C¨®mo madura el cerebro del adolescente
La sustancia gris aumenta de volumen durante la infancia, pero en la adolescencia empiezan a adelgazar progresivamente y solo alcanzan su completa madurez despu¨¦s de los veinte a?os
En su tr¨¢nsito hacia la madurez adulta muchos adolescentes presentan problemas de conducta y asumen riesgos mal calculados, como incontinencias agresivas, consumo de drogas o relaciones sexuales sin protecci¨®n. Esa es la mala noticia. La buena es que ese comportamiento corresponde a un per¨ªodo vital transitorio que no siempre compromete el futuro personal de los j¨®venes.
Hace a?os que el neurocient¨ªfico Jay Giedd, del Nacional Institute of Mental Health, in Bethesda (Maryland, EEUU), dio a conocer el resultado de un impresionante estudio longitudinal, iniciado en 1991, en el que mediante esc¨¢neres de resonancia magn¨¦tica cada dos a?os se observ¨® la evoluci¨®n del cerebro de m¨¢s de 2000 ni?os desde los 3 a los 25 a?os. Aunque sobre los 12 o 13 a?os el cerebro tiene ya un tama?o, plegamientos y especializaciones regionales comparables a las del adulto, la investigaci¨®n mostr¨® que, incluso as¨ª, a esa edad, todav¨ªa le queda un largo camino para madurar.
Con los resultados obtenidos, el equipo de Giedd confeccion¨® una sorprendente pel¨ªcula que muestra que la sustancia gris cerebral (las neuronas) aumenta durante la infancia, pero al llegar la adolescencia empieza a adelgazarse progresivamente siguiendo una onda que se inicia en las partes posteriores del cerebro y avanza hacia las anteriores y prefrontales, a las que no alcanza hasta casi la edad de adulto. Ocurre adem¨¢s que ese proceso de adelgazamiento cerebral tiene lugar antes en las chicas que en los chicos, lo cual sintoniza con el bien conocido hecho de que las chicas maduran antes y al hacerlo se sienten m¨¢s c¨®modas al relacionarse con chicos mayores que ellas que con los de su misma edad. A?os m¨¢s tarde, Giedd nos inform¨® de que ese proceso de maduraci¨®n podr¨ªa alargarse m¨¢s all¨¢ de lo previsto en la segunda d¨¦cada de los j¨®venes. No es extra?o, por tanto, que la popularmente llamada ¡°edad del pavo¡± resulte a veces sorprendentemente duradera.
Sea como fuere, el incremento en el n¨²mero de neuronas y sus conexiones supone una revoluci¨®n cerebral que parece explicar el complejo mundo mental en el que se sumerge el adolescente, as¨ª como sus discrepancias de opini¨®n y falta de empat¨ªa con los adultos. Siendo adem¨¢s las partes anteriores del cerebro, las prefrontales, las que finalmente maduran y estando esas partes muy implicadas en el razonamiento, la toma de decisiones y el control emocional, esa evoluci¨®n podr¨ªa explicar tambi¨¦n por qu¨¦ los adolescentes valoran mal los riesgos y tienen dificultades para controlar sus impulsos agresivos. El tr¨¢nsito adolescente podr¨ªa determinar, por tanto, la condici¨®n final de los j¨®venes, es decir, su madurez adulta. En consonancia con esa hip¨®tesis, el equipo de Giedd tambi¨¦n observ¨® que quienes en su evoluci¨®n muestran un proceso de adelgazamiento neuronal m¨¢s pronunciado son los individuos m¨¢s inteligentes.
Faltaba entonces conocer qu¨¦ pasa en el cerebro durante ese tr¨¢nsito y qu¨¦ factores biol¨®gicos y ambientales podr¨ªan modificarlo, aceler¨¢ndolo o reprimi¨¦ndolo. Giedd sugiri¨® entonces una especie de ajuste o ¡°poda¡± neuronal, gen¨¦ticamente programada, susceptible de modularse seg¨²n el tipo de vida o las actividades del adolescente. Metaf¨®ricamente, ser¨ªa algo as¨ª como si despu¨¦s de un tiempo de lluvia el sobrecrecido jard¨ªn fuese podado para eliminar los sobrantes y darle una mejor conformaci¨®n. Las ¡°tijeras¡± de esa poda en el caso cerebral que nos ocupa podr¨ªan ser actividades como el deporte, la m¨²sica, las relaciones sociales o quiz¨¢ alg¨²n tipo de educaci¨®n particular de los j¨®venes. ¡°Usa las conexiones que crea tu cerebro reci¨¦n salido de la infancia, o pi¨¦rdelas¡±, se lleg¨® a decir, a¨²n sin tener un conocimiento cient¨ªfico preciso de c¨®mo funciona la plasticidad cerebral en ese per¨ªodo, es decir, sin conocimiento de lo que est¨¢ pasando entonces en la intimidad de las neuronas.
Para salir de dudas, los investigadores tratan ahora de conocer c¨®mo evoluciona el cerebro adolescente en mam¨ªferos como el rat¨®n, susceptibles de manipulaciones experimentales, y los resultados no dejan de ser prometedores. As¨ª, un equipo de neurocient¨ªficos de varias universidades norteamericanas ha observado que reduciendo experimentalmente la actividad del t¨¢lamo (estructura cerebral implicada en el procesamiento de los est¨ªmulos sensoriales) durante la adolescencia disminuyen las conexiones neuronales entre esa estructura y la corteza cerebral prefrontal adem¨¢s de dificultar el aprendizaje en el rat¨®n adulto, lo que no ocurri¨® cuando esa misma manipulaci¨®n se practic¨® en el rat¨®n ya adulto y no durante la adolescencia. Congruentemente, la estimulaci¨®n del t¨¢lamo en los ratones adultos deficitarios les hizo recuperar la normalidad, lo que indica que la estimulaci¨®n de la corteza cerebral prefrontal por neuronas del t¨¢lamo y el establecimiento de conexiones durante la adolescencia entre esas estructuras es un mecanismo importante para la maduraci¨®n de la corteza cerebral. El trabajo, publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience, abre las puertas a potenciales tratamientos terap¨¦uticos para los trastornos relacionados con el desarrollo del cerebro.
Otro importante factor capaz de influir en la madurez cerebral del adolescente es el sue?o. Lo ha puesto de manifiesto un equipo de neurocient¨ªficos, esta vez de la Universidad de Stanford (California), al observar que la normal preferencia de los ratones adultos por la novedad (al igual que las personas, los ratones se muestran m¨¢s interesados en un objeto o cong¨¦nere nuevo que en uno familiar) resulta consistentemente modificada si le les altera el sue?o durante su adolescencia. As¨ª, los ratones adolescentes que durmieron mal dejaron de preferir la novedad cuando se hicieron adultos y ese cambio estuvo relacionado con una p¨¦rdida de liberaci¨®n de dopamina cerebral en respuesta a la novedad. Otros experimentos con ratones transg¨¦nicos demostraron que restaurando qu¨ªmicamente el sue?o durante la adolescencia se pod¨ªan tambi¨¦n recuperar las preferencias en novedad social de los adultos. El trabajo, tambi¨¦n publicado en Nature Neuroscience, sugiere que el sue?o y la dopamina en el adolescente podr¨ªan ser determinantes del desarrollo de las relaciones sociales en el adulto.
Aunque los mencionados hallazgos han tenido lugar en roedores, es decir, en mam¨ªferos inferiores, como la evoluci¨®n es conservadora, no es descartable que procesos similares tengan tambi¨¦n lugar en el cerebro del adolescente humano y que algunas anomal¨ªas del neurodesarrollo, como el retraso en la maduraci¨®n de algunos j¨®venes, o incluso trastornos m¨¢s graves como la esquizofrenia, pudieran relacionarse con dicha falta de estimulaci¨®n del t¨¢lamo durante la adolescencia. Igualmente, las alteraciones del sue?o y la dopamina en los adolescentes podr¨ªan estar implicados incluso en trastornos como el autismo, caracterizado por d¨¦ficit en las relaciones interpersonales y tambi¨¦n, como han sugerido los autores de los mencionados experimentos, en la conformaci¨®n adulta de rasgos de ¡°personalidad¡±, como la extraversi¨®n o la introversi¨®n en los humanos. Comprender el comportamiento de los adolescentes y su evoluci¨®n hacia la madurez nunca dejar¨¢ de ser un objetivo de la neurociencia.
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, c¨®mo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sue?o, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, ser¨¢n analizados en la convicci¨®n de que saber c¨®mo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las dem¨¢s personas.
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