Ana Docavo, la artista que quiere salvar el mar a trav¨¦s del arte
Sobrina nieta del escritor Rafael Alberti, asegura que lleva en los genes su pasi¨®n por el oc¨¦ano. Tras abandonar su trabajo para decicarse al arte marino hace cinco a?os, la valenciana lidera una cruzada para presevar la posidonia y acaba de unir fuerzas con Hoss Intropia.
Ana Docavo lleva el mar dentro. No es algo que haya elegido, ni siquiera que tenga que ver con haber nacido en Valencia. ?Es gen¨¦tico. Tambi¨¦n les pasa a mis hermanos. Estamos medio obsesionados y tenemos que estar siempre cerca del mar?, aclara ella. Sobrina nieta del escritor Rafael Alberti, asegura que es precisamente ese apellido el responsable de la profunda conexi¨®n que siente con el oc¨¦ano y que hace cinco a?os la empuj¨® a dejar su trabajo como editora de libros para dedicarse a crear piezas de arte vinculadas al mar. ?Recuerdo que siendo muy peque?a verane¨¢bamos en Mareny Blau [una playa familiar cercana a Valencia] y ¨¦l ven¨ªa desde el Puerto de Santa Mar¨ªa a pasar unos d¨ªas con nosotros. Nos hac¨ªa muchos dibujos, no siempre de motivos marinos, tambi¨¦n de gallos y palomas de muchos colores, y algunos los tenemos enmarcados?, explica por tel¨¦fono a S Moda.
Esa herencia se ve ahora reflejada en un trabajo que, adem¨¢s de convertir elementos marinos reciclados en obras de arte, defiende las problem¨¢ticas que rodean a distintas especies acu¨¢ticas. ?El arte es mi instrumento de lucha contra el cambio clim¨¢tico? es la m¨¢xima que resume su obra en su cuenta de Instagram y que la gu¨ªa en proyectos como el que acaba de presentar junto a la marca de ropa Hoss Intropia. Docavo ha creado la escultura Caballito de Mar y Posidonia para concienciar sobre la necesidad de preservar la posidonia oce¨¢nica, una planta end¨¦mica del Mediterr¨¢neo que?produce m¨¢s ox¨ªgeno que la selva amaz¨®nica. ?Me encanta una frase de?Jacques Cousteau que dice que ¡®la gente protege lo que ama¡¯. Si explicas que la posidonia es necesaria para nosotros y para un mont¨®n de especies que viven en este bosque sumergido o que gracias a ella el agua es tan cristalina, es m¨¢s f¨¢cil que la gente se conciencie y entienda que esas ¡®algas¡¯ que a veces incluso consideran molestas cuando van a la playa son en realidad una planta fundamental?, argumenta. Su obra pone cara al proyecto que la marca espa?ola que volvi¨® a abrir sus puertas este a?o ha lanzado junto a Save Posidonia Project y por el que destinar¨¢ el 1% de todas las ventas entre los meses de julio y agosto a la conservacio?n de esta planta marina.
Con la convicci¨®n de concienciar a trav¨¦s del arte, esta ingeniera agr¨®noma de formaci¨®n que jam¨¢s lleg¨® a ejercer entrega un libro con cada una de las piezas en el que, adem¨¢s de explicar el proceso creativo, cuenta el significado de la obra a nivel de compromiso con el planeta. Adem¨¢s de para clientes privados de dentro y fuera de Espa?a (algunas de sus obras han viajado hasta China), Docavo ha realizado esculturas para restaurantes ¨C?lo m¨¢s complejo que he hecho hasta la fecha es una l¨¢mpara de 10 metros de altura para un local de Quique Dacosta?, apunta¨C y tiene entre manos un proyecto para el pr¨®ximo a?o, tambi¨¦n centrado en la posidonia, que colocar¨¢ una de sus piezas en un organismo p¨²blico. Aunque en sus primeras creaciones utilizaba conchas o erizos de mar que encontraba en la orilla, ahora prefiere dejarlos seguir su ciclo en la arena y apostar por el reciclaje o por materiales como la porcelana. ?Hice un cuadro con centollos que me cost¨® una fortuna porque me iba al mercado central de Valencia a comprarlos, me los com¨ªa, los limpiaba¡ Despu¨¦s pens¨¦ en que todo eso se tira en los restaurantes y he empezado a hacer piezas utilizando esas ¡®sobras?.
Amante del buceo y el esn¨®rquel, a Docavo las musas la pillan bajo el agua. ?Hay gente que hace meditaci¨®n, yo me sumerjo para relajarme. No es que diga voy a crear, sino que buceo y sin querer se me vienen ideas. Siempre me llevo una libreta y cuando salgo lo apunto todo?. Sus lugares imprescindibles ¨Cpara crear y para desconectar¨C son Formentera y el sur de Tulum, donde, nadando entre tortugas y tiburones, se decidi¨® a dejar su trabajo como editora tras m¨¢s de veinte a?os y dedicarse por fin a su pasi¨®n por el mar. ?Me gustaba mi trabajo, pero necesitaba sentirme realizada a nivel personal. Lo dej¨¦ todo y viaj¨¦ varias veces a esta zona de Tulum, nada tur¨ªstica, donde empec¨¦ a recolectar los primeros materiales de mis obras?, recuerda. Y aclara: ?Eso s¨ª, Formentera no tiene nada que envidiar al Caribe. Los isle?os dicen que la isla escoge a las personas que llegan y yo desde luego me enamor¨¦ nada m¨¢s pisarla. Puedo ir a otros sitios preciosos, pero no es lo mismo?.
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