?Por qu¨¦ hay gente que siempre se pierde?
La ciencia sugiere que la experiencia puede importar m¨¢s que la capacidad innata cuando se trata del sentido de la orientaci¨®n
Como muchos de los cient¨ªficos que estudian c¨®mo se orientan las personas, David Utal es un mal navegante. ¡°Cuando ten¨ªa 13 a?os me perd¨ª en una caminata de los Boy Scouts y estuve perdido durante dos d¨ªas y medio¡±, recuerda el cient¨ªfico cognitivo de la Universidad Northwestern. Y todav¨ªa tiene dificultades para encontrar su camino.
El mundo est¨¢ lleno de personas como Utal ¡ªy de sus opuestos, aquellas personas que siempre parecen saber exactamente d¨®nde est¨¢n y c¨®mo llegar a donde quieren ir¡ª. A veces, los cient¨ªficos miden la capacidad de navegaci¨®n pidi¨¦ndole a alguien que apunte hacia un lugar fuera de la vista ¡ªo, lo que es m¨¢s dif¨ªcil, que imagine que est¨¢ en otro sitio y apunte hacia un tercer lugar¡ª, y es inmediatamente obvio que algunas personas son mejores que otras en esa tarea.
¡°Las personas nunca son completamente precisas, pero pueden ser tener una precisi¨®n de hasta unos pocos grados de diferencia, lo cual es incre¨ªblemente preciso¡±, dice Nora Newcombe, psic¨®loga cognitiva de la Universidad de Temple, que es coautora de un an¨¢lisis sobre c¨®mo se desarrolla la capacidad de navegaci¨®n publicado en el Annual Review of Developmental Psychology de 2022. Pero otros, cuando se les pide que indiquen la direcci¨®n del objetivo, parecen se?alar al azar. ¡°Literalmente no tienen idea de d¨®nde est¨¢¡±.
Si bien es f¨¢cil demostrar que las personas difieren en su capacidad de navegaci¨®n, a los cient¨ªficos les ha resultado mucho m¨¢s dif¨ªcil explicar por qu¨¦. Sin embargo, hay un nuevo entusiasmo en el mundo de la investigaci¨®n en navegaci¨®n. Aprovechando tecnolog¨ªas como la realidad virtual y el rastreo por GPS, los cient¨ªficos han podido observar a cientos, a veces incluso millones, de personas que intentan encontrar su camino a trav¨¦s de espacios complejos y medir qu¨¦ tan bien lo hacen. Aunque todav¨ªa queda mucho por aprender, la investigaci¨®n sugiere que, hasta cierto punto, las habilidades de navegaci¨®n est¨¢n determinadas por la crianza.
Cultivar las habilidades de navegaci¨®n
La importancia del entorno de una persona queda en relieve en un reciente estudio sobre el papel de la gen¨¦tica en la navegaci¨®n. En 2020, Margherita Malanchini, psic¨®loga del desarrollo de la Universidad Queen Mary de Londres, y sus colegas compararon el desempe?o de m¨¢s de 2.600 gemelos id¨¦nticos y no id¨¦nticos mientras se mov¨ªan a trav¨¦s de un entorno virtual para probar si la capacidad de navegaci¨®n es hereditaria. Hallaron que s¨ª lo es ¡ªpero solo modestamente¡ª. En cambio, el principal factor que afecta el desempe?o de las personas fue lo que los genetistas llaman el ¡°entorno no compartido¡± ¡ªes decir, las experiencias ¨²nicas que cada persona acumula a medida que vive¡ª. Al parecer, los buenos navegantes en su mayor¨ªa se hacen, no nacen.
Un notable experimento a gran escala dirigido por Hugo Spires, neurocient¨ªfico cognitivo del University College de Londres, dio a los investigadores una idea de c¨®mo la experiencia y otros factores culturales podr¨ªan influir en las habilidades de orientaci¨®n. Spires y sus colegas, en colaboraci¨®n con la empresa de telecomunicaciones T-Mobile, desarrollaron un juego para tel¨¦fonos m¨®viles y tabletas, Sea Hero Quest, en el que los jugadores navegan en barco a trav¨¦s de un entorno virtual para localizar una serie de puntos de control. La aplicaci¨®n del juego pidi¨® a los participantes que proporcionaran datos demogr¨¢ficos b¨¢sicos, y casi cuatro millones en todo el mundo lo hicieron. (La aplicaci¨®n ya no acepta nuevos participantes, excepto por invitaci¨®n de los investigadores).
A trav¨¦s de la aplicaci¨®n, los cient¨ªficos pudieron medir la capacidad de orientaci¨®n mediante la distancia total que recorri¨® cada jugador para llegar a todos los puntos de control. Despu¨¦s de completar algunos niveles del juego, los participantes tambi¨¦n ten¨ªan que disparar una bengala hacia su punto de origen ¡ªuna prueba an¨¢loga a la tarea de se?alar lugares fuera de la vista¡ª. Luego, Spires y sus colegas pudieron comparar el desempe?o de los jugadores con los datos demogr¨¢ficos.
Hallaron que varios factores culturales estaban asociados con las habilidades de orientaci¨®n. Los habitantes de pa¨ªses n¨®rdicos tend¨ªan a ser ligeramente mejores navegantes, tal vez porque el deporte de orientaci¨®n, que combina carrera a campo traviesa y navegaci¨®n, es popular en esos pa¨ªses. En promedio, a la gente del campo le fue mejor que a la de ciudad. Y entre los habitantes de grandes urbes, aquellos de ciudades con redes de calles m¨¢s ca¨®ticas, como las de las zonas m¨¢s antiguas de las ciudades europeas, fueron mejores que las personas de ciudades como Chicago, donde las calles forman una cuadr¨ªcula regular, tal vez porque los residentes de estas ciudades no necesitan construir mapas mentales tan complejos.
Resultados como estos sugieren que la experiencia de vida de un individuo puede ser uno de los principales determinantes de qu¨¦ tan bien navega. De hecho, la experiencia puede incluso ser la base de uno de los hallazgos ¡ªy clich¨¦s ¡ª m¨¢s consistentes en la navegaci¨®n: que los hombres tienden a desempe?arse mejor que las mujeres. Resulta que esta brecha de g¨¦nero es m¨¢s una cuesti¨®n de cultura y experiencia que de capacidad innata.
Los pa¨ªses n¨®rdicos, por ejemplo, donde la igualdad de g¨¦nero es mayor, casi no muestran diferencias de g¨¦nero en la navegaci¨®n. En contraste, los hombres superan ampliamente a las mujeres en lugares donde ellas tienen restricciones culturales para explorar su entorno por s¨ª solas, como los pa¨ªses de Medio Oriente.
Este aspecto cultural, y la importancia de la experiencia, tambi¨¦n est¨¢n respaldados por estudios entre los tsiman¨¦s, una comunidad ind¨ªgena tradicional en la Amazon¨ªa boliviana. La antrop¨®loga Helen Elizabeth Davis, de la Universidad Estatal de Arizona, y sus colegas colocaron rastreadores GPS en 305 adultos tsiman¨¦s para medir sus movimientos diarios durante tres d¨ªas, y no encontraron diferencias en la distancia recorrida por hombres y mujeres. Ambos tambi¨¦n eran igualmente h¨¢biles a la hora de se?alar lugares fuera de la vista, seg¨²n detallaron en Topics in Cognitive Science. Incluso los ni?os se desempe?aron extremadamente bien en esta tarea de navegaci¨®n ¡ªresultado, seg¨²n cree Davis, de crecer en una cultura que anima a los ni?os a recorrer grandes distancias y explorar el bosque¡ª.
Pero la mayor¨ªa de las culturas no son como los tsiman¨¦s, y las mujeres y las ni?as tienden a ser m¨¢s cautelosas a la hora de explorar, por buenas razones de seguridad personal. No solo adquieren menos experiencia en la navegaci¨®n, sino que el nerviosismo por la seguridad o por perderse tambi¨¦n tiene un efecto directo en la navegaci¨®n. ¡°La ansiedad obstaculiza la buena navegaci¨®n, por lo que, si est¨¢s preocupado por tu seguridad personal, eres un mal navegante¡±, dice Newcombe.
La personalidad tambi¨¦n parece desempe?ar un papel en el desarrollo de la capacidad de navegaci¨®n. ¡°Para ser bueno navegando hay que estar dispuesto a explorar¡±, dice Utal. ¡°Algunas personas no disfrutan la experiencia de deambular y otras la disfrutan mucho¡±.
De hecho, las personas que disfrutan de actividades al aire libre, como caminar y andar en bicicleta, tienden a tener un mejor sentido de orientaci¨®n, se?ala Mary Hegarty, psic¨®loga cognitiva de la Universidad de California, en Santa B¨¢rbara. Lo mismo ocurre con las personas que juegan muchos videojuegos, varios de los cuales suponen explorar espacios virtuales.
Para Utal, esta evidencia acumulada sugiere que la inclinaci¨®n y la experiencia temprana empujan a algunas personas hacia actividades que implican navegaci¨®n, mientras que aquellos que, por su temperamento, est¨¢n menos inclinados a explorar, que tienen menos oportunidades de deambular o que tuvieron una mala experiencia inicial pueden ser menos propensos a participar en actividades que requieren exploraci¨®n. A partir de ah¨ª todo se multiplica, especula Utal. ¡°Creo que una combinaci¨®n de personalidad y habilidad te empuja en ciertas direcciones. Es una cascada de desarrollo¡±.
Mapeadores mentales
Es de suponer que esa cascada influye en la adquisici¨®n de habilidades espec¨ªficas que caracterizan a los buenos navegantes. Estos incluyen la capacidad de estimar qu¨¦ tan lejos han viajado, saber leer y recordar mapas (tanto impresos como mentales), aprender rutas basadas en una secuencia de puntos de referencia y comprender la distancia relativa entre puntos.
Sin embargo, gran parte de la investigaci¨®n se ha centrado en dos subhabilidades espec¨ªficas: seguir rutas utilizando puntos de referencia ¡ªpor ejemplo, girar a la izquierda en la estaci¨®n de gasolina, luego avanzar tres cuadras y girar a la derecha justo despu¨¦s de pasar la casa roja¡ª y lo que a menudo se denomina ¡°conocimiento de configuraciones¡±, la capacidad de construir y consultar el mapa mental de un lugar.
De las dos, seguir una ruta es por lejos la tarea m¨¢s f¨¢cil, y a la mayor¨ªa de las personas les va bastante bien una vez que han tomado una ruta varias veces, dice Dan Montello, ge¨®grafo y psic¨®logo tambi¨¦n de UC Santa B¨¢rbara. En un experimento cl¨¢sico de hace casi dos d¨¦cadas, el estudiante de Montello, Toru Ishikawa, condujo a 24 voluntarios, una vez a la semana durante 10 semanas, por dos rutas sinuosas en una elegante zona residencial de Santa B¨¢rbara que nunca antes hab¨ªan visitado.
M¨¢s tarde, casi todas las personas pudieron indicar con precisi¨®n el orden de los puntos de referencia a lo largo de cada ruta y estimar aproximadamente la distancia recorrida entre ellos. Pero variaron ampliamente en su capacidad para identificar atajos entre las dos rutas, se?alar puntos de referencia no visibles desde donde estaban o dibujar un mapa de las rutas. Los investigadores creen que aquellos que no pudieron identificar atajos o encontrar puntos de referencia pueden sufrir de incapacidad para crear mapas mentales precisos.
Otra investigaci¨®n realizada por Newcombe y su entonces estudiante de posgrado Steven Weisberg subraya la importancia de estos mapas mentales en la navegaci¨®n. Los cient¨ªficos le pidieron a 294 voluntarios que usaran un mouse y un monitor de computadora para navegar por dos rutas a trav¨¦s de una ciudad virtual. Una vez que los voluntarios aprendieron las rutas y los puntos de referencia que conten¨ªan, los investigadores les solicitaron que se pararan en un punto de referencia y se?alaran otros en ambas rutas.
Las personas se dividieron en tres clases, seg¨²n se?alaron los investigadores en 2018 en Current Directions in Psychological Science. Algunas personas hab¨ªan formado un buen mapa mental: pod¨ªan se?alar con precisi¨®n puntos de referencia tanto en la misma ruta como en diferentes. Otros ten¨ªan buenos conocimientos de rutas, pero experimentaron dificultades para crear un mapa integrado: eran buenos se?alando dentro de una ruta, pero malos entre rutas. Un tercer grupo fue deficiente en todas las tareas.
Esa capacidad de construir y consultar un mapa mental ¡ªel ¡°conocimiento de configuraciones¡± de una persona¡ª contribuye en gran medida a explicar por qu¨¦ son mejores navegantes, dice Montello. ¡°Cuando la ¨²nica habilidad que tienes es la capacidad de pensar en t¨¦rminos de rutas, no puedes ser creativo para sortear las barreras¡±. El conocimiento de configuraciones da la capacidad de navegar de manera creativa, agrega. ¡°Es una diferencia bastante impresionante¡±.
No es sorprendente que los mejores navegantes tambi¨¦n puedan ser mejores cambiando de modo y eligiendo la estrategia de navegaci¨®n m¨¢s apropiada para la situaci¨®n en la que se encuentran, dice el neurocient¨ªfico cognitivo Weisberg, ahora en la Universidad de Florida. Esto podr¨ªa significar utilizar puntos de referencia cuando sean obvios y mapas mentales cuando se necesiten c¨¢lculos m¨¢s sofisticados.
¡°He empezado a pensar que nuestros mejores navegantes tambi¨¦n usan muchas estrategias alternativas¡±, dice Weisberg. ¡°Y lo hacen de una manera mucho m¨¢s flexible que permite diferentes tipos de navegaci¨®n, de modo que cuando se encuentren en una situaci¨®n nueva, puedan hallar mejor su camino¡±.
Cuando Weisberg se mueve por Gainesville, la ciudad donde vive ahora, por ejemplo, se orienta siguiendo el norte, porque eso funciona bien en una ciudad con una red de calles regular; cuando regresa a su casa en las sinuosas calles de Filadelfia, conf¨ªa m¨¢s en otras se?ales para mantenerse orientado.
Los cient¨ªficos a¨²n no saben si todos los malos navegantes son simplemente deficientes en conocimientos de configuraciones, o si algunos de los perdidos podr¨ªan estar fallando en otras subhabilidades de navegaci¨®n, como recordar puntos de referencia o estimar la distancia recorrida. De cualquier modo, ?qu¨¦ pueden hacer los malos navegantes para mejorar? Esa es a¨²n una pregunta abierta. ¡°Todos tenemos nuestras teor¨ªas favoritas¡±, dice Elizabeth Chrastil, neurocient¨ªfica cognitiva de la Universidad de California, en Irvine, ¡°pero a¨²n no han alcanzado el nivel de prueba¡±.
Pros y contras del GPS
Se dice que la pr¨¢ctica hace al maestro ¡ªy, de hecho, funciona en los experimentos de laboratorio¡ª. ¡°Podemos mejorar las capacidades de navegaci¨®n de las personas en entornos virtuales¡±, afirma Arne Ekstrom, neurocient¨ªfico cognitivo de la Universidad de Arizona. En unas dos semanas se pueden ver avances bastante dram¨¢ticos ¡ªpero a¨²n no est¨¢ claro si las personas realmente se est¨¢n volviendo mejores navegantes o solo est¨¢n mejorando en encontrar su camino a trav¨¦s de los entornos virtuales particulares utilizados en los experimentos¡ª.
El apoyo a la idea de que las personas pueden mejorar con la pr¨¢ctica tambi¨¦n proviene de estudios sobre lo que sucede cuando las personas dejan de usar sus habilidades de navegaci¨®n. En un estudio de 2020 publicado en Scientific Reports, por ejemplo, las neurocient¨ªficas Louisa Dahmani y V¨¦ronique Bohbot, de la Universidad McGill en Montreal, reclutaron a 50 adultos j¨®venes y les preguntaron sobre su experiencia de conducir con GPS. Luego probaron a los voluntarios en un mundo virtual que les exig¨ªa navegar sin esta herramienta. Descubrieron que a los usuarios m¨¢s habituales de GPS les fue peor.
Un seguimiento realizado a 13 de los voluntarios despu¨¦s de tres a?os revel¨® que aquellos que hab¨ªan usado m¨¢s el GPS durante el per¨ªodo de intervenci¨®n experimentaron mayores disminuciones en su capacidad para navegar sin este instrumento, lo que sugiere fuertemente que la dependencia del GPS disimuye las habilidades, en lugar de que las habilidades deficientes lleven a un mayor uso del GPS.
Los expertos tambi¨¦n sugieren que los navegantes con dificultades, como Utal, podr¨ªan intentar prestar m¨¢s atenci¨®n a las direcciones de la br¨²jula o a los puntos de referencia destacados como forma de integrar sus movimientos en un mapa mental. Para Weisberg, la ¨²nica forma de aprender los espacios de forma integrada es prestando atenci¨®n a los principales puntos cardinales o a puntos de referencia destacados, como el oc¨¦ano. ¡°Cuanta m¨¢s atenci¨®n presto, mejor puedo relacionar las cosas con el mapa que tengo en la cabeza¡±. El experto recomienda a los navegantes con dificultades que se pregunten en qu¨¦ direcci¨®n est¨¢ el norte unas 10 veces al d¨ªa, consultando un mapa si es necesario. Esto, sugiere, podr¨ªa ayudarles a ir m¨¢s all¨¢ del mero conocimiento de la ruta.
Existe otra opci¨®n para quienes en realidad no est¨¢n interesados en mejorar sus habilidades, siempre y cuando no se pierdan, se?ala Weisberg: simplemente asegurarse de tener el GPS a mano.
Bob Holmes es un escritor cient¨ªfico que vive en Edmonton, Canad¨¢, y es colaborador especial de Knowable Magazine. Cree que se orienta bastante bien, pero eso es lo que dice la mayor¨ªa de los hombres.
Art¨ªculo traducido por Daniela Hirschfeld.
Este art¨ªculo apareci¨® originalmente en Knowable en espa?ol, una publicaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro dedicada a poner el conocimiento cient¨ªfico al alcance de todos.
Puedes seguir a EL PA?S Salud y Bienestar en Facebook, X e Instagram.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.