Cuando la m¨²sica es la ¨²nica alternativa
Neuza Nascimento lleva a?os descubriendo a decenas de ni?os nuevas v¨ªas (y armon¨ªas) escondidas tras las fronteras de su barrio de favelas al norte de R¨ªo.
El pasado 17 de junio cientos de miles de brasile?os se manifestaron contra la subida del transporte p¨²blico. Lograron su prop¨®sito. El lavado de cara al que est¨¢n sometiendo a R¨ªo de Janeiro para que ejerza de perfecta sede del Mundial de f¨²tbol en 2014 y de los Juegos Ol¨ªmpicos en 2016 tiene sus consecuencias econ¨®micas, sociales y pol¨ªticas. La corrupci¨®n, los ¨ªndices de delincuencia o el alto precio de los servicios b¨¢sicos no pueden esconderse tan f¨¢cilmente debajo de la alfombra. Ante eso, los brasile?os se unen, buscan alternativas y, a veces, consiguen llevarlas a cabo.
Ese mismo d¨ªa me encontr¨¦ con Neuza Nascimento, brasile?a. Reside en Parada de Lucas, una comunidad de favelas al norte de R¨ªo en la que viven cerca de 30.000 personas. Su historia es la de una madre que, preocupada por mostrarle a su hijo esos otros mundos que se alzan m¨¢s all¨¢ de su barrio, termin¨® teniendo 700 hijos capaces de? sobreponerse a su desfavorable entorno o, como a ella le gusta decir, ¡°de mirar por encima de las cosas¡±.
¡°Cuando mi hijo ten¨ªa once a?os quer¨ªa ir a un baile funky¡±, nos cuenta Neuza. ¡°Ese baile es el ¨²nico acontecimiento social de la comunidad. Las chicas van a la peluquer¨ªa, los chicos se arreglan para asistir¡.pero yo pensaba que no era un lugar para ni?os¡±. Ante la insistencia, lo acompa?¨®. Y vio c¨®mo adultos se mezclaban con ni?os y adolescentes mientras consum¨ªan droga, portaban armas y bailaban al ritmo de letras que hac¨ªan apolog¨ªa de la violencia, el sexo irresponsable y las luchas contra las mafias que dominan las comunidades vecinas.¡°Me preguntaba por qu¨¦ las madres dejaban a sus hijos asistir a este tipo de eventos. Y me di cuenta de que yo tambi¨¦n estaba ah¨ª con mi hijo¡±, confiesa. ¡°El problema se basaba en la falta de opciones. Entonces quise darles otra alternativa: no apartarlos del baile funky pero s¨ª hacerles experimentar, ver, y sentir algo diferente¡±.
As¨ª, paseando fuera de los confines del barrio, brot¨® el germen de CIACAC, una asociaci¨®n en la que los ni?os de Parada de Lucas pueden aprender a redactar o a utilizar un ordenador pero, sobre todo, a reconocer sus derechos y deberes c¨ªvicos y a descubrir otros caminos alejados de la delincuencia que asola las favelas. ¡°Nuestro primer paseo fue con ocho ni?os. Asistimos a una feria en la Universidad Estatal de R¨ªo. Hab¨ªa degustaciones culinarias, atracciones y puestos de informaci¨®n para la prevenci¨®n de las enfermedades de transmisi¨®n sexual¡±, explica. ¡°Les gust¨® mucho la experiencia y, para m¨ª sorpresa, cuando llegaron a la comunidad reprodujeron y contaron lo que hab¨ªan visto all¨ª¡±.
En su segunda salida, esta vez a un centro comercial, Neuza les exigi¨® una redacci¨®n como pago. Una de las ni?as escribi¨® sobre la fascinaci¨®n que le hab¨ªan provocado los ba?os: ¡°Me qued¨¦ muy impactada al ver c¨®mo en 2002 y viviendo a veinte minutos del centro, los chavales no sab¨ªan lo que era un grifo, el m¨¢rmol, el jab¨®n¡¡±
Los ni?os aumentaron r¨¢pidamente: de 8 a 45 en tan s¨®lo un par de paseos. Neuza consigui¨® un acuerdo para que el autob¨²s y la entrada al centro cultural fueran gratuitos. Al mismo tiempo, comenz¨® a impartir talleres de manualidades y a ense?arles a escribir, porque ¡°sab¨ªan colocar palabras, pero sin sentido alguno. Empec¨¦ a colocar dibujos entre ellas. Mi tarea no era evaluarlos, sino ayudarles a expresarse correctamente¡±.
El teatro, por su parte, le sirvi¨® para inculcarles civismo y ciudadan¨ªa: ¡°Siempre pon¨ªa como protagonista a un ni?o en una situaci¨®n de vulnerabilidad y les hac¨ªa preguntas. As¨ª aprend¨ªan que la violencia o el abuso de poder estaban mal¡±.
Cuando el periodista de Radio3 ?ngel Carmona entr¨® en la casa de Neuza un verano de 2011, CIACAC ya era un proyecto con entidad propia. Recib¨ªa voluntarios extranjeros desde 2008, los talleres se gestionaban por formadores y Neuza se dedicaba a las labores de gesti¨®n y administraci¨®n en este oasis en mitad de las favelas. ¡°Al cruzar el umbral de la casa de Neuza todo cambia. Hay un mundo distinto de puertas para dentro¡±, afirma ?ngel. Recal¨® all¨ª como miembro de un proyecto de la ONG Pandora destinado a llevar ordenadores, pero adem¨¢s se propuso ayudar con lo que m¨¢s le apasiona, la m¨²sica. Se hizo con una guitarra, la marca Gibson le cedi¨® otra y, cuando se quiso dar cuenta, veinte ni?os esperaban a que comenzaran sus clases.
Fue gracias a la guitarra de ?ngel, al entusiasmo de los alumnos y a la colaboraci¨®n de los vecinos de Parada de Lucas como naci¨® Leaozinho, la asociaci¨®n dentro de CIACAC que fomenta el aprendizaje a trav¨¦s de la m¨²sica. Porque, pese a que estos cariocas viven rodeados de corrupci¨®n y delincuencia, iniciativas como la de Neuza les convierten en un colectivo din¨¢mico y unido:? ¡°Cuando nos ¨ªbamos, no conoc¨ªamos a nadie que pudiera relevarnos¡±, explica ?ngel. ¡°Un d¨ªa empec¨¦ a tocar en las escalera de la casa de Neuza, apareci¨® un se?or y me dijo que su hijo tambi¨¦n sab¨ªa tocar la guitarra¡±. El hijo lleg¨® al d¨ªa siguiente acompa?ado de un amigo. En pocos d¨ªas se corri¨® la voz y aparecieron espont¨¢neamente siete profesores dispuestos a formar a 23 ni?os. ¡°Ya en Madrid, decid¨ª con Nuria Dill¨¢n (tambi¨¦n implicada en Ciacac) crear una asociaci¨®n para remunerarlos¡±.
Amaral, Mucho, Fuel Fandango o Muchachito Bombo Inferno han organizado conciertos para apoyar la supervivencia del proyecto. ¡°Los m¨²sicos eligen el lugar y el precio¡±, cuenta ?ngel. De lo que se trata es de crear m¨²sica juntos, sin importar la distancia. ¡°Ellos tocan un acorde, lo que para nosotros significa que est¨¢n dando clase. Los grupos aqu¨ª lo reciben y tocan otro acorde¡±, explica.
Neuza recuerda con emoci¨®n los conciertos que ofreci¨® all¨ª Jairo Zabala (DePedro) junto a alumnos y profesores. ¡°Hicimos dos. Llov¨ªa mucho y la gente de la comunidad se organiz¨® para conseguir sillas y lonas. Despu¨¦s fuimos al Instituto Cervantes de R¨ªo. Los m¨¢s peque?os tocaron unos acordes y recibieron aplausos. Entre todos levantamos su autoestima¡±.
De los m¨¢s de 700 ni?os que han pasado por CIACAC s¨®lo cinco han ca¨ªdo en manos de la delincuencia, y dos ya han logrado salir de ella. Los talleres de m¨²sica de Leaozinho juegan un papel fundamental en el aprendizaje de valores y disciplina, pero son adem¨¢s un medio eficaz para fomentar el d¨ª¨¢logo familiar. ¡°La m¨²sica transforma a todo el grupo. La vida en la comunidad segrega a las familias, pero aqu¨ª est¨¢ un padre tocando la guitarra con su hijo, con otros hijos y con otros padres. Los profesores son ahora un grupo unido. Las madres ven a sus hijos actuar y eso es fundamental para la autoestima de ambos¡±, explica Neuza.
Contribuir a que estos chavales (y sus familias) descubran los mundos que se extienden m¨¢s all¨¢ de las favelas es f¨¢cil. CIACAC recibe cada a?o a varios voluntarios que viven y trabajan codo a codo con Neuza. Se puede participar en las distintas campa?as para recaudar fondos o donar dinero para remunerar a los formadores. ¡°Leaozinho durar¨¢ lo que la comunidad quiera¡±, afirma ?ngel, ¡°depende de que los chicos quieran seguir dando clase. Mientras se siga produciendo este di¨¢logo, tendr¨¢ sentido.¡±
¡°La m¨²sica genera ciudadan¨ªa¡±, sentencia Neuza mientras hace fotos con su m¨®vil en la terraza donde conversamos. As¨ª cada ni?o y cada profesor viajan con ella, sienten que su esfuerza tambi¨¦n importa fuera de su comunidad y descubren objetos y situaciones que son comunes para nosotros pero para ellos casi extraordinarias. ¡°Estoy creando personas informadas¡±, afirma, ¡°como cuando volv¨ªamos de hacer nuestros paseos y los ni?os contaban lo que hab¨ªan visto. Quiero que sientan la realidad aunque no la hayan vivido¡±.
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