Las tradwives, o ¡®esposas tradicionales¡¯ de TikTok no existen: son un espejismo de las redes
Las amas de casa que viven pl¨¢cidamente complaciendo a sus esposos o parejas quiz¨¢ existen pero desde luego no monetizan cada uno de sus movimientos (y los de sus parejas) en redes sociales
Las verdaderas mujeres que ¡°se quedan en casa mantenidas por sus maridos¡±, que cocinan sin rechistar para ellos, que est¨¢n en el hogar en ese rol de sacrificadas, abnegadas, dedicadas al cuidado de sus hijos, de su esposo, de la casa, NO est¨¢n en Instagram, ni en TikTok contando c¨®mo son de abnegadas, ni decuidadoras. No cocinan maquilladas y con joyas, no tienen cocinas impolutas, por supuesto no elaboran la mantequilla, y suelen comprar caldo envasado, que es m¨¢s pr¨¢ctico y tiene el est¨¢ndar de calidad suficiente. No tienen tiempo, ni ganas, ni intenci¨®n alguna, ni conocimientos, incluso, para subir a las redes sus quehaceres diarios.
Son las j¨®venes que las emulan, esas tradwives- que significa sencillamente ¡®esposas traici¨®nales¡¯- tan de moda ahora mismo, las que vemos en redes, sobre todo en EE. UU., las que s¨ª lo hacen. Y esas, queridas m¨ªas, son una farsa. No existen, al menos no c¨®mo pretenden hacernos creer ?C¨®mo cualquier otra influencer? Puede. Pero vamos ahora a la que nos ocupa.
A ese fen¨®meno est¨¦ril lo representa aqu¨ª en Espa?a Roro, una joven de 22 a?os, una total desconocida hace solo seis meses y ahora objeto de millones de miradas, de golosina para las marcas con sus 3.700.000 seguidores en TikTok y un mill¨®n en Instagram. Tiene una agencia detr¨¢s, Okiko Creatives tal y como se indica perfectamente en su perfil de Instagram, una voz atiplada que acompa?a su est¨¦tica infantil producida del todo y tras la fiebre que ha desatado en las ¨²ltimas semanas, tanto ella como la agencia que la lleva deben estar ahora mismo congratul¨¢ndose de que estemos hablando de ella, critic¨¢ndola, entrevist¨¢ndola, comentando sus cositas: todo eso es dinerito para su bolsillito.
Se supone que las tradwives, que tambi¨¦n son algo as¨ª como como ¡°novia que se queda en casa¡±, que acu?aron el hashtag #SAHGF (stay al home girlfriend) son un colectivo, una tendencia, una moda, una ?nueva? manera de estar en el mundo. Buena parte de ellas son generaci¨®n Z, y late millenials, y su particularidad es que est¨¢n present¨ªsimas en TikTok donde todo lo que nos explican es b¨¢sicamente mentira. Cuentan, ¡®me quedo en casa y me mantiene mi pareja y yo solo tengo que ocuparme de lo que se ocupan las amas de casa de siempre¡¯ y no cuentan que explicando ¡®c¨®mo me quedo en casa y c¨®mo cocino (ahora entraremos en por que la cocina es la estrella de este tipo de comportamiento digital) puedo sacarme una pasta y ser independiente econ¨®micamente porque esto que hago es en realidad un trabajo. De hecho, aqu¨ª estoy, mercantilizando todos estos videos que veis a trav¨¦s de una empresa que me contact¨® y que gestiona todo este esfuerzo m¨ªo¡±.
Roro, la joven que est¨¢ siendo entrevistada como si todo fuera verdad, trabaja much¨ªsimo, tiene un guion para sus videos, y tarda unos tres d¨ªas en acabar y colgar cada una de sus producciones que despu¨¦s contemplamos en sus redes, como si la cosa la hubiera hecho en lo que se tarda en cocer un huevo. ?C¨®mo lo s¨¦?, bueno, porque, contra todo pron¨®stico, ella misma se lo cont¨® a Juan Ram¨®n Lucas, en el podcast que este periodista ha puesto en marcha bajo el nombre de Sr Wolf.
Ah¨ª, Lucas le pregunta cosas en serio sobre la sumisi¨®n y eso, y ella le responde a¨²n m¨¢s en serio con su vocecita (tema sobre el que tambi¨¦n se explaya, cont¨¢ndonos que sabe que las comunidades mormonas educan a sus hijas a que tengan esa voz de ni?a para agradar a los hombres, pero que ella, lo siente, tiene esa voz de natural).
Si la oyes en las entrevistas que est¨¢ dando, te queda claro que lo que ella hace es un pu?etero trabajo. Y si ves sus videos te queda claro tambi¨¦n que:
- Tiene un gran presupuesto para elaborar sus contenidos. Nadie en una casa normal tiene esa equipad¨ªsima cocina: dispone de utensilios que todo el equipo de El comidista no sab¨ªa ni que exist¨ªan
- No da un punto sin hilo. Sabe que los primeros segundos son cruciales para el gran amigo algoritmo
- Tiene un equipo de producci¨®n detr¨¢s. Y tanto ella como ¨¦l saben perfectamente el claro y contundente mensaje que ha de dar mientras amasa el pan con el que va a hacerle un emparedado a su novio.
- Le importa un pito todo lo que se le critica, todo lo que se dice de ella y de su novio Pablo porque los ojitos que hay detr¨¢s de sus grandes gafas no tienen pupilas sino el signo del d¨®lar.
- Que ni de co?a hace en casa el queso feta
Roro, como tantas otras tradwives que cocinan, muestran el trabajo dom¨¦stico, nos explican sus rutinas, asegurando que son amas de casa, est¨¢n trabajando y son independientes econ¨®micamente y algunas est¨¢n a punto de cotizar en bolsa. Y qu¨¦ curioso que casi todas utilicen la cocina como material principal de sus vidas digitales compartidas. He llamado a Mikel L¨®pez Iturriaga, el responsable de El Comidista para que me explique por qu¨¦.
¡°Es normal que hagan cocina porque en esa especie de fantas¨ªa de la esposa tradicional la cocina es una parte importante. La usan de manera simb¨®lica, no hacen recetas, hacen platos que no explican, cocinan cosas y siguen una tendencia que funciona muy bien: lo hago desde cero, desde el minuto uno, amaso el pan, hago el queso, la mantequilla, etc. Ellas lo hacen todo desde el principio, para que se vea todo lo que se han esforzado¡±. Nada de caldo envasado como nosotras, las mujeres con vida profesional que nos creemos tan realizadas, nada de darle al amado esposo agua para cenar o pedirle que cocine ¨¦l, que t¨² est¨¢s exhausta. ¡°En un mundo en el que ya nadie hace nada y todo se compra listo para usar o consumir, a la gente le fascinan esos desaf¨ªos manuales¡±, me cuenta Mikel. Lo dicho, ni un punto sin hilo. M¨¢s que ideolog¨ªa conversadora, yo insisto en la ideolog¨ªa de plin, caja.
Otra cosa que domina Roro, y por extensi¨®n todas las de su colectivo es la narrativa, ajustada al dedillo de lo que funciona. ¡°Est¨¢ dentro de una agencia de creadores de contenido, detr¨¢s de ella hay gente que sabe muy bien qu¨¦ funciona en las redes¡±, apunta Iturriaga, que por supuesto tiene un video favorito de esta joven. ¡°Es el del ¡°picoteo¡± para los amigotes de Pablo que van a ver la final de la Eurocopa. Hace unas croquetas de carne, otras de jam¨®n, unas migas con pan hecho por ella, unos panes de pita tambi¨¦n hechos por ella rellenos de calamares fritos y all i oli casero, una tortilla de patatas (?pochadas durante dos horas!) con parmesano, sobrasada y miel, y unos filipinos caseros de principio a fin. Es algo que te llevar¨ªa UN D?A ENTERO de trabajo (no solo por la preparaci¨®n, sino por la compra y la limpieza de todos los cacharros usados y de la cocina despu¨¦s de semejante circo), pero ella lo cuenta como quien improvisa unos aperitivos en un ratito antes del partido¡±. Evidentemente, los platos no hay quien se los crea, ¡°son videos de cocina muy falsos. Tiene uno con queso feta. Y LO HACE ELLA¡±, enfatiza Mikel.
?Entonces, si todo es tan poco cre¨ªble, si hasta ella misma asegura que tiene un guion, que no persigue adoctrinar, que lo que quiere es que la dejan hacer su vida, cu¨¢l es el problema? Pues NINGUNO, siempre y cuando no te las creas. Y se tenga claro que estas chicas trabajan en casa un mont¨®n de rato pese a que, tanto ellas como las agencias que las llevan y las marcas que las est¨¢n patrocinando, est¨¦n intentando que parezca que no. Que quiz¨¢ est¨¦n ganando mucho m¨¢s dinero que los esposos a los que dicen servir, y que el mensaje que lanzan a los hombres cuya fantas¨ªa son ese tipo de mujer, es peligroso y perverso y nocivo y cruel si se lo toman al pie de la letra.
Entre aquellas mujeres americanas que horneaban pasteles mon¨ªsimos en sus cocinas preciosas de clase media, en los 50, aquellas del malestar que no ten¨ªa nombre que nos descubri¨® Betty Friedan, y estas j¨®venes que se supone que quieren una involuci¨®n para ser m¨¢s felices hay una gran diferencia: aquellas eran de verdad y estas NO. Aquellas elaboraban tartas, estas elaboran videos muy bien pensados para que las redes se los coman con patatas y el algoritmo los posicione bien. Aquellas se resignaban, a veces se aburr¨ªan y a veces les comentaban a sus vecinas el malestar. Estas tienen el formato claro, lo han intelectualizado, colaboran con firmas de maquillaje, (como Benefit, con la que colabora Roro, que por cierto, mucha cocina tradicional y ¡°hecha en casa¡±, pero bien que ha aceptado la colaboraci¨®n con la marca de jam¨®n cocido Argal Bonnatur), van directas a la yugular de los consumidores, hombres j¨®venes (y no dudo que muchos incels) de las redes: han tocado una fibra candente, ¡°han creado un personaje fant¨¢stico totalmente fuera de la realidad que se ajusta a los deseos de ese p¨²blico masculino joven que existe¡±, apunta Mikel. Adem¨¢s, otra cosa, en un estudio de 2021 de la universidad de Standford sobre c¨®mo se comportaban los usuarios en la red se lleg¨® a esta desoladora conclusi¨®n: el contenido que m¨¢s pronto se convierte en tendencia y se viraliza a gran velocidad es aquel que quebranta los valores culturales de la gente. Y ah¨ª entra a saco esta nueva ola del feminismo.
Para acabar, os dejo con un video par¨®dico de Roro, que creo que es justo lo que necesitamos para quitarle todo el peso a esta tendencia absurda y falsaria de las tradwives
y con dos recomendaciones literarias de relumbr¨®n si quer¨¦is abundar en la materia: Diario de un ama de casa desquiciada, de Sue Kaufman. Que est¨¢ escrito con colmillos afilados, que es una novela cruelmente l¨²cida, certera, divertida y actual incluso. Fue adaptada al cine en 1970 por Eleanor y Frank Perry. Y El cuarto de las mujeres, de Marilyn French, una novela que escandaliz¨® en los a?os sesenta, y que era rabiosamente moderna entonces y lo es ahora.
Tambi¨¦n podemos ver de nuevo a Carmen Maura, mujer sumisa que se rebela del todo, en esa pel¨ªcula fundacional de Almod¨®var, ?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto?
y con dos recomendaciones literarias de relumbr¨®n si quer¨¦is abundar en la materia: Diario de un ama de casa desquiciada, de Sue Kaufman. Que est¨¢ escrito con colmillos afilados, que es una novela cruelmente l¨²cida, certera, divertida y actual incluso. Fue adaptada al cine en 1970 por Eleanor y Frank Perry. Y El cuarto de las mujeres, de Marilyn French, una novela que escandaliz¨® en los a?os sesenta, y que era rabiosamente moderna entonces y lo es ahora.
Tambi¨¦n podemos ver de nuevo a Carmen Maura, mujer sumisa que se rebela del todo, en esa pel¨ªcula fundacional de Almod¨®var, ?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto?
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