?Te quedaste vac¨ªo con el apag¨®n? C¨®mo la gran ca¨ªda de redes hizo a Occidente plantearse una posible adicci¨®n
Mientras millones de usuarios migraban a Telegram y Signal, Twitter se hac¨ªa con el monopolio del humor en el d¨ªa m¨¢s negro de la semana m¨¢s dura para Mark Zuckerberg.
En la novela Dejar el mundo atr¨¢s, de Ruman Alaam (Salamandra), que en breve se convertir¨¢ en una serie de Netflix con Julia Roberts y Denzel Washington, los protagonistas, dos familias que se refugian en una casa de verano mientras el mundo a su alrededor cambia para siempre, tienen la primera indicaci¨®n de que algo va mal, muy mal, cuando dejan de recibir notificaciones en sus m¨®viles.
Lo del lunes por la tarde no fue tan grave. O lo fue solo para Mark Zuckerberg, que vio como su fortuna personal se reduc¨ªa en 5.200 millones de euros durante las seis horas en las que fallaron Instagram, Whatsapp, Facebook y Messenger. Para los 3.500 millones de usuarios de sus productos la tarde del lunes no fue dram¨¢tica, pero s¨ª distinta. ¡°Sufr¨ª porque ten¨ªa pendientes cinco whatsapps de trabajo¡±, explica el escritor y periodista Rub¨¦n Serrano. ¡°Estaba en modo madre, as¨ª que tard¨¦ en enterarme y me alegr¨¦ de no estar recibiendo cosas mientras jugaba y cuidaba. Habr¨ªa que hacerlo una vez por semana¡±, dice la urbanista Aurora Adaliz N¨²?ez. ¡°Me pill¨® componiendo. No lo viv¨ª como un caos sino como algo sublime¡±, explica Remate, m¨²sico y compositor de bandas sonoras. A algunos se les quedaron en el limbo mensajes importantes de Whatsapp. Inmaculada Ram¨ªrez quer¨ªa informar a su familia de que su hijo hab¨ªa dado negativo en un test de ant¨ªgenos. Juanpe S¨¢nchez se mor¨ªa de ganas de informar a su novio de que ya ten¨ªa billetes de avi¨®n para ir a verle.
Parte de la vida, en definitiva, qued¨® suspendida y se nos hizo evidente lo que ya sabemos, la dependencia que hemos desarrollado con los productos aparentemente gratuitos que son propiedad de una sola persona. Mark Zuckerberg es portada de Time?con su cara ampliad¨ªsima y un texto escueto: Delete Facebook??(?Eliminar Facebook?). El apag¨®n de sus apps coincidi¨® con la declaraci¨®n ante el Senado de Estados Unidos de su ex empleada Frances Haugen, que habl¨® de c¨®mo la empresa prioriza su crecimiento sobre la seguridad (o, c¨®mo se?alaba aqu¨ª?Marta Peirano, financia su crecimiento con la seguridad de sus usuarios) y tambi¨¦n filtr¨® datos de estudios internos en torno a Instagram. ¡°Saben que es tan adictivo como los cigarrillos¡±, dijo Haugen al Senado para despu¨¦s a?adir que es bien sabido por la empresa que sus contenidos fomentan los des¨®rdenes alimentarios en la adolescencia y son especialmente da?inos para las mujeres j¨®venes.
¡°Creo que una cosa est¨¢ contaminando la otra en la opini¨®n p¨²blica¡±, opina Gemma San Cornelio, investigadora en cultura digital que lidera el grupo MEDIACCIONS de la Universitat Oberta de Catalunya. ¡°Ha habido otros apagones, pero este ha sido mucho m¨¢s significativo, porque fue m¨¢s largo y porque coincide con este clima. De repente se ha evidenciado la centralizaci¨®n de los datos, el monopolio capitalista que ejerce Zuckerberg. Aunque tambi¨¦n me parece que el rechazo que genera est¨¢ muy personalizado. Me recuerda a la figura antisemita del jud¨ªo avaro en El mercader de Venecia, que es capaz de cualquier cosa. Nos gusta mucho crear estas figuras omnipotentes, para bien o para mal. Ya pas¨® con Steve Jobs. Y nos olvidamos que es un sistema, que son muchas las empresas y las personas que se benefician¡±.
Frente al gran perdedor, las empresas de Facebook, los ganadores. Signal y Telegram, las competidoras de Whatsapp reportaron que ganaron millones de usuarios durante el apag¨®n. En Signal no especificaron cu¨¢ntos, pero dieron la bienvenida a los reci¨¦n llegados con el retint¨ªn que se utiliza en comunicaci¨®n corporativa cuando le va mal a la competencia, y se disculparon con esos nuevos usuarios por los fallos que se estaban produciendo ante el aluvi¨®n. El CEO y fundador de Telegram, Pavel Durov, s¨ª dio n¨²meros. Seg¨²n dijo, obviamente en su canal de Telegram, el lunes recibieron a 70 millones de ¡°refugiados de otras plataformas¡±.
Los estudiosos del tema llaman a esas fugas entre plataformas ¡°desplazamientos¡±, explica la catedr¨¢tica Daria J. Kuss, que lidera un departamento de Ciberpsicolog¨ªa en la Universidad de Nottingham y lleva a?os estudiando los comportamientos en internet y los efectos en el uso de las redes. Seg¨²n Kuss, es normal, y no tan exagerado, lo que muchos usuarios comentaban en Twitter ¨Cla red que, seg¨²n un tweet muchas veces reformulado, siempre resiste porque ¡°se sustenta en el odio¡±¨C, que se sent¨ªan m¨¢s ligeros, que hab¨ªan pasado una tarde mejor al no poder ver stories de Instagram y al no ser f¨¢cilmente contactables por Whatsapp. Les cundi¨® m¨¢s la tarde. Acabaron trabajos pendientes. Fueron al cine. ¡°Los testimonios indican que muchos usuarios se sent¨ªan de verdad liberados de las presiones de las redes sociales por el apag¨®n. Genera enormes cantidades de presi¨®n estar siempre en modo on, siempre contactable, y eso lleva a usos problem¨¢ticos por parte de la gente m¨¢s joven, que sigue respondiendo mensajes durante la noche¡±, dice Kuss.
El debate generacional fue de hecho uno de los m¨¢s punzantes la tarde del lunes. Mientras los boomers?hac¨ªan bromas sobre lo mal que lo estar¨ªa pasando la chavalada, muchos integrantes de la generaci¨®n zeta hablaban de recuperar su salud mental durante un ratito. Por supuesto hubo pullas intergeneracionales porque eso es la base del humor en Twitter. Se dijo de mil maneras distintas que lo de Facebook solo afectaba a un se?or llamado Jos¨¦ Luis que intentaba subir el ¨¢lbum Excursi¨®n a Covadonga del Hogar del Jubilado.
¡°Creo que los de la Generaci¨®n X hablaban m¨¢s condescendientes, ese tipo de mensajes en plan ¡®leed un libro LOL¡¯¡±, apunta Ainhoa Marzol, comunicadora? y experta rastreadora de culturas digitales que escribe la columna Haciendo scroll?en Rockdelux. El mensaje (lanzado en Twitter, sin que aparentemente se detectase la iron¨ªa) de ¡°leed un libro¡±, se repiti¨® bastante aunque quiz¨¢ el que m¨¢s circul¨® fue el de la banda Love of Lesbian, tan contestado que lo han eliminado. ¡°Los millenials estaban m¨¢s como admitiendo su propio burnout?y la generaci¨®n zeta tuiteando en plan ¡®me da igual que se vaya internet, no voy a dejar el tel¨¦fono, encontradme jugando en las configuraciones de mi iPhone¡±, sigue Marzol en el an¨¢lisis generacional. ?Y ella? No se enter¨® mucho, pero le divirtieron los hilos que imaginaban futuros dist¨®picos. ¡°?Si Facebook desaparec¨ªa del d¨ªa a la noche iba a ser yo capaz de entrar en las otras mil p¨¢ginas donde hab¨ªa usado mi cuenta de Facebook como llave?, ?Y si se filtraban las conversaciones de Whatsapp? A la ma?ana siguiente me despert¨¦ y todo estaba normal¡±.
Los m¨¢s famosos del apag¨®n fueron sin duda los ingenieros que Facebook mont¨® en un avi¨®n y envi¨® a su centro de datos en California para hacer una especie de reset manual. A los trabajadores de Facebook, por cierto, les cost¨® horrores comunicarse porque la intranet con la que se comunican tambi¨¦n se hab¨ªa ca¨ªdo y no recib¨ªan correos electr¨®nicos de nadie ajeno a la empresa. Parad¨®jicamente, tuvieron que usar productos de la competencia como FaceTime y Discord para entenderse. M¨¢s all¨¢ de los chistes que pueda generar este equipo de gente hipercualificada enviada a un lugar remoto de California a hacer, b¨¢sicamente, un apagar y encender, es probable que esto generase tanta fascinaci¨®n porque dotaba de cierta corporeidad a las redes, nos hizo imaginar durante un rato que los datos viven en alg¨²n sitio f¨ªsico y los manejan personas reales. Y por tanto pueden desaparecer.
Es imposible saber todav¨ªa cu¨¢ntos usuarios que pasaron una buena tarde del lunes y se juraron depender menos de las redes de Mark Zuckerberg habr¨¢n hecho ya el famoso ¡°eliminar¡± que sugiere la portada de Time.¡°?Quitarse las redes por un apag¨®n de unas horas? Me cuesta imagin¨¢rmelo. Lo que deber¨ªamos replantearnos es que vaya uso m¨¢s triste le estamos dando a Internet si algo como Instagram ¨CWhatsapp ya es otra cosa¨C nos parece un pilar fundamental¡±, reflexiona Marzol.
Gemma San Rogelio s¨ª cree que la an¨¦cdota de las seis horas se suma a una serie de ¡°se?ales muy claras¡± que todos estamos percibiendo. ¡°Yo llevo 20 a?os estudiando internet y todo ha cambiado. Hasta los que siempre tratamos de encontrar cosas positivas, ya no podemos sostenerlo, con esta presencia tan fuerte de la cultura algor¨ªtmica. Algo va a pasar para que esto vaya a otro lado¡±.
Rachel Rodgers, profesora de Psicolog¨ªa aplicada en la Universidad de Northeastern, centrada en la investigaci¨®n del impacto que tienen las redes sobre la autopercepci¨®n, es muy cr¨ªtica con el ¡°impacto emocional¡± que seg¨²n ella tienen sobre todo las plataformas basadas en la imagen, como Instagram, donde el auge de los influencers ha borrado la frontera que nunca estuvo muy clara entre contenido generado por los usuarios y contenido de las marcas. Cree que no poder disponer de redes durante unas horas s¨ª pudo llevar a muchos usuarios a replantearse su relaci¨®n con ellas. ¡°Quiz¨¢ obliga a la gente a desengancharse y quiz¨¢ lo encuentran ¨²til. Es posible que arrastre a mucha gente a experimentar con apagones m¨¢s permanentes¡±. Como dec¨ªa aquella, quiz¨¢ todos los lunes por la tarde deber¨ªan ser lunes sin redes. Algo as¨ª como un Wireless Monday, o un Markless Monday, por Zuckerberg.
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