Perder la cara III: Fina es la mejor lesbiana que ha tenido Espa?a para 1958
Si intentas desconectar de la novelita o de la comunidad, tu cerebro te martillea como si algo fuese mal o faltase
I
Shangay ha hecho p¨²blico el material de una sesi¨®n de fotos que hicieron con Marta Belmonte y Alba Brunet. Aunque¡ ?lo han borrado, era para agosto! Ay, demasiado tarde: las rastreadoras del fandom ¡ªcomo dir¨ªa Carlota¡ª ya se han descargado todo: una multitud de hienas est¨¢ alrededor del elefante, acorralado. Pido que, por favor, me hagan un llaverito de marfil. Luego me arrepiento y me hago con uno de pl¨¢stico por una cantidad absurda en un bazar. Me compro una hamburguesa de quinoa, unas sandalias hechas de forma respetuosa, OK al donativo en Uniqlo, etc. ?Soy una persona ejemplar ya? ? Y ahora?
Internet es un texto enorme que no puedo dejar de leer. En ¨¦l descubro ¡ªtomando de aqu¨ª y de all¨ª¡ª lo que es un edit, y el lenguaje me pide ser precisa, no yo misma o mi t¨ªtulo universitario. Tampoco las novelas que cada semana llegan a casa por arte de magia. Cuando mi padre tra¨ªa a casa libros nuevos, a mi madre se le desencajaba la cara y ¨¦l dec¨ªa: ¡°A ver, ?es que no dicen lo mismo!¡±. Con los edits de la serie sucede lo mismo: hay varios dedicados a la misma secuencia, ?pero no dicen lo mismo!
Un edit es una peque?a pieza audiovisual creada con una herramienta virtual en l¨ªnea o no. Puedo afirmar sin sonrojo que de las #Mafin los he visto todos. La historia es: sobre una melod¨ªa se interviene esa piecita y se incluyen elementos que no aparec¨ªan inicialmente en ella. El tono ha de estar marcado: si nos re¨ªmos, nos re¨ªmos; si chillamos, chillamos. Un edit es un chiste, una camiseta 100 % algod¨®n, un sonido de timbales. Los edits con los que m¨¢s me r¨ªo los hace una chica, Silvia. A Clara, Claraedits2, es importante tambi¨¦n tenerla en cuenta. Hizo uno muy tierno que me enchufo cuando quiero llorar, lo tengo en favoritos.
Pienso: ¡°Quien no conoce a Dios, a cualquier santo le reza¡±, y cambio la frase: ¡°Quien no conoce a Marta de la Reina a cualquier Esther (la ex de Fina) le reza¡±. Mis edits son as¨ª, ?medio literarios? Qu¨¦ cruz.
II
Si solo fuese en Twitter, bueno, pero es que. Por qu¨¦ escribe la Belmonte los puntos suspensivos mediante dos puntos y no con tres??? Y por qu¨¦ a veces cuatro??? Virgen Mar¨ªa, salen por defecto en el teclado!!! Pues, ?sabes una cosa? Nada de esto importa. ?Y a las fans?
Marta Belmonte (MB o Label Monte) no sabe lo que es un funko, cree que es boomer cuando es milennial (algo absolutamente boomer, por otro lado) y en algunas fotos sale con la lengua fuera, solo un poco. S¨ª sabe, en cambio, lo que es un crossover, el hype, un spoiler. ??? Para ella Carol, la novela de Patricia Highsmith, es mejor que la adaptaci¨®n de Todd Haynes y la pel¨ªcula Retrato de una mujer en llamas, de C¨¦line Sciamma, una maravilla. Minipunto.
En la fiesta ibicenca preverano de Sue?os de libertad ¡ªtal y como pude cotillear con otras doscientas #Mafin en el directo de Instagram del actor Pablo B¨¦jar¡ª lleva la misma camisa de manga larga (nudo al final; no termina de ser blanca) que el d¨ªa que parte del elenco de la serie fue a ver a Candela Cruz (la Carmen) al teatro. La sevillana interpret¨® un Lorca, Los amores de don Perlimpl¨ªn con Belisa en su jard¨ªn. En el unboxing (el Dior-gate) desde chez Belmonte llevaba una camisola medieval y un peto bonito, chulo, colorado. Esa misma combinaci¨®n la sac¨® en su Instagram Carolina Lapausa (la Dra. Luz Borrell), su compa?era de camerino, con unos botines Chelsea low cut marrones con la goma en negro. Este verano las chicas no nos hemos preocupado mucho por el cambio de armario: seguimos llevando las camisas de invierno, solo que remangadas. Se lleva la est¨¦tica tuareg, ?el azul tuareg? No, el azul ¡°Carr¨¦ Bleu¡±, de Dior. Vale.
La actriz tiene unas gafas de sol rojas Pantos: un modelo ic¨®nico masculino de los cincuenta-sesenta unos pantalones negros cortos, una camiseta granate y unas sandalias que gritan: ¡°Support your local business¡±. Por lo dem¨¢s, no tengo ni idea de qui¨¦n es Marta Belmonte, aunque muchas fans se?alan su autenticidad, su coraje. Dicen: ¡°Actriz de millones¡±.
(MB acaba de subir un par de v¨ªdeos a internet sin hilvanar recordando que estar¨¢ en el Teatro de la Abad¨ªa en Madrid, en septiembre. Miro cu¨¢nto cuestan las entradas. ?Voy?).
III
Las mujeres que tienen poder en internet est¨¢n integradas en fandoms, son ej¨¦rcitos digitales: conocen y desconocen la fuerza que tienen. ¡°?Su deriva es una deriva feminista?¡±, me digo. El fandom es un espacio compartido y ha de estar limpio: se expulsa a quien no se comporta, se le aparta digital y virtualmente de la comunidad, se subrayan las reacciones poco o nada respetuosas y se se?ala a quien tiene una actitud violenta ¡ªo que se intuye como tal. Accedo a uno de los dos chats de Telegram y leo que alguien llamado ¡°Rafa¡± efect¨²a una pregunta honesta y subraya su honestidad. Borro la aplicaci¨®n, ?era un hombre? ¡°Andrea, tambi¨¦n puede ser ¡®Rafa¡¯ de ¡®Rafaela¡¯¡±. Ya volver¨¦, soy una radical. Empiezo a grabar mis reacciones a los cap¨ªtulos y las subo a internet. Luego escribir¨¦ en redes: ¡°He borrado los v¨ªdeos de las reviews porque soy est¨²pida y me he puesto nerviosa os quiero ciao¡±.
?Sabr¨¢n estas mujeres que existe el poder adquisitivo, la capacidad de reunirse, el arte de convocar una manifestaci¨®n, politizarse¡? Por supuesto que lo saben, practican todo esto en sus vidas privadas. Algo est¨¢ pasando en internet con las mujeres que se agrupan en torno a alg¨²n asunto en particular que las hace expresar sin miedo sus deseos e incertidumbres. Mientras esto sucede, leo que las tradwives deliran, van por separado: creen que el individualismo femenino ser¨¢ el colof¨®n a su autonom¨ªa total como mujeres en la contemporaneidad. ?Son otro fandom? Conf¨ªan en la amabilidad natural del hombre, de todos los hombres. Alucinan. Kamala Harris ha dado un paso al frente, Biden se marcha. La gente cree que Harris es Bette Porter (Jennifer Beals), la de The L Word, pero en The L Word Q Generation.
Estos d¨ªas he vuelto a ver Disobedience, la pel¨ªcula sobre un romance entre dos mujeres jud¨ªas, y pienso en Donatella Di Cesare y su Si Auschwitz no es nada: ¡°Solo protegiendo este lugar, el di¨¢logo que funda la democracia (¡) se permite una polifon¨ªa de interpretaciones¡±. La recomiendo con entusiasmo en Twitter. Otras #Mafin se ponen con ella. Ojal¨¢ no haberla visto y verla ahora por vez primera.
IV
Vayamos al hotelito de Illescas, ahora que ¡°illesquear¡± se ha convertido en un verbo desde el fandom. Para muchas es nuestra secuencia favorita, la de la primera noche all¨ª. Volvamos, s¨ª, ?pero desde el principio de veras! Estas noches de verano lo veo en repeat.
Marta ha besado, por fin, a Fina (??? recuerdo ahora que la segunda vez que una chica fue a besarme le dije que no). Despu¨¦s de hacerlo, se ha ido a su despacho, a ver unas fotograf¨ªas que encarg¨® del personal de la tienda exponiendo los productos de la Reina para promoci¨®n. El padre de Marta, Dami¨¢n, piensa que Marta est¨¢ enrollada con el fot¨®grafo. Tambi¨¦n lo pensar¨¢ tiempo despu¨¦s Jaime, su marido. Nada, pamplinas.
Con todo, mientras Marta tiene en la mano una foto de Fina se pregunta que qu¨¦ le est¨¢ sucediendo. Grito: ¡°?Es el deseo!¡±, a la pantalla de mi m¨®vil. Alguien toca la puerta del despacho. Es Fina. ¡°Me encant¨® que me besaras¡±, le dice. Lo siguiente, un viaje juntas a Madrid para ¡°visitar las perfumer¨ªas de la Reina¡±. Se lo dicen a Carmen, una compa?era y amiga ¨ªntima de la tienda de Fina. A la vuelta, noche en el hotel en Illescas.
Marta est¨¢ hecha un flan al llegar al cuartito del hotel y as¨ª se lo verbaliza a Fina, que est¨¢ en una nube. Marta comienza a desabotonarse su camisa y Fina le ayuda, pero no por acelerar el proceso, sino por acompa?arla. Marta le para, todo es muy nuevo para ella. Se disculpa, siente verg¨¹enza. Fina le dice que no ha de pedir perd¨®n, se lo facilita: ambas se sientan en la cama y se descalzan. Comienza el titubeo: que si a ella estas cosas no se le dan bien, que si a Jaime le decepcion¨® completamente, que si ha tenido pocos momentos de intimidad, que tampoco quisiera meter la pata con Fina (con ¡°estas cosas¡± se refiere a disfrutar de su sexualidad, ojo). Fina, con mimo, le dice que a ella le basta con mirarle a los ojos y saber que est¨¢n juntas. No tiene que pasar nada, nada sexual, para que gocen.
Fina es la mejor lesbiana que ha tenido Espa?a para 1958. Alba Brunet ha hecho un trabajo impecable de representaci¨®n, no de visibilidad. Qu¨¦ maravilla. Esa noche, no pasa nada entre Fina y Marta. Solo se abrazan, el fandom se estremece.
V
Toledo en 1958 no debi¨® ser muy distinto a la Salamanca de mediados de los a?os cincuenta. No en la ficci¨®n, desde luego. Estos d¨ªas releo Entre visillos, de Carmen Mart¨ªn Gaite, para el libro que estoy escribiendo y siento fascinaci¨®n. Me doy cuenta de que estaba muerta por dentro cuando la le¨ª. ?C¨®mo es que no hab¨ªa visto la cantidad singular de lesbianas o, como dir¨ªa Paula Villanueva, de caracteres s¨¢ficos que hay en sus novelas?
Jaime, el marido de Marta, ya est¨¢ al tanto de la situaci¨®n. ?l tambi¨¦n quiere hacer su vida y mantener de cara a los dem¨¢s su matrimonio. El fandom se r¨ªe, piensa que, con todo lo que hemos pasado, hasta habr¨¢ que darle las gracias. A m¨ª me parece bien, las hemos pasado canutas. Adem¨¢s, ?qu¨¦ nos pensamos que fue el franquismo, en serio? Leo en Mart¨ªn Gaite: ¡°¡ esta chica [Teresa] estaba separada de su marido, que viv¨ªa en Madrid con una artista de cine, y le mandaba a ella dinero de vez en cuando. Ella misma me cont¨® estas cosas apenas nos presentaron y, seg¨²n dijo, ten¨ªa como un privilegio el haber encontrado este estado de vida ideal. Hablaba con voz ¨²nica, separando poco los dientes. Siempre hab¨ªa en su apartamento otras amigas muy guapas, que se reun¨ªan all¨ª y hablaban de amor. Federico me dijo que Teresa era lesbiana¡±.
Dejo de escribir, vibra el m¨®vil, ?cap¨ªtulo! Marta y Fina tienen una cita en Madrid y Fina le regala a Marta unas entradas para ver a Gloria Lasso y a Luis Mariano en concierto, lo llaman ¡°recital¡±. Tras una conversaci¨®n deliciosa, van a un restaurante. Para llegar bien, toman un taxi: ¡°A Sandoval, 8¡å. Hoy d¨ªa esa direcci¨®n remite a un SexShop a 13 minutos a pie de la Abad¨ªa. La comunidad ha enloquecido con esto y la community manager de la tienda interact¨²a con el fandom con espontaneidad. Al principio me r¨ªo, leo todos los mensajes, luego me dan ganas de llorar. Hay din¨¢micas del fandom que me hacen sentir que he entrado en un lugar repleto de mu?ecas con la cabeza reventada y t¨¦mperas por las paredes: una suerte de cueva de Altamira de la prefiguraci¨®n. As¨ª, de pronto, descubro algo: si intentas desconectar de la novelita o de la comunidad, tu cerebro te martillea como si algo fuese mal o faltase.
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