Robert Sapolsky, neurocient¨ªfico: ¡°La meritocracia es una justificaci¨®n del sistema¡±
En su ¨²ltimo libro, ¡®Decidido¡¯, el investigador tira de biolog¨ªa para asegurar que el libre albedr¨ªo no existe, una idea que plantea dudas morales sobre los conceptos de culpa, castigo, m¨¦rito o esfuerzo
Es uno de los grandes cient¨ªficos del comportamiento, pero Robert Sapolsky (Nueva York, 66 a?os) no cree que tenga ning¨²n m¨¦rito. No lo dice con modestia, sino con convicci¨®n. Este prol¨ªfico autor cree que el libre albedr¨ªo es una ilusi¨®n, que nuestras decisiones conscientes ser¨ªan la consecuencia de procesos inconscientes del cerebro. Sapolsky pas¨® tres d¨¦cadas estudiando babuinos salvajes en Kenia, pero ha acabado escribiendo libros de fama mundial sobre el comportamiento humano. Seg¨²n su teor¨ª...
Es uno de los grandes cient¨ªficos del comportamiento, pero Robert Sapolsky (Nueva York, 66 a?os) no cree que tenga ning¨²n m¨¦rito. No lo dice con modestia, sino con convicci¨®n. Este prol¨ªfico autor cree que el libre albedr¨ªo es una ilusi¨®n, que nuestras decisiones conscientes ser¨ªan la consecuencia de procesos inconscientes del cerebro. Sapolsky pas¨® tres d¨¦cadas estudiando babuinos salvajes en Kenia, pero ha acabado escribiendo libros de fama mundial sobre el comportamiento humano. Seg¨²n su teor¨ªa, esta evoluci¨®n estaba escrita y no tuvo una capacidad de elecci¨®n real. En su nuevo libro, Decidido (Capit¨¢n Swing) desarrolla esta idea tirando de neurolog¨ªa, filosof¨ªa y sociolog¨ªa. No eres t¨², no soy yo, es el determinismo. La frase, adem¨¢s, de suponer la mejor de las excusas, plantea dudas morales sobre los conceptos de culpa, castigo, m¨¦rito o esfuerzo. Le preguntamos por ellos en una conversaci¨®n por videollamada.
Pregunta. Sostiene que el libre albedr¨ªo no existe. ?C¨®mo se forma entonces una acci¨®n concreta, una decisi¨®n sobre la que creemos tener el control?
Respuesta. Un comportamiento es el producto final de lo que sucedi¨® en tu cerebro hace un segundo, de los est¨ªmulos ambientales, que condicionan a esas neuronas en tu cerebro para que hagan lo que hicieron hace un segundo. Y de las hormonas que ten¨ªas en el torrente sangu¨ªneo esta ma?ana. Y de lo que te sucedi¨® en los ¨²ltimos meses. Es posible que tu cerebro haya cambiado su estructura durante tu adolescencia, tu infancia, o tu vida fetal. O por tus genes o por la cultura la que te has criado. Es la biolog¨ªa, sobre la cual no tenemos control, interactuando con el entorno, sobre el cual no tenemos control. Y cuando miras todas estas influencias, te das cuenta de que la neurobiolog¨ªa influye en tus decisiones, como lo hace la gen¨¦tica, la geocronolog¨ªa, y las ciencias sociales. No es que todas estas disciplinas sean diferentes, sino que se convierten en una sola disciplina.
P. Entonces, el que haya escrito un libro, el que est¨¦ dando una entrevista en este momento sobre este libro¡ ?No ha dependido de su esfuerzo y voluntad?
R. Si piensas en que no existe libre albedr¨ªo, no tiene sentido culpar a la gente por sus errores o felicitarla por sus logros. Pero es incre¨ªblemente dif¨ªcil pensar as¨ª. Escribir este libro supuso mucho trabajo, pero logr¨¦ hacerlo y hay un ¡®yo¡¯ en todo este proceso que de alguna forma lo consigui¨®. Pero si realmente me detengo y lo analizo, entiendo que termin¨¦ el libro debido al tipo de persona que soy. Y que eso se debe a muchos acontecimientos que est¨¢n fuera de mi control. Tengo que detenerme y repasar todos los acontecimientos, sobre los que no tuve control, que me hicieron ser el tipo de persona que soy en este momento. Se necesita mucho trabajo para hacerlo, y para refutar la creencia de que t¨² te ganaste lo que eres y otras personas no se lo ganaron.
P. Tanto que casi nadie lo hace. ?Por qu¨¦ el concepto de meritocracia est¨¢ tan de moda?
R. La meritocracia es una justificaci¨®n del sistema. Las personas que tienen m¨¢s poder son las que tienen m¨¢s motivos para amar y mantener esta idea. Podemos pensar que la meritocracia no tiene sentido. Pero, por otro lado, si tienes un tumor cerebral, querr¨¢s asegurarte de que te opere un gran m¨¦dico, no una persona al azar. Hay que asegurarse de que los trabajos dif¨ªciles los realicen las personas m¨¢s competentes. Pero eso no implica decirles que son mejores personas, que se merecen estar ah¨ª, que se lo han ganado. El problema que tiene esta idea es que puede acabar con la motivaci¨®n.
P. Y que puede generar frustraci¨®n. No todo el mundo puede ser un gran m¨¦dico.
R. Estados Unidos es un ejemplo muy evidente de esto, porque tenemos esta mitolog¨ªa cultural incre¨ªblemente arraigada, esta idea de que cualquiera, si trabaja duro, puede tener ¨¦xito. Cualquiera puede hacerse rico si est¨¢ lo suficientemente motivado. Cualquier ni?o puede llegar a ser presidente. Y la realidad es que si naces en la pobreza, hay aproximadamente un 90% de posibilidades de que sigas en la pobreza cuando seas adulto. Y cada paso del camino explicar¨¢ por qu¨¦ es as¨ª. Tu barrio, tu educaci¨®n¡ Sin embargo, tenemos un pa¨ªs donde toda la mitolog¨ªa se construye sobre la idea de que est¨¢ en tu mano resolver cualquier problema, solo depende de ti. Porque, mira, aqu¨ª hay una persona entre un mill¨®n que lo consigui¨®. Es una versi¨®n realmente t¨®xica de la meritocracia, que causa una enorme cantidad de dolor.
P. Si no existe libre albedr¨ªo, ?qu¨¦ sucede con conceptos como la culpa y el castigo?
R. Si una persona es peligrosa, pero no es su culpa, tenemos que proteger a la gente de ella, pero haciendo el m¨ªnimo absoluto. M¨¢s que una c¨¢rcel, habr¨ªa que ponerla en una especie de cuarentena. Si alguien es violento, hay que impedir que haga da?o, pero eso no significa que sea su culpa.
P. Pone como ejemplo los casos de polic¨ªas que disparan a sospechosos negros en Estados Unidos. Situaciones en las que el racismo social tiene m¨¢s peso que conceptos como la culpa o la voluntad. Es una reflexi¨®n inc¨®moda¡
R. S¨ª, porque es mucho m¨¢s f¨¢cil mirar a alguien que no tiene mucha educaci¨®n y que no ha tenido mucho ¨¦xito en la vida y sentir empat¨ªa y decir que las circunstancias le hicieron ser quien es. Pero si tienes que mirar a un polic¨ªa que acaba de disparar a un hombre desarmado simplemente por el color de su piel; porque en medio segundo pens¨® que esa persona que sosten¨ªa un tel¨¦fono, le estaba apuntando con un arma¡ Es mucho m¨¢s dif¨ªcil concluir que es el producto de lo que vivi¨®.
P. ?C¨®mo afecta el determinismo al amor? ?Quiz¨¢ decir ¡°S¨ª, quiero¡± en una boda no es tan acertado como decir, ¡°S¨ª, el destino ha querido¡±?
R. Este es otro campo donde el determinismo supone un desaf¨ªo enorme. Si tienes la suerte de haberte enamorado y haber sido correspondido, esta idea tiene el potencial de convertir una cosa muy bonita en algo deprimente. ?Y si mi matrimonio hubiera sucedido solo por los niveles de oxitocina que ten¨ªamos en nuestro cerebro? ?Y si esta historia de amor se reduce a una cuesti¨®n de feromonas? ?Qu¨¦ pasa si estamos juntos solo porque nos criaron en contextos culturales similares? Es totalmente deprimente. Pero hay que aceptar que hay una estructura debajo de la superficie. Existe una biolog¨ªa mecanicista subyacente en algo tan l¨ªrico como el amor. Y bueno, si lo piensas bien, no deber¨ªa ser deprimente, porque eso significa que has tenido el lujo de experimentarlo.
P. Pas¨® d¨¦cadas trabajando con monos, ?c¨®mo termin¨® dedic¨¢ndose a refutar el libre albedr¨ªo en los humanos?
R. El trabajo con babuinos que hice durante muchos a?os en ?frica Oriental acab¨® siendo una peque?a parte de toda esta historia. Estudiamos la neurobiolog¨ªa del estr¨¦s, qu¨¦ le hace el estr¨¦s al cerebro. El trabajo de campo intentaba relacionar el rango social de los babuinos con qui¨¦n maneja bien el estr¨¦s y qui¨¦n ten¨ªa mala presi¨®n arterial. Pas¨¦ 30 a?os pensando en nada m¨¢s que eso. Y en los a?os posteriores, empec¨¦ a mirar hacia afuera y dije, ¡°bueno, esta es solo una de las muchas peque?as astillas¡±. Cuando las juntas todas puedes ver la complejidad de las m¨¢quinas biol¨®gicas que somos. Y concluyes que no. No hay libre albedr¨ªo.
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