No, su hijo no va a ser futbolista profesional: es tan probable como ganar el Gordo de Navidad
Ajustar las expectativas de padres, madres, ni?os y ni?as a la realidad es crucial para poder aprovechar los valores educativos del deporte, que priman la importancia del esfuerzo, la disciplina y la autoexigencia por encima del ¨¦xito
Seg¨²n los datos del Consejo Superior de Deportes (CSD), en el a?o 2022 el n¨²mero de licencias federadas de f¨²tbol lleg¨® a 1.137.651 en los m¨¢s de 30.000 clubes registrados en Espa?a. Dicha cifra incluye no solo a los jugadores y jugadoras, sino tambi¨¦n a los entrenadores, delegados o ¨¢rbitros. Ninguna actividad cultural o de tiempo libre es capaz de movilizar en nuestro pa¨ªs a tantas personas y de forma tan constante como lo hace el f¨²tbol. Cada fin de semana los campos se llenan de familias, amigos y aficionados que se desplazan para apoyar a los suyos. No es descabellado estimar que al menos uno de cada 10 espa?oles est¨¢ implicado semanalmente en el f¨²tbol. Seg¨²n la consultora Nielsen, un 70% de la poblaci¨®n en Espa?a est¨¢ interesada o muy interesada en el f¨²tbol. Como sostiene alg¨²n entrenador, en una frase de discutida autor¨ªa, ¡°el f¨²tbol es la cosa m¨¢s importante entre las menos importantes¡±.
De acuerdo con una reciente encuesta de ADECCO, casi el 36% de los ni?os y j¨®venes de 4 a 16 quieren ser de mayores futbolistas. Tambi¨¦n aqu¨ª hay una brecha de g¨¦nero. Las preferencias son muy distintas. El 25% de las ni?as y chicas quieren ser profesoras. Pero, ?qu¨¦ posibilidades reales tiene un ni?o, que comienza a jugar al f¨²tbol, de convertirse en profesional? Muy pocas o casi ninguna. En Espa?a apenas hay 25 fichas profesionales en cada uno de los 42 equipos que disputan la Liga de Primera y Segunda Divisi¨®n. Tan solo 1.050 futbolistas son reconocidos como profesionales y viven del bal¨®n. Echemos cuentas. Si en Espa?a hay cerca de 700.000 licencias masculinas, resulta que la probabilidad de llegar a ser profesional es del 0,15%. Si se trata de jugar en Primera Divisi¨®n, el valor cae al 0,07%. Y si el sue?o es hacerlo en el Real Madrid o el F.C. Barcelona, la probabilidad no llega al 0,01%.
Dicho de otro modo, tan solo un jugador de cada 14.000 podr¨¢ vestirse de blanco o azulgrana, uno de cada 1.400 jugar¨¢ en Primera Divisi¨®n y uno de cada 700 lo podr¨¢ hacer en Segunda Divisi¨®n. Claro que no hemos tenido en cuenta que el f¨²tbol es un deporte muy globalizado. Los clubes de elite incorporan cada temporada a numerosos jugadores de otros pa¨ªses. El Atl¨¦tico de Madrid y el Mallorca, por ejemplo, tienen en la temporada actual a jugadores de 13 nacionalidades distintas. Casi uno de cada dos jugadores de Primera Divisi¨®n es extranjero. As¨ª que eso hace caer a la mitad la probabilidad de jugar en Primera Divisi¨®n: tan solo 1 de cada 28.000 jugadores jugar¨¢ en el Santiago Bernab¨¦u o en el Camp Nou. Es casi tan probable lograrlo como ganar el Gordo de Navidad.
Y todav¨ªa hay que a?adir un aspecto muy relevante. Llegar a lo m¨¢s alto del f¨²tbol no solo depende del talento. Hay muchos otros factores que se escapan a nuestro control. Los jugadores pueden lesionarse, tener un desarrollo madurativo m¨¢s tard¨ªo o hacer un mal partido el d¨ªa en que son evaluados por un ojeador que busca fichar a nuevas estrellas. No, no llega con tener talento, tambi¨¦n hay que tener mucha suerte.
Conviene entonces ajustar las expectativas de los padres y madres, y de los propios ni?os, a la realidad. No podemos esperar cosas que no van a ocurrir. Es muy poco probable que un ni?o llegue a ser futbolista profesional. Por eso, los ni?os y ni?as deber¨ªan entender qu¨¦ pueden esperar, porque solo seguimos invirtiendo esfuerzo e ilusiones en una actividad cuando sucede aquello que esper¨¢bamos. Cuando no sucede, lo dejamos. De ello depende nuestra felicidad y persistencia en el esfuerzo. Los padres y madres de j¨®venes deportistas tampoco deben equivocarse. No pueden confundir sus necesidades con las de sus hijos e hijas y animarlos con sue?os imposibles. No se trata de que, jugando al f¨²tbol, los hijos logren aquello que sus padres no pudieron conseguir. El objetivo de la pr¨¢ctica deportiva no es ganar mucho dinero para poder retirarse o tener reconocimiento p¨²blico.
Cuando los padres y madres pasan a ejercer de entrenador, psic¨®logo, representante o ¨¢rbitro, el deporte deja de ser una de las mejores escuelas para la vida de los ni?os. Como reza un cartel a la entrada de las instalaciones del club de f¨²tbol argentino Newell¡¯s Old Boys: ¡°Si quieres?tener un campe¨®n?en la familia, entr¨¦nate. Mientras, deja que tu hijo disfrute del deporte¡±. Tambi¨¦n los clubes, las federaciones y los agentes p¨²blicos tienen un papel muy importante para explicar la realidad de los n¨²meros a los padres y madres y a los ni?os. Tienen que reajustar sus expectativas y ayudarles a comprender el valor del deporte. Quiz¨¢s se pueda hacer m¨¢s en la organizaci¨®n del juego; limitando, por ejemplo, los fichajes en edades muy tempranas o proponer actividades formativas para las familias.
?De qu¨¦ se trata entonces? Tampoco hay que equivocarse. No se trata de llevar a la pr¨¢ctica ese lema tan manido y vac¨ªo de que lo importante es participar. No tiene nada que ver con eso, porque es imposible crecer y mejorar en ninguna actividad humana si no nos esforzamos todo lo que podemos. Se trata m¨¢s bien de aprender lecciones ¨²tiles para la vida, ayudando a crear un entorno deportivo donde la pr¨¢ctica del f¨²tbol permita comprender el valor del esfuerzo, la importancia de la disciplina y autoexigencia para poder acercarse al objetivo que deseamos. Tambi¨¦n la necesidad de aprender a autoevaluarse, para conocerse mejor y poder crecer como deportistas y como personas; la utilidad de aprender a controlar aquello que depende de nosotros y no malgastar energ¨ªa en lo que se escapa a nuestro control, y la virtud de entender que las comparaciones que merecen la pena son con uno mismo. En definitiva, diferenciar entre exigir y presionar. Exigimos a los ni?os y ni?as cuando les pedimos cosas que dependen solo de ellos y ellas: el esfuerzo. Presionamos cuando demandamos cosas que se escapan a su control: ganar, ser el m¨¢ximo goleador o el portero menos goleado. Esos son los valores educativos del deporte.
Conviene recordarlo. Ya que solo hay un Messi o un Cristiano Ronaldo. Pero padres y madres que creen que sus hijos tambi¨¦n lo pueden ser, los hay a millares. Ajustemos las expectativas a lo que va a suceder. No, su hijo no va a ser futbolista profesional. Pero el f¨²tbol le puede ayudar a aprender lecciones muy valiosas para la vida.
ENF?RMATE es el espacio de EL PA?S SALUD donde hablaremos de aquellos aspectos relacionados con la actividad f¨ªsica, el deporte y la salud f¨ªsica y mental. La actividad f¨ªsica y el deporte forman parte de la cultura de todas las civilizaciones y juegan un papel fundamental en la salud de la sociedad a todos los niveles, tanto f¨ªsica como mental, en todas las edades, desde la infancia a la vejez, tanto en hombres como en mujeres. Desde las Ciencias de la Actividad F¨ªsica y del Deporte se ha tratado de avanzar en el conocimiento cient¨ªfico sobre la importancia del movimiento y el ejercicio f¨ªsico sobre el cuerpo, as¨ª como los procesos que explican por qu¨¦ se producen ciertas adaptaciones, modificaciones o cambios a diferentes niveles (fisiol¨®gicos, anat¨®micos, motrices, emocionales o cognitivos). Por todo ello, este espacio persigue buscar las explicaciones cient¨ªficas que fundamenten y justifiquen los motivos tan beneficiosos de la actividad f¨ªsica y del deporte. Asimismo, se tratar¨¢ de discutir y rebatir ciertos mitos o falsas creencias existentes en la sociedad sobre temas espec¨ªficos del ejercicio f¨ªsico y la salud.
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