Preposeer, posposeer
Un domingo, mi visi¨®n de Vinted y, de paso, de la econom¨ªa mundial cambi¨®. Dicho d¨ªa empec¨¦, con una mezcla de deformaci¨®n profesional y aburrimiento, a curiosear en la secci¨®n de cosm¨¦tica y perfume.
Mis amigos se r¨ªen cuando les digo que necesito que exista un oficio: el de gestor de la segunda vida de las cosas. Tengo que perfeccionar el nombre y buscar un t¨¦rmino m¨¢s sexy: ?Chief of Revamping? ?Asistente de sostenibilidad? ?Resurrection Butler? El t¨ªtulo no lo tengo claro, pero s¨ª las funciones. Esta persona clasificar¨ªa la ropa, se encargar¨ªa de venderla en Vinted y Vestiaire Collective, la fotografiar¨ªa mejor que Irving Penn, escribir¨ªa descripciones con el gracejo de Fran Lebowitz, la enviar¨ªa y cobrar¨ªa; elegir¨ªa cu¨¢l podr¨ªa ser donada y la entregar¨ªa a las causas m¨¢s justas. Har¨ªa lo mismo con los libros, contactar¨ªa con bibliotecas y los ofrecer¨ªa con tanta elegancia como discreci¨®n. Tambi¨¦n proceder¨ªa a encontrar un segundo hogar a esa l¨¢mpara que compraste en Essaouira y que, sorpresa, nunca funcion¨® fuera de Essaouira o a ese perfume precintado (hola, ti¨ªta) que guardas con cari?o en el armario.? Este gestor nos ayudar¨ªa a trabajar el desapego, el reciclaje y la eficiencia econ¨®mica. No es un gestor, es un superh¨¦roe. Lo necesito. Menos m¨¢steres en Marketing Digital y m¨¢s en Reinserci¨®n de Posesiones.?
Lo necesito porque estoy pasando demasiado tiempo en Vinted. Reconozco que a veces, a las cuatro de la ma?ana, lo he abierto y me he dejado mecer por sus fotos. Como escribi¨® la Szymborska: ?Nadie se siente bien a las cuatro de la madrugada?. Que me lo digan a m¨ª que estuve a punto de comprar una gabardina de Burberry a esa hora. Vinted es m¨¢s seguro que Tinder, te hace sentir menos decadente que Instagram, menos alterada que Twitter y es tan entretenido como un paseo tontorr¨®n por la secci¨®n de Tendencias ahora de Netflix. Soy novata en la plataforma y, como tal, estoy encendida. Aprovecho cualquier momento para introducir en el buscador palabras (Sonia Rykiel, Stine Goya) e irme de tiendas por el armario de desconocidas, a ser posible, francesas.?
Un domingo, mi visi¨®n de Vinted y, de paso, de la econom¨ªa mundial cambi¨®. Dicho d¨ªa empec¨¦, con una mezcla de deformaci¨®n profesional y aburrimiento, a curiosear en la secci¨®n de cosm¨¦tica y perfume. Comenc¨¦ a hacer pruebas en un ejercicio de periodismo de investigaci¨®n puro, sinti¨¦ndome la Oriana Fallaci de las plataformas de reventa. Comenc¨¦ a hacer ofertas con la adrenalina de una br¨®ker. Encontr¨¦ que el ritmo de compra-venta era endiablado, mucho m¨¢s intenso que en moda; estaba en pleno campo de juegos de beauty-freaks y coleccionistas: la cosm¨¦tica es f¨¢cil de acumular, adem¨¢s, el ritmo de novedades es muy alto. Tiene sentido. Compro un labial, no es el color rojo anaranjado de Tilda Swinton en La voz humana que buscaba y lo vendo. Me regalan una paleta de 35 sombras de ojos met¨¢licas, qui¨¦n usa 35 sombras, la vendo.? Vinted no permite vender productos abiertos, aunque hay muchos que lo est¨¢n. Este negocio mira de reojo las normas de higiene, pero qu¨¦ mal nos va a causar una paleta de Nars abierta comparada con un virus. Qu¨¦ m¨¢s da ya todo.?
La compra-venta de cosm¨¦tica usada, seminueva o entre particulares es un negocio que conecta con estos tiempos, como lo es el de la ropa. Hay crisis econ¨®mica, hay voluntad de ser m¨¢s sostenibles y de desprenderse de lo que no se usa. Lo que m¨¢s me interesa del fen¨®meno de la cosm¨¦tica usada o ?preamada? es que no se mantiene en secreto, se cuenta, se comparte. Comprar un producto a una persona y no a la marca tiene un barniz de modernidad e implica un miniactivismo; es una forma de echar un pulsito al sistema. Marcas como COS o Ikea, con sus respectivos proyectos Resell y Buy Back, buscan capitalizar algo que ya se est¨¢ realizando de manera informal y desestructurada. Ellas proponen facilitar a los clientes la venta de sus productos ya usados; as¨ª, al menos controlan el mensaje. Las marcas de belleza no han llegado a este punto, pero quiz¨¢ sea cuesti¨®n de tiempo. Mientras tanto, la gente se organiza. El pueblo unido jam¨¢s ser¨¢ vencido. O ser¨¢ vencido, pero m¨¢s tarde: las personas son m¨¢s ¨¢giles que las marcas.?
En Estados Unidos hay un ejemplo que retuerce a¨²n m¨¢s esta manera de consumir. Unclaimed Baggage es una tienda que vende los productos que se han perdido en los aviones y que, tras pasar el tiempo reglamentario, no se reclaman. Comenz¨® siendo un establecimiento peque?o en Alabama y hace pocos meses ha lanzado su tienda online. En ella, en la secci¨®n de Health&Beauty hay desde pelucas a bastoncillos para los o¨ªdos (sin usar), pasando por champ¨²s o cremas de cuerpo. Estoy deseando que se reactiven los vuelos para ver c¨®mo la tienda se llena de nueva mercanc¨ªa. He mirado en Google Earth d¨®nde est¨¢ la tienda f¨ªsica. Por favor, que alguien me quite el m¨®vil de las manos. Y que lo venda.? ?
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