Qui¨¦n mat¨® a Karen Silkwood, la activista antinuclear que no se culpabilizaba por no ser una ¡®madre ejemplar¡¯
Se cumplen 40 a?os del drama biogr¨¢fico sobre Karen Silkwood, una t¨¦cnica de laboratorio que muri¨® en extra?as circunstancias tras denunciar las negligencias de seguridad de la planta nuclear en la que trabajaba. Con Meryl Streep y Cher como d¨²o protagonista, el filme fue un ¨¦xito
Karen Silkwood llevaba dos a?os trabajando all¨ª como t¨¦cnica de laboratorio. La veintea?era, natural de Nederland, un pueblo de Texas, siempre hab¨ªa so?ado con ser cient¨ªfica, pero tuvo que abandonar la universidad al contraer matrimonio con un joven de su localidad. Pasaron por el altar y tuvieron tres hijos. Se separaron siete a?os despu¨¦s debido a una infidelidad perenne de su marido y las deudas econ¨®micas de este. Silkwood le dej¨® la custodia de los ni?os y se march¨® a Oklahoma, donde consigui¨® ese anhelado trabajo en Kerr-McGee, una compa?¨ªa productora de combustible nuclear. Ante las continuas negligencias y violaciones de las medidas de seguridad y est¨¢ndares de calidad por parte de la empresa, comprometiendo la salud de sus empleados, la joven se convirti¨® en una sindicalista osada y vocal, llevando el caso ante el Gobierno de Estados Unidos en 1974. Un par de meses despu¨¦s de ese encuentro, descubrieron que Silkwood hab¨ªa estado expuesta a los escapes de plutonio y en cantidades superiores a las que se consideraban susceptibles de causar un c¨¢ncer. Tambi¨¦n encontraron plutonio en la cocina o el cuarto de ba?o de su apartamento. Su compromiso le vali¨® incluso la animadversi¨®n de sus compa?eros, que no quer¨ªan perder su puesto de trabajo. Apenas diez d¨ªas despu¨¦s del diagn¨®stico, cuando la activista iba de camino a una entrevista con un reportero de The New York Times, cargada con un dossier con pruebas que incriminaban a la empresa, su Honda Civic se desvi¨® de la carretera y cay¨® por una ladera. Silkwood, de 28 a?os, muri¨® en el acto.
Las extra?as circunstancias de su fallecimiento no hicieron, sino hipertrofiar la atenci¨®n medi¨¢tica sobre el caso. Parad¨®jicamente, su muerte hizo que su denuncia consiguiera la repercusi¨®n que no hab¨ªa logrado antes y fue tildada como una ¡°m¨¢rtir¡±. La familia de la joven denunci¨® a la empresa, apoyada en tres aspectos que llamaron la atenci¨®n de los expertos policiales. ¡°La carrocer¨ªa del coche de Karen ten¨ªa marcas recientes que indicaban que hab¨ªa sido forzado hacia la cuneta. El abultado dossier sobre la Kerr-McGee hab¨ªa desaparecido y varios ejecutivos de la compa?¨ªa se personaron en el lugar del accidente en un corto plazo, sin que nunca pudiera aclararse qui¨¦n los avis¨®¡±, publicaba el New York Times en aquel tiempo. Por su parte, la empresa contraatac¨® asegurando que la joven abusaba de los tranquilizantes y el alcohol ¨Cencontraron restos en su sangre¨C y que tal era la obsesi¨®n de la ¡°lun¨¢tica¡± por demostrar que estaba en lo cierto que ella misma sac¨® el plutonio de la planta para autoenvenenarse en casa. Pese a que un tribunal dio la raz¨®n a los herederos de la sindicalista, un tribunal de apelaci¨®n acab¨® revocando su victoria en 1981. La planta cerr¨® un a?o despu¨¦s de la muerte de Karen Silkwood, alzada como una hero¨ªna post mortem de fama internacional, cuyo rostro, sin embargo, pasar¨¢ a ser recordado como el de Meryl Streep.
Este mes de marzo se cumplen 40 a?os del estreno en Espa?a de Silkwood, el filme dirigido por Mike Nichols que llev¨® a la gran pantalla la historia de la joven y que, pese a su ¨¦xito, tampoco estuvo exento de pol¨¦mica. Protagonizado por una Meryl Streep en plena racha estelar tras ganar dos estatuillas por Kramer vs. Kramer y La decisi¨®n de Sophie, la pel¨ªcula triplic¨® su presupuesto en las taquillas y consigui¨® cinco nominaciones a los premios Oscar. El verdadero hito fue el conseguir sobreponerse a las cr¨ªticas recibidas tras su estreno. Ni los responsables de la empresa Kerr-McGee ¨Ccalificando la pel¨ªcula de ¡°falsa y difamatoria¡±¨C, ni el propio The New York Times, que se quejaba de la ambig¨¹edad de su desenlace tild¨¢ndolo de ¡°perversi¨®n del g¨¦nero period¨ªstico¡±, aplaudieron la dramatizaci¨®n de una historia que s¨ª consigui¨® reunir a grupos antinucleares en las puertas de los cines para concienciar a los espectadores que iban a verla. Hasta el propio Nichols tuvo que defenderse afirmando que, la obligaci¨®n de contestar a la pregunta de si Silkwood hab¨ªa asesinada o no, era una buena idea para un documental, no para una obra de ficci¨®n como la suya.
Sea como fuere, el guion escrito por Nora Ephron y Alice Alren reson¨® por muchos m¨¢s motivos que por los estrictamente cinematogr¨¢ficos. M¨¢s all¨¢ de continuar la senda del g¨¦nero social que tan buenos frutos dio a Hollywood entre los setenta y los ochenta (Serpico, Todos los hombres del presidente, Norma Rae, Desaparecido, etc.), la pel¨ªcula brilla cuando apuesta por relatar la vida privada de su protagonista al margen de sus peripecias en la central nuclear. La Silkwood de Streep ¨Cque persigui¨® Jane Fonda durante a?os sin suerte¨C est¨¢ muy lejos de mostrarse como la gran hero¨ªna americana: es malhablada, altanera, ca¨®tica en el trabajo y fuera de ¨¦l, fuma y masca chicle sin parar, no se culpabiliza por haber dejado a su familia ni por anteponer su cruzada activista a los deseos de su pareja, un chulazo redneck interpretado por un Kurt Russell que trataba de desligarse de la etiqueta de hombre de acci¨®n. ¡°Lo que me gust¨® de Karen es que ella no era una Juana de Arco. Era una persona desagradable en algunos aspectos y que, sin embargo, hizo muchas cosas muy buenas¡±, confesaba Streep.
Otro de los hallazgos de la cinta es Dolly Pelliker, compa?era de piso de Karen que trabaja como personal de mantenimiento en la planta nuclear. Adem¨¢s de apoyar a Karen durante su odisea, Dolly es abiertamente lesbiana y mantiene una relaci¨®n con otra mujer durante el metraje. Tan inusual era encontrar un personaje as¨ª en la ficci¨®n que su int¨¦rprete, Cher, fue la primera actriz de la historia en ser nominada al Oscar por un papel l¨¦sbico y habr¨ªa esperar 15 a?os m¨¢s para que Hillary Swank consiguiera la estatuilla por dar vida a un joven trans en Boys don¡¯t cry. La elecci¨®n de Cher tambi¨¦n desconcert¨® a Hollywood. M¨¢s que asentada como glamurosa diva pop, los esfuerzos de la cantante para comenzar una carrera en Hollywood a los 37 hab¨ªan sido infructuosos. Durante ocho a?os no pudo conseguir ning¨²n papel en el cine porque, seg¨²n ella misma sosten¨ªa, todos le dec¨ªan ¡°que era demasiado Cher¡± como para diluirse en un personaje.
Cher consideraba que aquella reputaci¨®n era fruto de la exageraci¨®n y el sensacionalismo: ¡°No fumo, apenas bebo y no tomo drogas. Cuido de mis dos hijos. Me he casado dos veces: una dur¨® once a?os y otra tres. No salg¨® con m¨¢s de un hombre a la vez. ?Pero sabes lo que pasa? Que me visto de forma extra?a. Eso es lo que hago. Quiz¨¢ la gente no lo entienda, pero a m¨ª me gusta. Y no es algo que vaya a cambiar¡±, evocaba durante un reportaje sobre la pel¨ªcula. Cuando recibi¨® la propuesta de aparecer en Silkwood, dirigida por Mike Nichols (El graduado) acept¨® sin leer siquiera el guion. Algo que oblig¨® despu¨¦s al cineasta a llamarla personalmente para comentarle la ¡®peculiaridad¡¯ de su personaje. ¡°Me dijo, ¡®Tengo que decirte algo. Es un papel maravilloso, pero es lesbiana, una maravillosa lesbiana¡¯. Y yo le contest¨¦, ¡®Ok, bien, no me importa¡±. La apuesta le sali¨® bien y Silkwood supuso su billete de entrada al olimpo cinematogr¨¢fico. Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de su estreno, su d¨²o protagonista no solo sigue vigente en la meca del cine, sino que la historia ¨Cy conspiraci¨®n¨C de la sindicalista tambi¨¦n sigue viva.
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