C¨®mo se regula el ciclo menstrual: la ciencia apunta a un reloj interno del organismo y aten¨²a la influencia de las fases lunares
Un estudio sugiere que un mecanismo, como el del cron¨®metro circadiano que marca el comp¨¢s de la vida, impulsa la ritmicidad del ciclo ov¨¢rico de 28 d¨ªas
El primer d¨ªa de menstruaci¨®n es el punto de partida de un complej¨ªsimo proceso vital que la ciencia todav¨ªa no entiende del todo: el ciclo ov¨¢rico. Con la regla arranca la primera fase de este fen¨®meno, que suele durar unos 28 d¨ªas, y que implica tambi¨¦n, aparte del sangrado menstrual, el crecimiento de los fol¨ªculos ov¨¢ricos hasta dar con un ¨®vulo maduro que se libera a las trompas de Falopio y la degradaci¨®n del endometrio antes del inicio de una nueva menstruaci¨®n. Todo eso pasa de forma peri¨®dica durante la vida f¨¦rtil de una mujer a un ritmo m¨¢s o menos constante, pero los cient¨ªficos todav¨ªa desconocen qu¨¦ determina el tiempo de estos ciclos y por qu¨¦ dura lo que dura cada fase. Por las similitudes temporales, algunos expertos han encontrado un v¨ªnculo de este fen¨®meno con el ciclo lunar, pero esta teor¨ªa, con resultados limitados y contradictorios, siempre ha generado gran controversia entre la comunidad cient¨ªfica. Una nueva investigaci¨®n, publicada este mi¨¦rcoles en la revista Science Advances, abunda en la comprensi¨®n de este proceso y sugiere que, m¨¢s que las fases lunares o cualquier otra variable externa, probablemente sea un reloj interno del organismo, como el cron¨®metro circadiano que marca el comp¨¢s de la vida, lo que regula el ciclo ov¨¢rico.
Seg¨²n Claude Gronfier, cient¨ªfico del Centro de Investigaci¨®n en Neurociencias de Lyon (Francia) y autor del estudio, la explicaci¨®n tradicional de por qu¨¦ el ciclo menstrual tiene un per¨ªodo de 28 d¨ªas ¡°es que resulta de un equilibrio fino entre procesos endocrinos¡± que conducen a las distintas fases de este fen¨®meno. Su colega y primer autor de la investigaci¨®n, Ren¨¦ Ecochard, del Hospital Universitario de Lyon, ilustra las etapas de este ciclo, empezando por una primera fase de latencia, que dura alrededor de una semana y comienza con el primer d¨ªa de sangrado: ¡°El principal proceso que tiene lugar durante este per¨ªodo es la selecci¨®n de un fol¨ªculo que luego conducir¨¢ a la ovulaci¨®n¡±. Luego, hay otra etapa, que es ¡°la ventana f¨¦rtil¡±, que tambi¨¦n dura alrededor de una semana en la que transcurre ¡°el crecimiento del fol¨ªculo hasta la ovulaci¨®n, as¨ª como la secreci¨®n de moco l¨ªquido en el cuello uterino para recibir los espermatozoides¡±. La tercera parte del ciclo, conocida como ¡°fase postovulatoria¡±, apunta Ecochard, se extiende a lo largo de unas dos semanas, desde el d¨ªa posterior a la ovulaci¨®n hasta el d¨ªa anterior al comienzo del siguiente per¨ªodo menstrual. ¡°Curiosamente, y sorprendentemente, nunca ha habido una explicaci¨®n consensuada de por qu¨¦ esas fases diferentes, sumadas, duran aproximadamente 28 d¨ªas, adem¨¢s de que cada una de ellas tiene tambi¨¦n una duraci¨®n determinada¡±, expone Gronfier en una respuesta por correo electr¨®nico.
Tras analizar cerca de 27.000 ciclos menstruales de 2.300 mujeres europeas y otros 4.800 de 721 norteamericanas, los autores del estudio encontraron evidencia de que ¡°es m¨¢s que probable¡± que las caracter¨ªsticas r¨ªtmicas del ciclo menstrual se expliquen por un mecanismo interno del organismo similar al reloj circadiano, que es ese cron¨®metro central, ubicado en el hipot¨¢lamo, que da la hora al resto del cuerpo. Este dispositivo molecular, que se sincroniza con la luz y la oscuridad del d¨ªa, es el encargado, junto a los peque?os cron¨®metros independientes de los tejidos, de anticipar y preparar a las c¨¦lulas para lo que est¨¢ por venir, como comer al mediod¨ªa o irse a dormir por la noche.
¡°Lo que nuestro art¨ªculo muestra es que esos procesos no se suceden simplemente, de tal manera que cada uno comienza cuando el anterior termina. Nuestros resultados sugieren fuertemente que un mecanismo similar a un reloj impulsa la ritmicidad del ciclo menstrual, de manera que su periodicidad se mantiene dentro de un cierto rango y oscila alrededor de la ritmicidad intr¨ªnseca del ciclo (que var¨ªa entre mujeres)¡±, explica Gronfier. As¨ª, este mecanismo sincronizador puede, incluso, corregir las fluctuaciones que se produzcan en un ciclo concreto, de la misma manera que se necesitan unos d¨ªas para arreglar el desajuste circadiano que se producen despu¨¦s de un viaje intercontinental, por ejemplo. ¡°Si el ciclo [ov¨¢rico] se alarga, por cualquier motivo, este proceso basado en el reloj se adapta para acortarlo r¨¢pidamente, y si se acorta, este proceso basado en el reloj se adapta tambi¨¦n para alargarlo¡±, agrega el autor.
La hip¨®tesis de Gronfier y su equipo no surge de la nada. En el art¨ªculo cuentan que ya hay ¡°cierta evidencia¡± de que las fases de los ciclos menstruales pueden estar bajo la influencia tambi¨¦n de los ritmos circadianos y que una alteraci¨®n de este comp¨¢s vital tambi¨¦n se asocia con disfunciones en la funci¨®n menstrual. Juan Antonio Madrid, catedr¨¢tico de Fisiolog¨ªa y director del Laboratorio de Cronobiolog¨ªa y Sue?o de la Universidad de Murcia, se?ala que s¨ª existe una conexi¨®n entre el reloj circadiano y los ciclos menstruales, pero con matices: ¡°Las mujeres con ciclos irregulares suelen tener peores ritmos circadianos diarios y peor calidad del sue?o. El sue?o y los ritmos circadianos buenos regulan el ciclo menstrual y, a su vez, el ciclo menstrual influye en el sue?o. Si partimos el ciclo ov¨¢rico a la mitad y situamos la ovulaci¨®n en el medio, vemos que las hormonas cambian en cada fase y tambi¨¦n hay cambios de temperatura¡±. Pero eso no quiere decir, puntualiza el cronobi¨®logo, que sea el reloj circadiano el que module el ciclo menstrual. ¡°En el art¨ªculo, ellos creen que existe un reloj interno similar al reloj circadiano que tenemos en el cerebro, pero no identifican cu¨¢l es ni d¨®nde est¨¢. No podemos decir que el reloj circadiano est¨¢ controlando el ciclo menstrual¡±, zanja Madrid, que no ha participado en este estudio.
Gronfier tambi¨¦n admite que desconocen de qu¨¦ forma los ritmos circadianos determinan la duraci¨®n de los ciclos menstruales. ¡°A¨²n no lo sabemos, pero creemos que el sistema de sincronizaci¨®n circadiana ¡ªbien conocido por su papel regulador de un gran n¨²mero de ritmicidades fisiol¨®gicas, como la del ciclo sue?o-vigilia, la cognici¨®n, la memoria, el metabolismo, la temperatura y el ciclo celular, solo por citar un pocos¡ª, est¨¢ involucrado, ya que est¨¢ involucrado en otro proceso r¨ªtmico bien conocido que llamamos estacionalidad o ritmicidad anual (que no existe solo en las especies animales que se reproducen estacionalmente, sino tambi¨¦n en los humanos). Por lo tanto, el ritmo casi mensual podr¨ªa originarse tambi¨¦n a partir de la oscilaci¨®n circadiana¡±.
Controvertido efecto lunar
Los autores tambi¨¦n analizan el potencial efecto del ciclo lunar (dura 29,5 d¨ªas) y no descartan esta teor¨ªa, pero concretan que los v¨ªnculos encontrados son ¡°d¨¦biles¡±. En un contexto de literatura cient¨ªfica contradictoria ¡ªhay estudios que muestran una aparici¨®n m¨¢s frecuente de la menstruaci¨®n tras la luna nueva y otros, por el contrario, se?alan datos a favor de la aparici¨®n de la regla cuando la luna es m¨¢s brillante o justo antes y despu¨¦s de la luna llena¡ª, los autores de esta investigaci¨®n ven que el ciclo menstrual comenzaba con m¨¢s frecuencia en luna creciente en Europa, mientras que en Norteam¨¦rica ocurr¨ªa en luna llena. ¡°No tenemos una explicaci¨®n para esta diferencia entre los continentes, pero creemos que se justifica un estudio m¨¢s profundo de esta cuesti¨®n¡±, apuntan en el art¨ªculo, aunque s¨ª se plantean algunas hip¨®tesis.
Una de ellas, recuerda Gronfier, mira hacia una potencial huella evolutiva. ¡°Est¨¢ la posibilidad de que nuestros antepasados, las especies animales, el Homo sapiens y otros, hayan desarrollado una sincronizaci¨®n con el ciclo lunar, que, especialmente durante la luna llena, proporciona mucha luz por la noche. Nuestros primos monos y los felinos tambi¨¦n tienen comportamientos nocturnos que siguen el ciclo lunar y vemos estos comportamientos que se han mantenido a trav¨¦s de la evoluci¨®n como ejemplos de otros comportamientos y procesos fisiol¨®gicos que se han mantenido porque esas ritmicidades lunares sol¨ªan tener un prop¨®sito. Nuestra especie, as¨ª como la mayor¨ªa de las dem¨¢s ahora, ha perdido el acceso al ciclo lunar (en t¨¦rminos de luz nocturna) con la invenci¨®n de la luz artificial, no hace mucho en t¨¦rminos de evoluci¨®n. Por supuesto, todo esto es hipot¨¦tico y necesita estar respaldado por estudios y resultados cient¨ªficos antes de que podamos presentarlos como reales¡±, apunta el cient¨ªfico.
Madrid, en cambio, es m¨¢s reticente a los planteamientos sobre la influencia del ciclo lunar: ¡°Era una hip¨®tesis muy bonita, pero si fuera de verdad un sincronizador y no una mera coincidencia, es dif¨ªcil de entender biol¨®gicamente que exista un mecanismo diferente de sincronizaci¨®n entre mujeres de Norteam¨¦rica y de Europa. Hay un ligero aumento de la menstruaci¨®n, pero no coincide en distintos lugares y la evidencia estad¨ªstica es muy d¨¦bil¡±.
Los autores admiten que se necesita m¨¢s trabajo y estudios en poblaciones m¨¢s grandes para probar sus hip¨®tesis ¡°y desentra?ar los mecanismos¡± que hay detr¨¢s de este potencial reloj interno, pero sus hallazgos abren la puerta a estudiar enfoques cronobiol¨®gicos para atender, por ejemplo, disfunciones en el ciclo ov¨¢rico. ¡°Estamos tratando de determinar cu¨¢les son los mecanismos precisos implicados en la ritmicidad del ciclo menstrual, para poder manipularlos cuando sean disfuncionales. Por ejemplo, si efectivamente est¨¢ involucrado el reloj circadiano, entonces podemos investigar si mejorar la sincronizaci¨®n circadiana o adelantar o retrasar la fase circadiana (con fototerapia, por ejemplo, u otros enfoques cronobiol¨®gicos) podr¨ªa mejorar la fertilidad. Hay mucho trabajo por delante¡±, asume Gronfier.
Un atlas del ovario
Todav¨ªa quedan muchas inc¨®gnitas en torno a la fisiolog¨ªa reproductiva m¨¢s elemental de la mitad del planeta y los ovarios siguen siendo, en buena medida, un enigma para la comunidad cient¨ªfica. En este contexto, otra investigaci¨®n de la Universidad de Michigan han dado ahora un salto en el conocimiento de los ¨®rganos sexuales femeninos al publicar la semana pasada en la revista Science Advances, un atlas celular del ovario. El an¨¢lisis pormenorizado de la poblaci¨®n de c¨¦lulas que pueblan estos ¨®rganos ilumina el camino para ampliar, en un futuro, los m¨¢rgenes de la fertilidad.
El atlas ha revelado, por ejemplo, qu¨¦ factores hacen que un fol¨ªculo (donde se gestan los ¨®vulos) madure correctamente, ya que la mayor¨ªa de ellos se marchitan antes de liberar hormonas u ¨®vulos. ¡°Ahora que sabemos qu¨¦ genes se expresan en los ovocitos, podemos probar si afectar estos genes podr¨ªa dar como resultado la creaci¨®n de un fol¨ªculo funcional. Esto puede usarse para crear un ovario artificial que eventualmente podr¨ªa trasplantarse nuevamente al cuerpo¡±, apunta en un comunicado Ariella Shikanov, profesora de ingenier¨ªa biom¨¦dica de la Universidad de Michigan y autora del estudio.
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