Plutonio, peligroso y aburrido
Silkwood.Director. Mike Nichols. Gui¨®n: Nora Ephron y Alice Arlen. Fotografia: Miroszav Ondricek. M¨²sica: Georges Delerue. Int¨¦rpretes: Meryl Streep, Kurt Russell, Cher, Craig T. Nelson. Drama. Norteamericana, 1983.
Local de estreno: Roxy B. Madrid.
Mike Nichols, que ha obtenido buenos ¨¦xitos con algunas de sus pel¨ªculas anteriores (?Qui¨¦n teme a Virginia Woolf, El graduado, Conocimiento carnal, Catch 22), ha elegido como tema para su ¨²ltima obra, Silkwood, la aut¨¦ntica biograf¨ªa de una analista de laboratorio de una central nuclear norteamericana que, peligrosamente contaminada de plutonio, muri¨® en circunstancias misteriosas cuando se dirig¨ªa a una entrevista con un redactor del Ney York Times a quien pensaba explicarle cuantas irregularidades hab¨ªa apreciado en su empresa.
El director, pues, ha querido unirse a la oleada, de pel¨ªculas que denuncian el peligro nuclear. El cine norteamericano se ha hecho sensible a la pol¨¦mica que preocupa a los ciudadanos de todo el mundo y, como es habitual en ¨¦l, a la. demanda que sobre este aspecto tienen los espectadores m¨¢s j¨®venes.
El caso ver¨ªdico de Karen Silkwood (su apellido da t¨ªtulo al filme) es, sin duda, tan impresionante como los de cuantos como ella son v¨ªctimas, no s¨®lo de las irradiaciones de las centrales nucleares, sino de la nube de silencio que rodea sus muertes. Asesinada o v¨ªctima de un accidente, Silkwood fue ante todo una clara consecuencia del riesgo de tales centrales. Eso, al menos, se?ala con claridad el filme de Nichols.
Vida privada
?ste, sin embargo, desarrolla tambi¨¦n la vida privada de su protagonista, y con tanto detalle que el n¨²cleo de la denuncia se desplaza por caminos laterales, ausentes de inter¨¦s. Que Meryl Streep realice un trabajo de interpretaci¨®n muy sensible e inteligente no parece suficiente para narrar, durante dos horas, las peripecias privadas de una mujer que, al margen de su contaminaci¨®n de plutonio, nada nuevo ten¨ªa que contarnos.Cierto que su fuerte car¨¢cter, su valor y su osad¨ªa fueron los elementos que le permitieron enfrentarse a la oscura red que rodeaba la central nuclear. Pero no creo que importe mucho si era o no afortunada en sus amores, si su amiga era lesbiana, si sus hijos viv¨ªan a tan considerable distancia o si, finalmente, fumaba demasiado.
No es extra?o, por ello, que algunas mutilaciones hayan sido practicadas a la pel¨ªcula, temerosos sus vendedores de que su morosidad supere la resistencia del p¨²blico.- Puestos a cortar, han cortado, sin embargo, muy poco.
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