El fin de Tupperware: por qu¨¦ el imperio levantado por amas de casa no ha sobrevivido al siglo XXI
Tras m¨¢s de 75 a?os en activo y haber conseguido hacerse un hueco en el acervo popular, la multinacional estadounidense est¨¢ al borde de la quiebra lastrada por la deuda y la ca¨ªda de ventas. Esta es la historia de su prolongado esplendor y su declive actual
Teniendo en cuenta la pasi¨®n desacerbada que siente Hollywood por los biopics sobre productos que forman parte fundamental de nuestra cultura pop, llama la atenci¨®n que las grandes mentes de la meca del cine no hayan centrado todav¨ªa su inspiraci¨®n en la mundanidad de los t¨¢pers. Porque uno podr¨ªa pensar que estos recipientes con cierre herm¨¦tico usados para conservar alimentos no son tan atractivos para el espectador como las Air Jordan, el Tetris, la BlackBerry o los Cheetos picantes ¨Cpor mencionar solo algunos de los relatos de origen que han llegado a las salas este a?o¨C, pero los hechos indican todo lo contrario. La historia de la m¨ªtica compa?¨ªa Tupperware re¨²ne los ingredientes de las grandes pel¨ªculas: una ambici¨®n inasequible al fracaso, aires de grandeza, hero¨ªnas inesperadas y el ¨¦xito mundial. Pero el desenlace de ese guion podr¨ªa tener un final tr¨¢gico, ya que la compa?¨ªa que universaliz¨® su nombre ve amenazado estos d¨ªas su futuro. As¨ª se ha producido el auge y la ca¨ªda de Tupperware.
Tras m¨¢s de 75 a?os en activo, la compa?¨ªa se ha situado en 2023 al borde de la quiebra por la ca¨ªda irrefrenable de las ventas en los ¨²ltimos a?os y su alto volumen de deuda. Ni siquiera una ef¨ªmera revalorizaci¨®n de sus acciones el pasado agosto ¨Calentada por inversores bromistas que aspiraban a repetir la jugada de Gamestop¨C ha podido frenar un declive acentuado y sus dirigentes ya han hecho p¨²blica sus preocupaciones sobre ¡°su capacidad para continuar¡±. Son muchas las razones esgrimidas para explicar su decadencia: cambios en las tendencias de consumo, apuesta por elecciones m¨¢s sostenibles que el pl¨¢stico, envejecimiento de su imagen de marca, err¨¢tica transici¨®n digital, falta de innovaci¨®n y una competencia cada vez m¨¢s numerosa, indistinguible y con productos m¨¢s asequibles.
Pero uno de los m¨¢s acuciantes para la empresa, seg¨²n explica el experto en retail Andrew Busby en The Telegraph, es la agon¨ªa del modelo de ventas directas tras la pandemia del Covid-19. Desde la d¨¦cada de los 50, Tupperware ha basado el grueso de sus ventas en reuniones a domicilio, sin intermediaci¨®n y lideradas por anfitriones independientes. La compa?¨ªa ofrece a estos embajadores la posibilidad de reunir a un grupo de amigos y familiares, elegir la tem¨¢tica de la party y las recetas que un consultor cocinar¨¢ para ellos como muestra de las m¨²ltiples utilidades de sus productos. Un modelo de prescripci¨®n multinivel similar al practicado por firmas de cosm¨¦tica como Avon o Mary Kay, que empoder¨® a un buen n¨²mero de mujeres hace d¨¦cadas, pero que ve palidecer su inter¨¦s y efectividad entre la generaci¨®n Z.
La firma le debe su nombre a su fundador, Earl Tupper. Nacido en 1907, en el seno de una familia de granjeros del Estado de Massachusetts, desde muy pronto demostr¨® un esp¨ªritu emprendedor que lo acompa?ar¨ªa el resto de su vida, vendiendo los productos de la cosecha a puerta fr¨ªa con apenas 10 a?os. Se autodenominaba como una suerte de Leonardo Da Vinci moderno y tras graduarse en el instituto intent¨® vender algunas de sus invenciones, como un peine en forma de daga que se ajustaba al cintur¨®n o cigarrillos personalizados. Fracas¨® en el intento y, tras casarse con Marie Whitcomb, mont¨® un negocio de jardiner¨ªa y paisajismo que se vio obligado a cerrar tras la Gran Depresi¨®n, as¨ª que tuvo que conformarse con un trabajo como operario en una f¨¢brica de pl¨¢sticos. Pero los reveses en el camino no amilanaron su ambici¨®n profesional y tras un a?o trabajando all¨ª compr¨® algunas m¨¢quinas moldeadoras y empez¨® a fabricar recipientes para guardar cigarrillos o jab¨®n. Con la introducci¨®n del polietileno como material y la comercializaci¨®n de envases tan herm¨¦ticos como las latas de pintura, Tupper Plastics hab¨ªa encontrado por fin su hueco en las cocinas de Estados Unidos y en solo unos a?os el 76% de los hogares del pa¨ªs contaban con al menos un producto de la firma. El Wonderbowl o Taz¨®n Maravilla, fue su primer superventas gracias a su ligereza y resistencia, y hasta existe la leyenda de que la reina Isabel II guardaba sus copos de cereales en ¨¦l.
Pero el verdadero responsable de que Tupperware haya conseguido convencer incluso a la RAE de a?adir el anglicismo en el diccionario por su popularidad en la memoria colectiva no es Earl Tupper, sino la primera de sus ¡®anfitrionas¡¯, Brownie Wise. Natural de un pueblo rural de Georgia, esta visionaria del marketing era una madre soltera trabajadora, con la educaci¨®n b¨¢sica, que viv¨ªa con su madre y vend¨ªa escobas para mantener a toda la familia. Cuando Wise conoci¨® los productos de Tupper, decidi¨® que no iba a convertirse en una vendedora m¨¢s a puerta fr¨ªa, sino que organizar¨ªa sus propias fiestas con juegos y regalos para demostrar el funcionamiento de un producto tan novedoso, socializar entre vecinas y desmitificar las reticencias que exist¨ªan respecto al uso del pl¨¢stico en la ¨¦poca. Wise no tard¨® en reclutar a otras mujeres que replicar¨ªan su estrategia por todo el pa¨ªs y vender¨ªan decenas de recipientes cada semana. Uno de los juegos consist¨ªa en lanzar por el sal¨®n un envase repleto de zumo de uva.
Wise se convirti¨® en la cara medi¨¢tica de Tupperware, apareciendo en todo tipo de revistas especializadas y femeninas. En 1951 Tupper la nombr¨® vicepresidenta de marketing, un hito hist¨®rico para el feminismo en una ¨¦poca en la que estaban pr¨¢cticamente vetadas de los puestos ejecutivos. ¡°Brownie Wise y Earl Tupper formaban una pareja extra?a, pero perfecta. Ella era extravagante y extrovertida; ¨¦l, solitario y reservado. Ella buena con la gente; ¨¦l era bueno con las m¨¢quinas. ?l sab¨ªa producir cosas y ella sab¨ªa venderlas¡±, aduce la PBS. Tal fue su repercusi¨®n que hasta la mism¨ªsima ganadora del Oscar Elizabeth Taylor har¨ªa de anfitriona de una de estas fiestas en su yate.
Pero el fundador, cada vez m¨¢s opacado por Wise, no pudo contener sus celos y en 1958 despidi¨® a su vicepresidenta. Poco despu¨¦s, tambi¨¦n vender¨ªa la empresa. Mientras ¨¦l se embols¨® 16 millones de d¨®lares, la compensaci¨®n por despido de Wise no super¨® los 30.000 d¨®lares. Earl Tupper se divorci¨® de su esposa y se march¨® a vivir a Costa Rica, renunciando a la ciudadan¨ªa estadounidense para eludir impuestos y dedicando su tiempo a sus invenciones. El trabajo de Wise sigue siendo hoy reivindicado por profesoras como Alison Clarke, autora del libro Tupperware: The Promise of Plastic in 1950s America. ¡°Creo que su mayor legado es la forma en la que proporcion¨® una posibilidad de empleo a mujeres que no ten¨ªa un acceso al trabajo flexible. Muchas de estas mujeres estaban aisladas de sus familias en los suburbios de las ciudades. Adem¨¢s, solo pod¨ªas comprar los productos si conoc¨ªas a alguien que los vendiera, as¨ª que era algo exclusivo, social y basado en las relaciones entre mujeres¡±.
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