?Es la industria de la moda la ¨²nica interesada en salvar el arte?
La firmas de lujo quieren ser la ¡®historia viva¡¯ de sus pa¨ªses de origen: la literatura, el cine, la filosof¨ªa o la restauraci¨®n del patrimonio son sus nuevos objetivos.
En el 170 del Boulevard Saint Germain, m¨ªtica localizaci¨®n del Par¨ªs m¨¢s literario, se encuentra ¡°L¡¯ecriture est un voyage¡±, el nuevo espacio que Louis Vuitton inaugur¨® el pasado octubre. No es una librer¨ªa al uso, tampoco una galer¨ªa, sino una especie de gabinete de lectura en el que se pueden admirar manuscritos y viejas joyas literarias pero, sobre todo, celebrar la salida de los nuevos ejemplares que publica ediciones Louis Vuitton.
Y es que la relaci¨®n entre la literatura y el ni?o mimado de LVMH viene de lejos: junto a sus famosas gu¨ªas de las principales capitales del mundo, Vuitton comenz¨® a publicar all¨¢ por 1994 cuadernos de viaje que reproducen pasajes literarios de autores como Henry James, Marguerite Duras, Walter Benjamin, Jacques Derrida e incluso Karl Marx. Distribuidos por la revista francesa La Quinzaine Litteraire, estas peque?as obras re¨²nen los espacios y caminos predilectos de algunos de los nombres clave de la Historia de la Literatura y el Pensamiento.
Su aventura literaria se ha aliado ahora con Gallimard, la famosa editorial francesa y el viaje, valor clave de la marca, vuelve a ser el fundamento de su nuevo proyecto. Titulado, como no pod¨ªa ser de otro modo, La Maleta, recoge los relatos que han desarrollado once escritores franceses a partir de los recortes de prensa que Gaston Louis Vuitton, el fundador de la marca, atesoraba en la primera maleta que fabric¨®. El lujo, al parecer, tambi¨¦n tiene sus propias narraciones mit¨®logicas.
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Vuitton se ha aliado con Gallimard para publicar los relatos de escritores franceses a partir de los recortes de prensa que Gaston Louis Vuitton guardaba en la primera maleta que fabric¨®.
Louis Vuitton
Muy cerca del gabinete de lectura de Vuitton se encuentra 7L, la librer¨ªa (y editorial) que fund¨® Karl Lagerfeld en 1999. Su idea no es, en principio,? hermanarse con la Historia de la Literatura, sino editar y vender peque?as joyas sobre decoraci¨®n, moda, fotograf¨ªa o arquitectura. Y digo en principio porque? Lagerfeld anunci¨® hace un par de a?os uno de sus ¡°extra?os¡± proyectos: publicar, en varios vol¨²menes, las obras completas de Nietzsche, desde sus obras clave a sus breves manuscritos dispersos. No sabemos si finalmente se saldr¨¢ con la suya, pero parece que el dise?ador alem¨¢n tambi¨¦n desea ver su nombre escrito en la historia cultural de su pa¨ªs de origen.
Y quiz¨¢ tambi¨¦n en el patrimonio romano. Porque Fendi, firma de la que es director creativo, se va a encargar de la restauraci¨®n de la Fontana di Trevi, uno de los s¨ªmbolos m¨¢s paradigm¨¢ticos del legado italiano. De otro de ellos, el Coliseo, se va a encargar Tod¡¯s. Renzo Rosso, por su parte, ha preferido asociar a Diesel con la reforma del m¨ªtico Puente de Rialto veneciano.
La relaci¨®n de Miuccia Prada con el legado cultural es, por supuesto, mucho menos expl¨ªcita o evidente. La que probablemente sea una de las mecenas art¨ªstica m¨¢s importante del mundo, no escoge a sus artistas en funci¨®n de su nacionalidad o su importancia hist¨®rica, sino por su adecuaci¨®n con los valores modernos y transgresores de su marca de moda. Lo que s¨ª hace en ocasiones, es celebrar la cultura underground de su pa¨ªs. Como cuando llam¨® a Quentin Tarantino para que rescatara del olvido un pu?ado de pel¨ªculas italianas de serie B, que se pudieron disfrutar en el Festival de Venecia en 2004 y posteriormente se editaron en DVD bajo el sello de la Fundaci¨®n Prada. O cuando organiza simposios sobre filosof¨ªa, pol¨ªtica y arte junto a figuras clave del pensamiento italiano.
Vuitton quiere ligar su historia a la de la literatura francesa, Lagerfeld estampar su nombre en el legado alem¨¢n y el patrimonio italiano, Cartier, desde su Fundaci¨®n, experimentar con la m¨²sica cl¨¢sica y editar sesudos ensayos sobre la idea del tiempo, Tod¡¯s y Fendi asociarse con las cumbres del patrimonio italiano, Prada prefiere contribuir al rescate de su cultura alternativa¡
Parece que las historias del lujo necesitan ir m¨¢s all¨¢ de los v¨ªdeos que ilustran el savoir-faire de la marca e incluso del mecenazgo art¨ªstico. El Arte se les est¨¢ quedando peque?o a las grandes firmas y sus garras est¨¢n empezando a abarcar otros campos de la cultura. El fin ¨²ltimo, por supuesto, es el de entrar a formar parte de la historia cultural de sus pa¨ªses de origen. Identificar lujo con patrimonio, moda con cultura y acabar considerando a ciertas marcas ¡°historia viva¡± de un pa¨ªs. Pocas cosas hay m¨¢s eficaces a efectos de imagen y m¨¢s rentables a efectos pr¨¢cticos.
Gracias al mecenazgo de Miuccia Prada, Tarantino present¨® en Venecia en 2004 su rescate del cine de serie B italiano.
Getty
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