?Si no come heno a Ana no le interesa?: la vida secreta de la princesa m¨¢s misteriosa de la casa Windsor
La ¨²nica hija de Isabel II se ha convertido en la gran revelaci¨®n de la tercera temporada de la serie de ¡®The Crown¡¯ por su car¨¢cter ind¨®mito y su convulso historial de romances.
¡°La princesa Ana, honestamente, no significaba nada para m¨ª. Cuando me document¨¦ sobre ella, me di cuenta de que era una mujer incre¨ªble. Me enamor¨¦ por completo¡±. La actriz Erin Doherty admiti¨® el pasado octubre en The Telegraph?ser la primera sorprendida con la riqueza del personaje que interpreta en la tercera temporada de la serie de Netflix, The Crown. A pesar de haber nacido y crecido en Gran Breta?a, como para muchos otros j¨®venes de su generaci¨®n, la casa real es ese dinosaurio que siempre estuvo ah¨ª y que m¨¢s all¨¢ de sus bodas y esc¨¢ndalos peri¨®dicos, poco o nada le preocupa en su d¨ªa a d¨ªa. Y la princesa Ana, quiz¨¢ la m¨¢s discreta y al¨¦rgica a los focos de todos los habituales de Buckingham, siempre ha sido la mayor desconocida de los Windsor. No extra?a por tanto la fascinaci¨®n que el ind¨®mito car¨¢cter e incre¨ªble vida de la hija de Isabel II y Felipe de Edimburgo, la que se neg¨® a vivir en un cuento de hadas, ha despertado entre la cr¨ªtica y el p¨²blico de la serie. El premio a la gran revelaci¨®n de la temporada seri¨¦fila ya tiene due?a.
A pesar de que su historial amoroso no es tan conocido y medi¨¢tico como los de sus otros dos hermanos varones, este no puede calificarse como menos rocambolesco. Reci¨¦n cumplida la mayor¨ªa de edad, en una fiesta que reun¨ªa a lo m¨¢s granado del mundo brit¨¢nico de la h¨ªpica (su gran pasi¨®n), Ana conoci¨® al jinete y capit¨¢n del ej¨¦rcito Mark Phillips. Se casar¨ªan cinco a?os despu¨¦s, en una enlace multitudinario con 2000 invitados y que, seg¨²n public¨® entonces The New York Times, cont¨® con hasta 500 millones de espectadores sigui¨¦ndolo por televisi¨®n. Varios expertos en la familia real sostienen que Ana se cas¨® como respuesta a un despecho provocado por su primer y gran amor, Andrew Parker Bowles, compa?ero del equipo de polo del pr¨ªncipe Carlos. Aunque mantuvieron un breve pero pasional romance, Parker Bowles sal¨ªa con Camilla Shand, futura duquesa de Cornualles y que en aquel tiempo tambi¨¦n presum¨ªa ya de su estrecha relaci¨®n con el pr¨ªncipe de Gales. Como no pod¨ªa ser de otra manera, este infructuoso cuadrado amoroso es una de las tramas principales de la tercera temporada de The Crown. Seg¨²n la bi¨®grafa de Carlos de Inglaterra, Sally Bedell Smith, la raz¨®n por la que Ana y Andrew no pudieron cimentar su amor se debe a la confesi¨®n religiosa de este, el catolicismo, que le hac¨ªa un candidato improbable a formar parte de los Windsor. Pese a todo, Parker Bowles contin¨²a hoy siendo uno de los amigos m¨¢s cercanos de Ana.
Un a?o despu¨¦s de contraer matrimonio con el que ser¨ªa el padre de sus dos hijos, Peter y Zara, la princesa protagonizar¨® uno de los momentos m¨¢s dram¨¢ticos de la d¨¦cada de los setenta en las islas. Un hombre llamado Ian Ball, enfermo de esquizofrenia, par¨® el coche en el que viajaba junto a Phillips y el resto de su equipo. Ball, que hab¨ªa trazado un plan para secuestrar a la hija de Isabel II y pedir dos millones de libras por su liberaci¨®n, abri¨® fuego contra su ch¨®fer, su guardaespaldas y otros dos viandantes que trataron de impedir el secuestro. El criminal lleg¨® a enca?onar a Ana, que con solo 23 a?os y una pasmosa tranquilidad se neg¨® en firme a salir del coche. ¡°Estuve cerca de perder los nervios pero sab¨ªa que si lo hac¨ªa, le pegar¨ªa y entonces ¨¦l me disparar¨ªa¡±, confes¨® despu¨¦s en The Telegraph. Finalmente, Ron Russell, un exboxeador que paseaba cerca de la escena, neutraliz¨® al pistolero a base de pu?etazos, acci¨®n por la cual la reina le concedi¨® la medalla de Jorge al hero¨ªsmo.
La relaci¨®n entre la princesa y Mark Phillips no tard¨® demasiado en fracturarse. La revista People public¨® que, con motivo del nacimiento de su hija Zara en 1981, el capit¨¢n hab¨ªa comenzado a pasar largos periodos fuera del hogar familiar y apenas acompa?aba a su mujer en actos oficiales. El pr¨ªncipe Carlos nunca fue demasiado amable con Phillips, a quien le puso el sobrenombre de ¡®foggy¡¯ (nublado) por ser un tipo ¡°espeso y h¨²medo¡±. La pareja se hospedaba en hoteles diferentes durante los viajes oficiales y la prensa les adjudic¨® distintos affaires a lo largo del tiempo. En el lado de la princesa, el del escolta personal Peter Cross o el del actor de Retorno a Brideshead, Anthony Andrews. Pero la mascarada fue destapada en 1989.
En uno de los mayores esc¨¢ndalos p¨²blicos al que se ha enfrentado el reinado de Isabel II, el diario The Sun public¨® unas cartas rom¨¢nticas robadas del despacho de la princesa. El remitente era Timothy Laurence, capit¨¢n de fragata de 34 a?os que por entonces ejerc¨ªa como caballerizo de la reina. Su matrimonio con Phillips se disolvi¨® a los pocos meses, pero la pol¨¦mica creci¨® cuando Heather Tonkin, una profesora de arte de Nueva Zelanda, atribuy¨® a este de ser el padre de su hija. A pesar de los desmentidos del marido de la princesa, una prueba de ADN demostr¨® que era el progenitor de la ni?a, nacida en 1985, cuatro a?os antes de su separaci¨®n.
Ana y Laurence cumplen este 2019 veintisiete a?os de un feliz y discreto matrimonio. La princesa es la figura m¨¢s activa de la corona brit¨¢nica, con m¨¢s de 500 eventos atendidos durante el pasado 2018 y dedica la mayor parte de su tiempo libre a su pasi¨®n por los caballos. ?Si algo no se tira pedos ni come heno, a Ana no le interesa?, declar¨® en una ocasi¨®n el pr¨ªncipe Felipe, como recoge The Independent.? Su esp¨ªritu independiente y discurso directo ha sido comparado con el de su hija en m¨²ltiples ocasiones. Con apenas 26 a?os, en Montreal 76, Ana se convirti¨® en el primer miembro de la historia de la familia real brit¨¢nica en competir en unos Juegos Ol¨ªmpicos y, pese a que no consigui¨® una medalla, s¨ª logr¨® tocar el metal unas d¨¦cadas despu¨¦s: su hija Zara se hizo con una plata ol¨ªmpica en h¨ªpica por equipos en Londres 2012.
La princesa Ana enunci¨® la mejor y m¨¢s concisa descripci¨®n de s¨ª misma posible en una entrevista televisiva de 1980: ¡°No soy esa idea de princesa de cuento de hadas que la gente tiene en la cabeza¡±. No lo es, ni jam¨¢s quiso serlo. Desde su juventud hizo gala de una personalidad y una honestidad a la hora de expresar sus opiniones impropia de la rigidez y diplomacia que requiere la corona. En esa misma conversaci¨®n con el periodista Michael Parkinson, a sus 30 a?os, se adelant¨® a su tiempo al denunciar el sexismo que sufr¨ªan las mujeres de la ¨¦poca. ¡°Los hombres pueden parecer m¨¢s serios, se les permite serlo. Adem¨¢s, a las mujeres tampoco nos dejan ser divertidas¡±, respond¨ªa al ser preguntada acerca de las cr¨ªticas de la prensa por su seco temperamento ante los micr¨®fonos. Erin Doherty no puede estar m¨¢s satisfecha con el personaje que le acompa?ar¨¢ de ahora en adelante en su perfil en el resto de su carrera y en la mente de los espectadores. As¨ª lo confesaba hace unos d¨ªas a Vulture: ¡°Ella es una estrella del rock en el sentido de que estaba decidida a decirle a la gente lo que piensa. (¡) Es brillante, segura de s¨ª misma. Tambi¨¦n es muy divertida ¨Ctiene un ingenio muy afilado que dice mucho de ella. Es un soplo de aire fresco y ha sido un placer interpretarla¡±.
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