Cuando la salud mental se convierte en contenido: ¡°No necesitamos ¡®influencers¡¯, necesitamos psiquiatras¡±
Psic¨®logos y enfermos denuncian la imagen que ofrecen las redes sociales de la depresi¨®n. Algunos creadores han pasado de concienciar a frivolizar sobre los problemas psicol¨®gicos y fomentan as¨ª el autodiagn¨®stico
Busca su reflejo en el m¨®vil, pero lo que encuentra ah¨ª es muy diferente de lo que ve, cada ma?ana, en el espejo. Y eso le da rabia. A Beatriz L¨®pez, valenciana de 47 a?os, le molesta c¨®mo se habla de depresi¨®n en las redes sociales. C¨®mo se frivoliza con un tema que le toca directamente desde hace 30 a?os. ¡°Entonces ni yo ni mi familia sab¨ªamos qu¨¦ me estaba ocurriendo¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica. La depresi¨®n era un tab¨² y la gente se alejaba de quienes se atrev...
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Busca su reflejo en el m¨®vil, pero lo que encuentra ah¨ª es muy diferente de lo que ve, cada ma?ana, en el espejo. Y eso le da rabia. A Beatriz L¨®pez, valenciana de 47 a?os, le molesta c¨®mo se habla de depresi¨®n en las redes sociales. C¨®mo se frivoliza con un tema que le toca directamente desde hace 30 a?os. ¡°Entonces ni yo ni mi familia sab¨ªamos qu¨¦ me estaba ocurriendo¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica. La depresi¨®n era un tab¨² y la gente se alejaba de quienes se atrev¨ªan a romperlo. En este tiempo, concede, las enfermedades mentales han ganado foco: ¡°Se habla m¨¢s, pero no necesariamente mejor¡±, dice. ¡°Ahora se est¨¢ romantizando¡±.
Normalizar la conversaci¨®n sobre los problemas mentales es positivo, pero hay una enorme diferencia entre desestigmatizar la terapia ¡ªuna conversaci¨®n personalizada y dirigida por un experto¡ª y convertirla en contenido para redes sociales. Usarla para conseguir atenci¨®n, likes y dinero. ¡°La depresi¨®n es una enfermedad que tiene que ser tratada por un especialista¡±, resume L¨®pez. ¡°No necesitamos influencers, necesitamos psiquiatras¡±.
Pero eso va a tener que esperar. L¨®pez fue al m¨¦dico de la seguridad social hace unas semanas para pedir cita con el pisc¨®logo. Se la han dado para abril. Espa?a tiene seis psic¨®logos p¨²blicos por cada 100.000 habitantes, tres veces menos que la media europea, y 11 psiquiatras por cada 100.000 personas, casi cinco veces menos que en Suiza (52) y la mitad que en Francia (23), Alemania (27) o Pa¨ªses Bajos (24). En este contexto, los creadores de contenido sobre salud mental est¨¢n llenando un vac¨ªo sanitario.
Los videos de TikTok con la etiqueta #mentalhealth han sido vistos casi 44 mil millones de veces. Esto podr¨ªa ser una buena noticia, pero lo importante no es cu¨¢nto, sino c¨®mo se habla. En los ¨²ltimos meses, muchas cuentas han pasado de concienciar a ofrecer orientaci¨®n y entretenimiento. Hay influencers de salud mental, gente sin formaci¨®n que ha encontrado un nicho de mercado en expansi¨®n. ¡°Hablar de salud mental est¨¢ de moda¡±, reconoce Luis Mui?o, psicoterapeuta y divulgador en el p¨®dcast Entiende tu mente. ¡°Y creo que es importante saberlo, conceptualizarlo. Hemos pasado de tener la salud mental como un tab¨², a lo contrario: se habla, a veces, demasiado. Porque cuando algo est¨¢ de moda, hay quien puede tirar de su experiencia para buscar atenci¨®n, reivindicarse y decir, ¡®oye, que yo tambi¨¦n lo he tenido¡¯. De alguna forma se entiende que es algo que da estatus, que mola¡±.
Issey Moloney es una influencer brit¨¢nica de 18 a?os con m¨¢s de siete millones de seguidores en TikTok. All¨ª, combina v¨ªdeos sobre sus rutinas de belleza o sus viajes con bromas que relacionan la depresi¨®n con comer pasta o listas como ¡°Signos de que podr¨ªas tener un trastorno bipolar¡±. En un v¨ªdeo, de 24 segundos, sale llorando mientras mira a c¨¢mara y enumera sensaciones como ¡°sentirse vac¨ªa¡± o ¡°tener relaciones muy cortas e intensas¡±. Entre los comentarios, varios usuarios la acusan de ¡°patologizar ser adolescente¡±. Borja Hiriart es un creador de contenido chileno con dos millones y medio de seguidores en TikTok. Entre sus v¨ªdeos m¨¢s vistos hay uno en el que se puede leer el mensaje ¡°tu chistecito me cost¨® la estabilidad emocional¡± mientras finge un ataque de llanto. En otros da consejos sobre c¨®mo ayudar a tu novia si tiene ansiedad o enumera ¡°se?ales de que tu salud mental est¨¢ al borde del colapso¡±. Tanto Hiriart como Moloney performan un estado emocional, con actuaciones, m¨²sica dram¨¢tica y frases cortas, de apenas 10 palabras. Adaptan el diagn¨®stico psicol¨®gico al formato TikTok.
¡°La velocidad puede servir si est¨¢s hablando de un tema sencillo¡±, explica Mui?o, ¡°hay p¨ªldoras de informaci¨®n que se pueden dar en TikTok. Pero el problema es que el creador de contenido tiene que seguir subiendo v¨ªdeos, alimentando su cuenta, y es f¨¢cil que tenga la tentaci¨®n de meterse a analizar en 30 segundos cosas complejas, como el perfil gestual de una persona con depresi¨®n¡±. TikTok premia estos v¨ªdeos, que acumulan millones de visitas. Las redes sociales no est¨¢n dise?adas para dar prioridad al contenido m¨¢s preciso, sino al que provoque la reacci¨®n m¨¢s fuerte. Y la depresi¨®n vende.
De esta forma, temas que afectan profundamente a personas con una enfermedad diagnosticada, son depredados por creadores de contenido que saben tocar la tecla de la viralidad. ¡°Las redes sociales a menudo carecen de filtros para la precisi¨®n y la calidad de la informaci¨®n, por lo que puede ser simplificada en exceso¡±, se?ala Mar¨ªa Palau, psic¨®loga experta en gesti¨®n de la ansiedad, que avisa: ¡°Esto puede llevar a autodiagn¨®sticos o autotratamientos err¨®neos¡±.
Autoregulaci¨®n
Sin un marco legal, son los propios creadores de contenido los que tienen que autoregularse. Fue lo que acab¨® haciendo ?scar Alonso. Este ilustrador vasco, de 40 a?os, empez¨® en redes contando su proceso de adelgazamiento. De ah¨ª su nombre profesional: 72 kilos. Pero poco a poco fue virando hacia un contenido m¨¢s relacionado con la salud mental. ¡°Hablo de mi experiencia¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica, ¡°yo en ning¨²n caso quiero ser el terapeuta de nadie. No soy m¨¦dico, no tengo ninguna formaci¨®n en psicolog¨ªa, estoy contando mi caso¡±.
Alonso sabe que sus ilustraciones conectan con gente que ha pasado por lo mismo. Sabe que es un tema candente y que eso ayuda a que se viralicen sus creaciones. Pero a la vez, no puede abstraerse de la conversaci¨®n global, m¨¢s cuando le afecta directamente. Intenta trazar una l¨ªnea ¨¦tica para tratar los temas que le interesan sin frivolizar en busca de la viralidad. ¡°Ah¨ª est¨¢ el riesgo¡±, concede. ¡°Hay que hablar de esto, pero no se puede convertir en un negocio. Hay que estar alerta para que, en una sociedad capitalista en la que se vende casi todo, esto no se convierta en un producto m¨¢s¡±. Alonso, que acaba de realizar un encargo para el Ministerio de Presidencia, asegura que no hay que perder de vista que esta moda ¡°ayuda a m¨¢s gente de la que est¨¢ perjudicando¡±.
Tanto Palau como Mui?o se muestran de acuerdo con esta idea. Hablar de salud mental ¡°permite que las personas se sientan menos solas en sus experiencias y sepan que existen tratamientos¡±, subraya Palau. ¡°La difusi¨®n de informaci¨®n puede promover la conciencia y la educaci¨®n¡±. Adem¨¢s, solo se frivoliza con aquello que llega al mainstream. El feminismo tambi¨¦n se ha usado para vender camisetas o discos, y eso no ha impedido ¡ªquiz¨¢ incluso ha fomentado¡ª que llegue a m¨¢s gente y sus cambios sean m¨¢s transversales.
Y la depresi¨®n se hizo pop
La salud mental ha calado en la conversaci¨®n y esto no solo se refleja en las redes sociales. Seg¨²n Listen Notes, un buscador de p¨®dcast, m¨¢s de 5.500 episodios tienen la palabra trauma en su t¨ªtulo. Amazon ofrece m¨¢s de 60.000 resultados al buscar libros sobre salud mental. En las entrevistas, actores, cantantes y famosos de todo pelaje hablan sobre c¨®mo les ha ayudado la terapia a ser mejores personas.
El fil¨®sofo y productor musical Alex Kresovich ha analizado las referencias a la salud mental en la m¨²sica contempor¨¢nea. En un estudio del 2021 se?al¨® que su presencia en canciones de rap a lo largo de los ¨²ltimos 20 a?os han aumentado de forma sorprendente y constante. En otro, registr¨® un fen¨®meno similar en el pop. Seg¨²n Kresovich, el ¨¢lbum de Kanye West 808s & Heartbreak, de 2008, supuso un punto de inflexi¨®n. ¡°Se ha normalizado mucho¡±, afirmaba hace poco en una entrevista al New York Times. ¡°Se habla tanto p¨²blicamente de la salud mental que algunas neurosis, como la depresi¨®n, casi se romantizan¡±.
El p¨²blico no es ajeno a esta moda, que ha terminado permeando en la sociedad. Ya no son solo los influencers los que hablan de ello, son los usuarios. Somos todos. Las redes sociales suponen un altavoz que magnifica y distorsiona la conversaci¨®n. Hoy en d¨ªa es muy f¨¢cil hacer p¨²blicos sentimientos privados y encontrar a personas que los validen mediante interacciones, corazones o pulgares hacia arriba. Y puede llegar a ser adictivo. Solo de esta forma se entienden fen¨®menos virales como el de Elmo, el famoso mu?eco de Barrio S¨¦samo. Su perfil en Twitter lanz¨® la semana pasada un inocente mensaje: ¡°Elmo ha llegado, ?c¨®mo est¨¢n ustedes?¡± Se encontr¨® con miles de respuestas dram¨¢ticas que hablaban de depresi¨®n, ansiedad e intentos de suicidio.
A este respecto, el psic¨®logo estadounidense Scott Lyons advierte en su libro Addicted to Drama de que la econom¨ªa de la atenci¨®n est¨¢ produciendo una espiral de estr¨¦s y sentimientos exaltados. ¡°Sabemos por la investigaci¨®n que ser m¨¢s dram¨¢tico [en redes sociales] consigue m¨¢s atenci¨®n y m¨¢s likes. Supone un refuerzo¡±, explica en un intercambio de audios. De esta forma, y sin ser del todo conscientes, explica, acabamos formando parte del problema. ¡°El 60% de los j¨®venes que usa TikTok acaba autodiagnostic¨¢ndose alg¨²n porblema de salud mental¡±, se?ala. Muchos de los que lo hacen, acaban uni¨¦ndose a la conversaci¨®n online, compartiendo experiencias con otras personas aquejadas de los mismos males. Creando grupos. ¡°Es lo que llamamos uni¨®n dram¨¢tica. Si nos unimos por una sintomatolog¨ªa compartida y nos alimentamos mutuamente, es dif¨ªcil que despu¨¦s queramos renunciar a la etiqueta y a las relaciones que obtenemos de ella¡±, reflexiona.
Es lo que diferencia la terapia real e individual de la versi¨®n reduccionista, viral y gen¨¦rica que prolifera en internet. Hablar sobre los problemas y las angustias personales puede tener un efecto sanador. Pero cuando la conversaci¨®n se da en redes sociales, es amplificada por algoritmos y distorsionada por la econom¨ªa de la atenci¨®n. Y puede tener el efecto contrario. Mientras hablamos m¨¢s que nunca sobre depresi¨®n y ansiedad, las tasas de suicidio y los problemas de salud mental siguen aumentando. La mayor parte de esta conversaci¨®n p¨²blica transcurre en internet, lo que fomenta que personas vulnerables se rodeen de conversaciones sobre el tema, entrando en agujeros de gusano algor¨ªtmicos. Y esto no parece estar teniendo ning¨²n efecto positivo.
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