La ¡®Robin Hood de la ciencia¡¯
Alexandra Elbakyan pone en jaque a las editoriales tratando de dar acceso libre a miles de documentos cient¨ªficos. Hablamos con ella para conocer cu¨¢les son sus motivaciones.
Para los estudiantes, Alexandra Elbakyan puede ser una hero¨ªna. Para las editoriales, una aut¨¦ntica villana. ?El motivo? Haber dado acceso universal y gratuito a casi 50 millones de documentos cient¨ªficos, una cifra que va en aumento.
Lo de esta chica de 27 a?os no es una cuesti¨®n de estado, pero los paralelismos con Assange o Snowden parecen inevitables. Su web, Sci-Hub, que abri¨® en 2011, se ha convertido en la puerta a una base de datos a lo bestia de documentos ¡®robados¡¯ que pueden ser examinados por cualquiera que lo necesite, sin tener que pagar los abusivos casi 32 d¨®lares (28,5 euros) por consulta. Esta iniciativa la llev¨® ante los tribunales de Nueva York el a?o pasado, cuando fue demandada por la editorial Elsevier por violar las leyes estadounidenses de copyright. Desde entonces, la versi¨®n oficial es que reside en Almat?, su ciudad natal de Kazajist¨¢n, aunque en realidad se cree que vive escondida en alg¨²n lugar de Rusia. No viaja a los Estados Unidos ni a ning¨²n pa¨ªs que tenga acuerdo de extradici¨®n, seg¨²n?recog¨ªa el peri¨®dico franc¨¦s?Le Monde. ?No me arriesgo a viajar mucho?, declara para S moda.
En octubre de 2015, el jurado orden¨® que el sitio se cerrara, pero esto no afect¨® a Elbakyan. Un mes m¨¢s tarde, la web, cuya misi¨®n es ¡°eliminar las barreras que impiden la mayor distribuci¨®n posible del conocimiento¡±, volvi¨® a abrir cambiando de dominio. ?Cuando le preguntamos si teme nuevas acciones legales, ella explica que ?son riesgos de deben tomarse en consideraci¨®n?. Elbakyan estudi¨® tecnolog¨ªa de la informaci¨®n en la Universidad de Kazajist¨¢n con una especialidad en seguridad y estuvo trabajando en ?laboratorios de interfaces hombre-m¨¢quina? en Rusia, Alemania y Estados Unidos (concretamente, ?durante dos meses con una beca no remunerada?). Seg¨²n nos comenta, tambi¨¦n estuvo por un tiempo como desarrolladora web freelance.
Bajo la premisa de que los documentos son ¡°una fuente primaria para la investigaci¨®n¡± y que todo el mundo debe tener acceso a ellos ¡°sin tener en cuenta sus ingresos, estatus social o localizaci¨®n geogr¨¢fica¡±, desde Sci-Hub le est¨¢ echando un pulso a las editoriales, y para ello se sirve de los portales que tienen las bibliotecas de las universidades para sus estudiantes. Cuando un usuario hace una consulta, Sci-Hub trata de entrar en el portal de la universidad, con ¡®claves cedidas¡¯ y toma el art¨ªculo. Una vez hecho, hace una copia en su servidor para no tener que recurrir otra vez al portal. Las contrase?as son?¡®donadas¡¯ por simpatizantes a su causa.
Si en su d¨ªa Napster provoc¨® quebraderos de cabeza a las industrias de la m¨²sica al permitir descargar gratuitamente millones de canciones, el caso de Sci-Hub con las revistas y otras publicaciones de ¨ªndole cient¨ªfica es similar. Permitir el acceso a contenidos de editoriales como Elsevier, Springer o Wiley podr¨ªa estar acarre¨¢ndoles p¨¦rdidas de unos 150.000 d¨®lares por art¨ªculo (unos 132.000 euros).
Sin embargo, la cruzada de Elbakyan por el acceso libre a la ciencia lleg¨® en un momento de necesidad. La universidad de Harvard declar¨® en 2012 que no pod¨ªa permitirse pagar los altos precios que impon¨ªan las editoriales, una suscripci¨®n que podr¨ªa costarles al a?o unos 3,5 millones de d¨®lares (3,1 millones de euros): ¡°Es rese?able que Harvard est¨¦ sufriendo cuando posee el mayor presupuesto de biblioteca acad¨¦mica del mundo¡± declaraba para New York Times el director de la oficina de comunicaci¨®n de la universidad. M¨¢s de 15.000 cient¨ªficos firmaron una petici¨®n para hacer boicot a Elsevier, por sus ¡°exorbitantes precios y sus enormes beneficios¡±. La propia Alexandra tuvo problemas en su ¨¦poca de estudiante en Kazajist¨¢n: ¡°No tuve acceso a ning¨²n documento de investigaci¨®n, documentos que necesitaba para mi proyecto. Es de locos pagar 32 d¨®lares cuando tienes que ojear o leer cientos de documentos para hacer una investigaci¨®n¡± declaraba en una carta abierta ante el tribunal de Nueva York.
Elbakyan no lo?considera ¡°robo¡± porque cree ?firmemente que el acceso a los documentos cient¨ªficos deber¨ªa ser gratis??y que??lo que est¨¢ haciendo Sci-Hub est¨¢ bien? nos comenta. Desde su web, que se mantiene gracias a las donaciones de contribuyentes, ?llama a la eliminaci¨®n de la propiedad intelectual y a las leyes de copyright, que ve m¨¢s como ?prohibir el acceso? que como ?proteger contra el fraude de autor?. Sobre la comparativa que se le ha hecho con Robin Hood dice que a menudo no es buena porque ¨¦l ¡°robaba. Copiar no es lo mismo que robar, porque el due?o no pierde su posesi¨®n. Si la idea detr¨¢s no es de robo sino de justicia social, estoy de acuerdo? recog¨ªa?Vox. ?Mientras las editoriales a las que piratea poseen los derechos de autor, su cruzada no es legal, pero ha dado un paso importante en un debate necesario: ?por qu¨¦ no todo el mundo puede acceder a las investigaciones de la ciencia?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.