En el a?o 2021, 50 millones de estadounidenses dejaron su trabajo de manera voluntaria. ¡°Lo hicieron sobre la base de preguntas como: ¡®?Esto es todo? ?Voy a hacer esto por el resto de mi vida?¡±.
A ra¨ªz de esta experiencia de crisis global, y de su resonancia en la pol¨ªtica, Setiya empez¨® a preguntarse por las estructuras sociales que nos empujan a la crisis de los 40. ¡°Es una crisis individual, pero la estructura social y pol¨ªtica en la que vivimos tiende a exacerbar ese tipo de experiencias. La obsesi¨®n por el fracaso, el ¨¦xito y el logro social y las estructuras comparativas en las redes sociales nos llevan a estar constantemente midiendo nuestra felicidad con respecto a los dem¨¢s¡±, explica Setiya, aludiendo a Instagram como un carrusel de estampas de felicidad impostada, en las que nadie cambia pa?ales, nadie trabaja ni va en metro. Seg¨²n su visi¨®n filos¨®fica, es l¨®gico que despu¨¦s de observar la vida de los otros con filtros de colores, veamos la nuestra en blanco y negro.
Por eso, Kieran Setiya defiende la validez de este tipo de crisis y anima a tomarla, de forma individual, como una oportunidad para reflexionar sobre la propia vida. A nivel social, por contra, defiende la necesidad de abordarla como un proyecto pol¨ªtico. ¡°Se trata de reestructurar la sociedad para que nos d¨¦ m¨¢s espacio. Valorar el proceso de lo que hacemos, no solo sus logros. Que nuestras vidas no se consuman con la pura necesidad de sobrevivir y lidiar con los problemas que nos rodean¡±.
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