Tu hijo de 12 a?os podr¨ªa estar ganando 4.000 euros al mes y t¨² sin enterarte
Un gestor de marketing experto en intermediar con influencers y marcas desvela el caso de un ni?o espa?ol que cobraba varios miles de euros mensuales sin que sus padres lo supieran. ?Es una excepci¨®n o una realidad en la sociedad del marketing viral?
Alejandro Rivas es profesor del ¨¢rea de Direcci¨®n de Marketing en IEDGE y fundador de MarcaSfera, una agencia de acciones especiales para marcas. El pasado s¨¢bado, para celebrar la d¨¦cada que lleva al frente de su empresa, Rivas decidi¨® compartir en Twitter un hilo para visibilizar su trabajo; esto es, ser el mediador en el lucrativo negocio y trato con los influencers y las marcas. Para los que vivan en otra galaxia y desconozcan el t¨¦rmino, un influencer es un supuesto l¨ªder de opini¨®n en cierto ¨¢mbito que, a trav¨¦s de sus cuentas personales en Internet, influye recomendando productos a sus seguidores. En Espa?a los hay de todo tipo y pelaje, pero la historia de Rivas se ha viralizado r¨¢pidamente por lo asombroso de la an¨¦cdota: en ella cuenta c¨®mo un ni?o muser de 12 a?os, sin supervisi¨®n paterna y gestionando sus ganancias por Paypal y sin cuenta en el banco, cerraba tratos hace tres a?os con marcas de todo tipo.
Voy a compartir historias de mi trabajo que suelen gustar sobre c¨®mo es trabajar con Influencers. Si gusta har¨¦ otros hilos con lo m¨¢s curioso que me ha pasado en 10 a?os trabajando con ellos. Empieza el primero, yo lo llamo ¡°el pr¨®ximo Amancio Ortega¡±
— ¦«L¦²X (@marasfero) June 9, 2018
El chaval, que ahora tiene 15 a?os y al que Rivas apoda como ?el pr¨®ximo Amancio Ortega?, es un influencer?muser especializado en v¨ªdeos de humor (?una especie de Cremades en peque?o, subiendo v¨ªdeos chorras con sus colegas en el cole?). En 2016, el ni?o ten¨ªa 200.000 seguidores en Instagram, contestaba correos electr¨®nicos de trabajo en horario lectivo y hasta se hab¨ªa trabajado un hoja con tarifas ?de lo m¨¢s elaborada?. Sus condiciones para trabajar con marcas eran tajantes: no hac¨ªa facturas, ning¨²n adulto firmaba ning¨²n permiso para el trabajo y su padre no se pod¨ªa enterar. Aunque la acci¨®n de marca que Rivas planteaba no se acabar¨ªa llevando a cabo por no caer en la ilegalidad, el ni?o le dijo que trabajaba con firmas con frecuencia y que era plenamente consciente de que ?cobraba m¨¢s que su padre? (ese mismo mes hab¨ªa cerrado tratos por unos 4.000 euros). Sus progenitores no ten¨ªan ni idea de lo que ingresaba, ¨¦l se las apa?aba para ingresar sus trabajos por cuenta de Paypal (que hab¨ªa creado con datos falsos) y todo lo compraba con Internet. Sus padres pensaban que eran regalos de las marcas por ?ser muy conocido en Internet?.? ?Es un caso ¨²nico entre las m¨¢s de 1.000 acciones con influencers que hemos hecho durante estos a?os?, aclara Rivas por tel¨¦fono, abrumado por la viralidad de su historia. El experto en marketing asegura que mientras los ni?os influencers siempre est¨¢n tutelados (agencias de representaci¨®n o padres), los adolescentes con cientos de miles de seguidores son los que m¨¢s procuran saltarse el consentimiento paterno. ?Nosotros nunca trabajar¨ªamos en esa situaci¨®n, tras este episodio, decidimos sentarnos con nuestro abogado para establecer un protocolo de actuaci¨®n en caso de que se nos presentara un caso similar?, aclara.
El caso del ni?o influencer espa?ol pone sobre la mesa un hecho: ?qui¨¦n controla el trabajo de estos menores? Los ni?os prodigio ya no salen del cine y ahora copan las redes. Para muestra, los datos de Forbes: el octavo youtuber que m¨¢s cobra del mundo tiene 6 a?os. Su canal es Ryan ToysReview y se embolsa 11 millones de d¨®lares anuales por probar juguetes y hacer rese?as a sus 10 millones de suscriptores.
?Es una excepci¨®n el caso del ni?o que cobraba m¨¢s que su padre sin que ¨¦ste lo supiera o una realidad en el marketing viral? Fuentes de agencias de comunicaci¨®n consultadas por esta revista que trabajan con influencers explican que el caso expuesto por Alejandro Rivas es una excepci¨®n bastante extraordinaria, aunque que s¨ª existen vac¨ªos legales con influencers menores que cobran y gestionan su negocio sin agencias de representaci¨®n o intermediarios. M¨¢s habitual es encontrarse, en el nicho de la moda y belleza, con una chica menor, con unos 120.000 seguidores en Instagram, que decida mencionar una marca en uno de sus posts. Por hacerlo se llevar¨¢ entre unos 700 y 1.000 euros y para no tener que facturar a su nombre porque no puede, pedir¨¢ a la agencia o la marca que la factura se emita a la empresa paterna. Seg¨²n cuentan las citadas fuentes, pr¨¢cticamente en todos los casos los padres tienen pleno conocimiento de los negocios de sus hijos, aunque ellos no gestionen el trabajo directamente y lo deleguen en el menor.
La proliferaci¨®n de estos casos no deber¨ªa sorprendernos. ??C¨®mo conseguir dinero online ahora mismo!? o ?Brooklyn & Bailey explican c¨®mo puedes ganar millones en YouTube¡ solo siendo t¨² misma? son algunos de los titulares de la revista estadounidense Teen Boss (Teen Bo$$ en su dise?o gr¨¢fico). Una publicaci¨®n cuatrimestral dirigida a ni?as adolescentes en las que, tal y como defend¨ªa Jia Tolentino en su an¨¢lisis en The New Yorker, ?el dinero es lo que el sexo es en Cosmopolitan: un gancho irremplazable y de atenci¨®n?. Una revista para emprendedoras menores de 15 a?os podr¨ªa hacer sonar muchas alarmas en Espa?a, pero aqu¨ª tambi¨¦n sufrimos una suerte de cultura hagiogr¨¢fica de chavales millonarios con una idea. El ansia por encontrar a ¡®baby emprendedores¡¯?(menores de 23 a?os) en la burbuja medi¨¢tica que celebra y premia el triunfo capitalista no importan derrapes como el de Pau Garc¨ªa Mil¨¤, el jovenc¨ªsimo gur¨² medi¨¢tico que todos se rifaban (incluido Buenafuente) y que despu¨¦s llev¨® a sus empresas a la quiebra. Una consecuencia de esa narrativa ¡®m¨¢gica¡¯ que exponen revistas como Teen Boss en la que la riqueza y el capital implica felicidad y la realizaci¨®n personal de ni?as a las que probablemente no les haya bajado ni la regla. Lo certifica en Teen Boss una ni?a de 12 a?os con reality y una l¨ªnea propia de leotardos: ?No es como un trabajo de nueve de la ma?ana a cinco de la tarde. ?Trabajamos 24/7!?. Que no decaiga el entusiasmo (y las exclamaciones) pese al atisbo de esclavitud laboral.
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