C¨®mo el vestuario de ¡®El cuento de la criada¡¯ representa el estado mental de las protagonistas
En esta tercera temporada surge una nueva paleta de colores, especialmente en dos personajes: Emily, que ha hu¨ªdo a Canad¨¢, y Serena Joy, que lleva tiempo cuestionando el sistema.
Qui¨¦n le iba a decir a la escritora Margaret Atwood que los uniformes de las criadas escarlatas de su novela dist¨®pica de 1985 se convertir¨ªan en s¨ªmbolo del #metoo durante el estreno en 2017 de la adaptaci¨®n televisiva de El cuento de la criada (The Handmaid¡¯s Tale). Miles de manifestantes del movimiento que denuncia los abusos sexuales se apropiaron de las t¨²nicas rojas, que recuerdan a los h¨¢bitos de las monjas, y de las cofias blancas, que obligan a dirigir la mirada al suelo, de las mujeres convertidas en esclavas para procrear de la aclamada serie de HBO. El espeluznante relato se utiliz¨® adem¨¢s como reflejo de la deriva de la pol¨ªtica conservadora de Donald Trump. Como ejemplo, el meme con los ¨¢rboles de Navidad rojos de la Casa Blanca decorados con gorros blancos y con Melania Trump paseando entre ellos.
Bold choice going with decorations inspired by the Handmaid's Tale. pic.twitter.com/Ze2kZX65lp
— Nick Jack Pappas (@Pappiness) November 26, 2018
En la tercera temporada de la ficci¨®n televisiva amanece de nuevo en Am¨¦rica. La primera secuencia del tr¨¢iler surge inspirada por un anuncio de Donald Reagan para su reelecci¨®n de 1984. Reagan gan¨® apoy¨¢ndose en im¨¢genes de personas yendo a trabajar y ni?os riendo, familias felices que representaban una Am¨¦rica fuerte. En la serie, la familia tradicional prospera, esa familia formada por mujeres que se visten con uniformes verdes y por hombres que lucen impecables trajes. Pero todo arde en llamas. ¡°Despierta Am¨¦rica¡±, dice Defred (Elisabeth Moss), con su traje de esclava, ¡°el amanecer ha acabado¡±. Y a?ade: ¡°No nos tendr¨ªan que haber dado uniformes si no quer¨ªan que fu¨¦ramos un ej¨¦rcito¡±. La tercera entrega se prev¨¦ m¨¢s optimista, con momentos de sororidad entre mujeres a los que los hombres de Gilead deber¨ªan comenzar a temer. La dise?adora Ane Crabtree, ganadora en 2018 en los Costume Designers Guild Awards, coment¨® el a?o pasado que no hab¨ªa medido el impacto de sus dise?os, se sinti¨® superada y decidi¨® dejar en manos de su colega Natalie Bronfman el vestuario de esta tercera entrega. El rojo sangre de las criadas y el azul turquesa de las esposas contin¨²an recordando los colores de la bandera americana. Pero hay importantes variaciones.
Si para June, la versi¨®n moderna de la protagonista, Crabtee se inspir¨® en mujeres carism¨¢ticas como las cantantes Debbie Harry o Patti Smith, Bronfman ha preferido recordar a una leyenda televisiva para los flashbacks de esta entrega. ¡°Mi influencia ha sido Mary Tyler Moore [la pionera protagonista de La chica de la tele]. Mezcl¨¦ prendas masculinas con sedas suaves femeninas¡±. El uniforme de la criadas contin¨²a ¨C250 tuvieron que confeccionar esta temporada¨C, con esos tocados en forma de alas que se ajustan con imanes para que no salgan volando por el viento y que sirven para dar luz a la cara de esas mujeres que van sin maquillar. Capas y trajes hechos a medida y te?idos a mano. ¡°El uniforme dice mucho¡±, explica la dise?adora. ¡°Indica de d¨®nde eres, cu¨¢l es tu clase social, tu estado mental¡±. El look de Moira (Samira Wiley), que escap¨® de Gilead a Canad¨¢, se inspir¨® en Solange, la hermana de Beyonc¨¦. El del comandante Waterford (Joseph Fiennes), de los galanes de Alfred Hitchcock, al estilo Cary Grant. El de los rescatistas canadienses y altos comandantes del ej¨¦rcito, de presidentes como Obama o JFK. El de las crueles t¨ªas (como T¨ªa Lydia) del tejido militar, porque son ejecutoras. ¡°Us¨¦ los uniformes de Canad¨¢, de lana resistente y casi impermeables¡±, recuerda.
Surge una nueva paleta de colores, especialmente en dos personajes. Emily (Alexis Bledel), alejada del sistema de castas de Gilead, ha huido con el beb¨¦ de June y llega a Canad¨¢ en la tercera entrega. Emily es una refugiada que arrastra los traumas del pasado y debe recuperar su vida, pero no puede elegir, no puede volver al estilo que ten¨ªa cuando viv¨ªa en libertad. ¡°Emily usa ahora la ropa como si fuera una armadura¡±, explica Bronfman. Elige tonos tierra como muestra del deseo del personaje de mezclarse tanto como pueda, de pasar desapercibida. Con jerseys de cuello alto, que la mantengan cubierta, abrigos acolchados, faldas y botones de la camisa abrochados.
Otro caso aparte es el de Serena Joy (Yvonne Strahovski), el personaje favorito a la hora de vestir de Bronfman y uno de los m¨¢s interesantes de la actual temporada, pues la esposa del Comandante, parte importante del germen de esta sociedad patriarcal, comienza a cuestionarse ese mundo idealizado. Serena ten¨ªa un toque Coco Chanel en las primeras temporadas, y ahora debe sobrevivir a sus propios demonios en Gilead, tras quemar su casa en un ataque de ira al ver c¨®mo se llevan al beb¨¦ de June. Esa inestabilidad mental de la infecunda Serena origina que el personaje deje en manos de otros su vestuario. Su estilo, que remit¨ªa al de finales de los 50 e inicios de los 60, con vestidos con formas limpias, mezclados con verde azulado, cambia. ¡°Serena viste ahora de forma desali?ada, sin estilo, con tejidos que no usar¨ªa nunca¡±. A medida que avanza la temporada, va usando otros tonos de verdes azulados y dise?os muy diferentes. Y luego est¨¢n las viudas que visten de color mora, casi negro. Estas mujeres han sido heridas, no s¨®lo por la p¨¦rdida del marido, tambi¨¦n por la ausencia de su propia motivaci¨®n, al tener que vivir en esta restrictiva sociedad. Seg¨²n la dise?adora, ¡°los colores tribales son como un uniforme del ej¨¦rcito y el p¨²rpura de las viudas siempre se relaciona con el soldado herido¡±.
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