El secreto de ¡®Blackwater¡¯: por qu¨¦ las mujeres vengativas y arp¨ªas tambi¨¦n pueden ser un matriarcado
La saga de novelas del estadounidense Michael McDowell cuenta las vicisitudes de una familia donde las mujeres, fuertes e independientes, marcan la historia durante varias generaciones
Es f¨¢cil perderse entre los personajes de Blackwater, el fen¨®meno editorial que ha llegado a Espa?a de la mano de Blackie Books esta primavera. Publicado por primera vez en Estados Unidos en 1983, las seis novelas de Michael McDowell ¡ªescritor y guionista de pel¨ªculas como Beetlejuice¡ª han tenido a los lectores en vilo durante meses. Entre una entrega y la otra se ha hecho m¨¢s que necesario repasar el ¨¢rbol geneal¨®gico gentilmente ofrecido al principio de cada tomo. Una cortes¨ªa que los muchos lectores de Garc¨ªa M¨¢rquez ¡ªuno de los muchos referentes que ha sido comparado con McDowell por la cr¨ªtica, junto a Stephen King, Alejandro Dumas o H.P Lovecraft¡ª echan a menudo en falta.
En realidad, para entender el mundo de Blackwater, es suficiente con fijarse en las mujeres de la familia Caskey, como dice el narrador en la cuarta entrega de la saga, La Guerra: ¡°En el caso de los Caskey, no solo hab¨ªa muchas mujeres, sino que eran las que mandaban en la familia. Billy jam¨¢s hab¨ªa visto nada semejante y estaba fascinado por ello¡±.
Desde el primer volumen, La Riada, a los lectores les queda claro que no se encuentran delante de una saga familiar cualquiera, sino de un verdadero matriarcado, liderado por la temible Mary-Love. Un personaje altamente detestable que ejerce el control absoluto no solamente sobre su familia, sino sobre todo Perdido, el pueblo ficticio de Alabama donde est¨¢ ambientada la historia en el siglo XX. La matriarca controla el negocio familiar, las din¨¢micas sociales del pueblo entero y a las personas que, llegadas de fuera, intenten alterarlas.
As¨ª, no sorprende que sean otras mujeres las ¨²nicas ¡°amenazas¡± a este equilibrio familiar. La m¨¢s grande de todas es Elinor, la misteriosa joven que ?scar, hijo var¨®n de Mary-Love, rescata en un hotel sumergido por la riada al principio de la historia. La enemistad entre las dos y como esta acaba afectando las vidas de los Caskey es otro de los temas centrales de la historia de McDowell, que consideraba la familia un verdadero monstruo: ¡°Las familias me parecen violentas, opresivas, manipuladoras... y por eso tambi¨¦n me resultan especialmente interesantes. No tengo familia cercana, solo amigos. Y cuando tienes amigos desde hace tantos a?os, se convierten en relaciones horizontales¡±.
Y monstruosa, seguramente, es la relaci¨®n que tiene Mary-Love con sus hijos. ¡°A Mary-Love le gustaba considerarse la benefactora de la familia, prodigando riqueza y generosidad a todas horas. Se consideraba ampliamente recompensada por la gratitud de sus hijos; pero si no le parec¨ªa suficiente, pod¨ªa llegar a ser muy cruel¡±. El matrimonio de Elinor con ?scar en el primer libro rompe esta din¨¢mica y da comienzo a la lucha de poder entre suegra y nuera.
La guerra entre las dos mujeres monopoliza casi por completo los primeros tres libros, y deja a la otra mitad hu¨¦rfana del hilo argumental m¨¢s cautivador de la saga. C¨®mo dec¨ªa McDowall: ¡°Para cuando has imaginado y llevado a cabo tu venganza, todo ha cambiado y ya no produce ninguna satisfacci¨®n¡±.
?Novela feminista?
Alrededor de Mary-Love y Elinor se mueve un grupo de mujeres igualmente fuertes e independientes. Empezando por Grace, que al principio de la historia es una ni?a que encuentra en Elinor una madre mejor de la que la abandon¨®. En el tercer libro, La casa, deja a su padre para ir a la universidad, aunque cada verano vuelve al pueblo en compa?¨ªa de sus amigas, ¡°las chicas de Grace¡±, hasta que estas la abandona para dedicarse a la vida matrimonial. Ella, que desde ni?a juraba que no se habr¨ªa casado nunca, acaba viviendo en una finca de la familia junto a su prima, con la cual tiene una relaci¨®n amorosa.
De hecho, no es la primera vez que McDowell ¡ªliberal, dem¨®crata y abiertamente gay¡ª inclu¨ªa la lucha por los derechos civiles y los derechos del colectivo LGTBIQ+ en sus obras. Tambi¨¦n escribi¨® la serie de misterio Valentine and Lovelace: en ella un barman gay y su amigo hetero resuelven asesinatos juntos en la Boston de la tumultuosa d¨¦cada de 1980, en medio de la ret¨®rica hom¨®foba y la crisis del sida. Sus otros libros, aunque no est¨¢n centrados en el colectivo LGBTQ+, contienen a menudo una representaci¨®n positiva de este colectivo.
¡°Desde luego, no es suficiente con que sean mujeres, sino que sean mujeres que ostenten una posici¨®n de autoridad sobre el resto de personajes¡±, incide Maravillas Moreno, investigadora de literatura hisp¨¢nica por la Universidad de Murcia. ¡°Tampoco basta con que est¨¦n en sitios de poder, sino que realmente lo ejerzan¡±. Mary-Love, una vez m¨¢s, es el ejemplo perfecto de esta din¨¢mica. Adem¨¢s del control que ejerce sobre su familia, tambi¨¦n tiene plena autoridad en el negocio del aserradero. Su hijo ?scar y el cu?ado James son los que a diario ocupan los despachos de la f¨¢brica, pero es ella la que maneja el dinero y decide como gastarlo.
De hecho, los hombres son personajes secundarios, cuyo ¨²nico prop¨®sito es casarse y agrandar la familia con m¨¢s mujeres. Como Frances y Miriam, las dos hijas de Elinor y ?scar. O Queenie, la cu?ada de James que llega a Perdido para escapar de un marido violento. Cuando este intenta matarla por segunda vez, no es un hombre que acude en su ayuda. Porque todo en Perdido, desde la guerra hasta la paz, pasando por la solidaridad hasta la venganza, pasa solo por las mujeres.
Cuando Mary-Lobe deja de ejercer este control sobre los Caskey, el poder econ¨®mico pasa a manos de Miriam, su primera nieta e hija de ?scar y Elinor, que la nuera cedi¨® a Mary-Love a cambio de la libertad de salir de su casa. Este intercambio es uno de los desenlaces m¨¢s controvertidos de la historia, y el que hace que se cuestionen la etiqueta del matriarcado y empoderamiento feminista que la comunidad de lectores y editores ha dado a la saga.
Sin embargo, el hecho de que Elinor o Mary-Love no sean ¡°buenas madres¡± en el sentido m¨¢s antiguo y estereotipado del t¨¦rmino ¡ªuna porque abandona a su hija, la otra porque ejerce una constante violencia psicol¨®gica sobre su familia¡ª no hace que la historia sea menos feminista. ¡°Si los personajes principales son mujeres, y la historia gira alrededor de ellas, por supuesto que es un matriarcado. Y no tienen por qu¨¦ ser mujeres normativas. Pueden saltarse el c¨¢non, todos los estereotipos e incluso tener defectos y ser malas personas. No lo hace menos feminista, al contrario. Lo hace adelantado por su tiempo¡±, reconoce Mariam Mart¨ªnez Bascu?¨¢n, que cita a Margaret Atwood como ejemplo.
En el pr¨®logo de la ¨²ltima edici¨®n de El cuento de la criada, Atwoood defiende que su obra m¨¢s famosa ¡ªuna distop¨ªa en la cual las mujeres son abusadas por un r¨¦gimen totalitario¡ª es feminista. Incluso cuando son las mismas mujeres que ejercen la violencia: ¡°Si quiere decir una novela en la que las mujeres son seres humanos -con toda la variedad de personalidades y comportamientos que eso implica- y adem¨¢s son interesantes e importantes y lo que les ocurre es crucial para el asunto, la estructura y la trama del libro... Entonces s¨ª. En ese sentido, muchos libros son feministas¡±.
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