¡®Paquita Salas¡¯: en Espa?a la moda (tambi¨¦n) es un mundo muy muy cruel
La serie estrella del verano perfila un universo amable en el cine mientras el ¡®showroom¡¯ de moda se queda con la supervillana que alimenta, una vez m¨¢s, los tics de industria t¨®xica vistos en otras ficciones a lo ¡®El diablo viste de Prada¡¯.
(Ojo, spoilers en todo el texto de la tercera temporada de?Paquita Salas)
??Pero t¨² qui¨¦n te has cre¨ªdo que eres, pedazo de cerda??. La catarsis contra la supervillana de la ¨²ltima temporada de Paquita Salas?no llega hasta el final de Viral, el cuarto episodio. El bofet¨®n de dignidad, literal, que Paquita estampa a B¨¢rbara Valiente (Terelu Campos) es el que buena parte de los telespectadores ans¨ªan tras el ingenioso espect¨¢culo sexista, clasista y racista de la propietaria del showroom de moda m¨¢s cotizado de Madrid, nuevo trabajo en el que Mag¨¹i aterriza al finalizar la segunda temporada.
Convertida en Malu, su identidad e integridad f¨ªsica visual peligrar¨¢ por el bien del ecosistema de su nueva empresa: ?Mag¨¹i es nombre como de ind¨ªgena, de canaria?, aclara asqueada Valiente, que tambi¨¦n aporta otras perlas del tipo ?no quiero que la marca piense que vestimos con su ropa a una cualquiera? (en referencia a la libertad sexual de Belinda Washington ) o ?cerda tu representada (Belinda de nuevo), que a ver si la vigilas un poquito?. ?Una buena dictadora?, como bien resume el estilista cubano de la empresa, Rex.
En B-Fashion se saludan con un ?Qu¨¦ guapa, ?no? ?Qu¨¦ tal esa gastrointeritis?? y se aclara de antemano que ?una persona fea no puede dedicarse al mundo de la moda? porque ?lo dijo Karl Lagerfeld?. El ambiente de tiran¨ªa pasivo agresiva sobre la apariencia femenina y una sororidad que brilla por su ausencia son las bases psicoafectivas del escenario antag¨®nico a Nuevo PS Management, donde la p¨¦rfida n¨¦mesis de Paquita opera bajo los mandatos de jefa t¨®xica de manual a lo Miranda Priestley en El Diablo viste de Prada. Tal es la voluntad de homenajear a la pel¨ªcula que instaur¨® en nuestras mentes el mito (ya obsoleto) del azul cer¨²leo que Netflix ha viralizado dos clips m¨¢s en el que se imitan escenas ic¨®nicas del film de 2006.
?Que Malu es una fashion victim? Evidentemente. #PaquitaSalas pic.twitter.com/2pJUKiueJT
— Netflix Espa?a (@NetflixES) July 10, 2019
El diablo viste de B-Fashion. #PaquitaSalas pic.twitter.com/UrawUPgFRM
— Netflix Espa?a (@NetflixES) July 8, 2019
Partiendo de que todo lo que vemos aqu¨ª es ficci¨®n y ¨¦sta funciona bajo sus propios par¨¢metros y arcos narrativos, si algo sac¨¢ramos en claro al ver la tercera tanda de Paquita Salas es que las Cruella Devil salen de la moda y la empat¨ªa y bondad reside en la buena gente del cine espa?ol. Actrices con las que todos querr¨ªamos ir de juerga, exceptuando, quiz¨¢, la incursi¨®n de Irene Escolar ¨C¨²nica que se atreve a jugar (brillantemente) con la soberbia y la mala fe¨C y al t¨¢ndem de productores (hombres) en el pitch de Bel¨¦n de Lucas (Anna Castillo) que sirve para escenificar el desprecio e invisibilizaci¨®n de las guionistas hoy en d¨ªa en Hasta Navarrete II.
En B-Fashion, como en el Runway en el que aterriza Andy Sachs ¨Cojo, que Anne Hathaway tambi¨¦n llev¨® la ?gorra biker de Pau Eche? que obligan a llevar a Malu¨C se vive ese ambiente que mezcla lo tirano con lo aspiracional, visto hasta la saciedad en otras ficciones, desde Betty la Fea, El sue?o de mi vida?a Absolutely Fabolous o?Dietland. The Bold Type, la serie basada en la redacci¨®n de Cosmopolitan, ha sido una de las pocas en tratar con un poco de dignidad y hermandad al gremio, recordando en su piloto que firmas ilustres como Joan Didion pasaron por las publicaciones de moda y alej¨¢ndose de esa visi¨®n condescendiente y simplista de otras ficciones.
Si en la s¨¢tira de los Javis Mag¨¹i vende a la c¨¢mara que dos simples burras con prendas de ropas son ?pasillos de ilusi¨®n, pasillos donde tu sue?os se har¨¢n realidad? es porque existe un cierto halo de divinidad m¨ªstica asociado a la industria de la moda. Lo ejemplifica en sus memorias Cat Marnell, la editora que pas¨® por Lucky?y XOJane y que mezclaba consejos de belleza con cr¨®nicas sobre esnifar hero¨ªna en viajes de prensa. En sus p¨¢ginas cuenta que cuando pas¨® por m¨²ltiples cl¨ªnicas de desintoxicaci¨®n siempre repet¨ªa el mismo mantra para desmarcarse y situarse por encima del resto de adictos: ?Soy editora en Cond¨¦ Nast?, dec¨ªa al resto del grupo cuando el dinero ya no le da ni para desintoxicarse en el centro y recurr¨ªa a cl¨ªnicas del extrarradio, en plena fase de negaci¨®n por haber tocado fondo. En realidad, Marnell sobreviv¨ªa en Nueva York gracias a que sus padres le pagaban el alquiler ¨Cel sueldo no le hubiese dado para hacerlo, como tampoco lo hubiese logrado Carrie Bradshaw¨C y revend¨ªa ropa y productos de belleza que llegaban gratis a su redacci¨®n. Ni todo son pasillos de ilusi¨®n donde tus esperanzas se materializar¨¢n ni todo el universo de la moda se reduce a un aforismo de Karl Lagerfeld. Pero como bien dice Mal¨²: ?Deber¨ªais saberlo?.
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