Cuatro canciones imprescindibles para recordar a Billie Holiday
Hoy se cumple un siglo del nacimiento de la mejor cantante de jazz de todos los tiempos. Homenajes y eventos se suceden en todo el mundo.
La m¨²sica y la literatura rendir¨¢n su especial tributo a la maravillosa cantante de vida tortuosa. Para empezar, se espera la publicaci¨®n de una nueva biograf¨ªa, firmada por John Szwed y titulada Billie Holiday: The Musician and the Myth.
La cantante de jazz Cassandra Wilson saca este a?o un ¨¢lbum titulado Coming Forth by Day, realizado con la colaboraci¨®n del guitarrista Kevin Breit. En ¨¦l, revisa algunas de las canciones m¨¢s populares de Holiday, aunque las coloca en un plano musical algo distinto, con arreglos cercanos al rock. Cassandra actuar¨¢ tambi¨¦n este viernes en el teatro Apollo de Nueva York, en un concierto que tiene por t¨ªtulo A Celebration of Billie Holiday; mientras C¨¦cile McLorin Slavant ofrecer¨¢, un d¨ªa despu¨¦s, otro recital con la m¨²sica de Holiday, en el Lincon Center neoyorquino.
El ¨²ltimo trabajo de Jos¨¦ James, el cantante norteamericano de jazz y hip-hop, titulado Yesterday I had The Blues, se inspira tambi¨¦n en Billie, una de las artistas favoritas de James, con la que creci¨® y aprendi¨® mucho de m¨²sica. El pasado marzo sali¨® a la calle A Billie Holiday Songbook, un alb¨²m de temas de la diva entrepretados al piano por Lara Downes y arreglados por el compositor y pianista Jed Distler. Y Legacy Records acaba de lanzar Billie Holiday. The Centennial Collection, con algunas de las mejores grabaciones de la cantante. Es hora de volver a escuchar viejas canciones o descubrir otras. En S Moda hemos querido rememorar a Lady Day, como la llamaban sus fans y compa?eros m¨²sicos, a trav¨¦s de cuatro de sus temas m¨¢s emblem¨¢ticos, que bien podr¨ªan ser un compendio de su biograf¨ªa.
1. Strange fruit. Una denuncia contra el racismo
¡°Puedes ir vestida de raso, con gardenias en el pelo y no ver una sola ca?a de az¨²car en varios kil¨®metros a la redonda, y a¨²n as¨ª seguir trabajando en una plantaci¨®n¡±. As¨ª defin¨ªa Holiday en su autobiograf¨ªa, Lady sings the blues, la situaci¨®n de la comunidad negra en EEUU. Status que ella vivi¨® con los agravantes a?adidos de ser mujer y drogadicta. Holiday toc¨® en orquestas de color y blancas. En el a?o 37, cuando se incorpora a la banda de Count Basie le piden que se oscurezca la cara porque su piel es demasiado blanca. M¨¢s tarde, cuando ya es una leyenda, la segregaci¨®n racial, el apartheid americano, la obligaba a utilizar las puertas y escaleras de servicio cada vez que iba a teatros, hoteles o clubs a cantar.
La primera vez que Holiday interpreta Strange fruit ¨Cconsiderada en 1999 como la mejor canci¨®n del siglo XX, por la revista Time¨C tiene tan solo 23 a?os, pero el tema le afecta tanto que al acabarla debe correr a los ba?os del Caf¨¦ Society, de Nueva York, para vomitar. En su autobiograf¨ªa cuenta el efecto demoledor que le produc¨ªa, siempre, interpretar este tema, ¡°cantarla me afecta tanto que me pone mala. Me deja sin fuerzas¡±. El impacto emocional de esta melod¨ªa era tambi¨¦n visible en la audiencia: el silencio era sepulcral, se o¨ªa la respiraci¨®n y los camareros dejaban de servir las mesas como hipnotizados por la m¨²sica. De hecho, muchos repertorios la prohib¨ªan, por lo que Holiday, a veces, la inclu¨ªa como parte de la cl¨¢usula del contrato.
Strange Fruit, considerada por muchos como la primera canci¨®n protesta de la historia, fue antes un poema escrito por un blanco jud¨ªo, Abel Meeropol, que militaba en el partido comunista, hab¨ªa crecido en el Bronx neoyorquino y era profesor. El poema se public¨® por primera vez en el peri¨®dico del sindicato de profesores de Nueva York, pero Abel consider¨® prudente usar un seud¨®nimo para evitar problemas. La letra, inspirada en las im¨¢genes de los linchamientos de dos hombres de raza negra, colgados de un ¨¢rbol, en Marion, Indiana, en 1930, era merecedora de toda esa carga emotiva que produc¨ªa cada vez que se interpretaba, y Holiday era experta en hacer que al p¨²blico se le erizara el vello. "De los ¨¢rboles del sur cuelga una fruta extra?a. Sangre en las hojas, y sangre en la ra¨ªz. Cuerpos negros balance¨¢ndose en la brisa sure?a. Extra?a fruta cuelga de los ¨¢lamos ".
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2. 'My man'. El drama de sus relaciones amorosas.
Como en todos los aspectos de su desdichada vida, la faceta amorosa de Billie Holiday fue un viacrucis que la llev¨® de maltratador en maltratador. Durante sus inicios en el mundo de la canci¨®n tuvo amor¨ªos fugaces, generalmente con m¨²sicos como el trompetista Buck Clayton o el pianista Sonny White. Pero sus verdaderos problemas comenzaron cuando empez¨® a ganar dinero y se convirti¨® en una billetera, lo que atrajo a hombres sin escr¨²pulos. El primero de todos, Jimmy Monroe era un proxeneta y apostador, que a parte de vivir a expensas del dinero de Billie la golpeaba a menudo. Como cuenta Diego A. Manrique en un art¨ªculo publicado en El Pa¨ªs y titulado La vida perra de Billie Holiday, ¡°todo lo que sab¨ªamos -o imagin¨¢bamos- sobre Billie Holiday parece un p¨¢lido reflejo de la realidad. Criada en la calle, se dedic¨® a la prostituci¨®n y qued¨® marcada por las leyes de aquel negocio: sol¨ªa casarse o emparejarse con proxenetas violentos y ladrones. La grabaci¨®n clandestina de una conversaci¨®n telef¨®nica con su ¨²ltimo marido, Louis McKay, revela que era considerada como una caja registradora: "Todas las mujeres que he tenido eran grandes personas, buena gente. Y ella va por ah¨ª regal¨¢ndole el co?o a cualquiera¡ Yo no trabajo as¨ª. ?Yo me dedico a vender!".
Joe Guy, un consumidor de estupefacientes, fue el que la introdujo en el mundo de la droga. A?os m¨¢s tarde su adicci¨®n sirvi¨® a John Levy para controlarla y manipularla. En 1947 Billie pas¨® un a?o en un reformatorio de mujeres en Alderson, Virginia; pero en 1948 se le neg¨® su licencia para cantar, lo que implic¨® que no pudo actuar m¨¢s en ning¨²n club neoyorquino que vendiera alcohol, es decir, se le priv¨® de su principal fuente de ingresos y se la oblig¨® a estar en permanente gira.
Louis McKay le consigui¨® muchos conciertos, pero especulaba con su dinero y se quedaba con todas las ganancias de Billie. Se casaron en 1957, el mismo a?o en de su ¨²ltima gran presentaci¨®n en el especial The sound of jazz de CBS, junto a Lester Young y Coleman Hawkins.
Holiday declar¨® abiertamente su bisexualidad y se dieron rumores de su aventura con la actriz Tallulah Bankhead, pero est¨¢ se apresur¨® a desmentirlos. Nadie quer¨ªa tener mucho que ver con alguien a qui¨¦n las autoridades exig¨ªan que se declarara como "delincuente" cada vez que entraba o sal¨ªa del pa¨ªs. En los ¨²ltimos dos a?os de su vida Billie vivi¨® sola, acompa?ada de su perro en su apartamento de Nueva York. Tal vez entonces ya hab¨ªa perdido la fe en los seres humanos. Canciones como My man (¡°tiene dos o tres chicas que le gustan como yo, pero yo lo amo. No se por qu¨¦ estoy con ¨¦l. ?l no es fiel. Me pega, adem¨¢s. ?Qu¨¦ puedo hacer?¡±) narran a la perfecci¨®n su tortuosa relaci¨®n con el g¨¦nero masculino.
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3. 'Gloomy sunday'. La leyenda de una canci¨®n maldita
Gloomy sunday es una triste canci¨®n compuesta por el Rezs? Seress y escrita por L¨¢szi¨® J¨¢vor, ambos h¨²ngaros, en 1933. Su letra cuenta los anhelos de una persona desesperada, que ha perdido a su amor y sus pensamientos de reunirse con su amante en el m¨¢s all¨¢. El tema jam¨¢s hubiera pasado a la historia si no se hubiese convertido en canci¨®n maldita dada la ola de suicidios que, seg¨²n cuenta la leyenda, provoc¨®; empezando por el de su propio compositor, Seress, que se mat¨® saltando por la ventana de su casa. Antes de llegar a EEUU, la melod¨ªa hab¨ªa acabado ya con la vida de 17 personas en Hungr¨ªa y se cuenta que en Norteam¨¦rica se llev¨® a otras 100 m¨¢s.
Evidentemente nunca se pudo relacionar las muertes con los perniciosos efectos de Gloomy sunday, pero se citan casos de personas que se dispararon tras escuchar a unos gitanos tocar la melod¨ªa; el episodio de un hombre que entr¨® a un club nocturno, pidi¨® a la banda que interpretara el tema y despu¨¦s, sumido en la melancol¨ªa, sali¨® y se revent¨® la cabeza de un disparo; o el del ni?o italiano, que tras escuchar la canci¨®n, dio todo su dinero a un mendigo y se suicid¨®. Ante estos terribles sucesos muchas emisoras de radio h¨²ngaras y estadounidenses prohibieron la canci¨®n, al igual que la BBC, y en Francia se llevaron a cabo investigaciones parapsicol¨®gicas.
Cuando el tema lleg¨® a EEUU tuvo varios int¨¦rpretes pero fue Billie Holiday la que populariz¨® la canci¨®n, que sali¨® en 1941. La dama del jazz, ejerc¨ªa un poder hipnotizarte, nada recomendable para las personas aquejadas de tristeza, aunque los suicidios en los a?os 30 y 40, en plena depresi¨®n econ¨®mica, estaban a la orden del d¨ªa y no siempre eran causa de la perniciosa influencia de esta canci¨®n maldita.
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4. 'Good bless the child'. La pobreza que le rond¨® toda su vida
Cuentan que Holiday escribi¨® esta canci¨®n inspir¨¢ndose en las penurias de su madre, pero God Bless the child se centra sobre todo en la pobreza, en no tener nada; un panorama muy familiar para la dama de la gardenia. Cuando Billie lleg¨® al mundo en 1915, en Baltimore, su madre ten¨ªa tan solo 13 a?os y su padre, un pianista de jazz, las abandon¨® muy pronto. A partir de entonces la peque?a Eleanora debi¨® convivir con diferentes parientes, de muy mala reputaci¨®n, mientras su madre trataba de buscarse la vida. Fue en esa ¨¦poca cuando sufri¨® abusos sexuales. En 1972 madre e hija se trasladan a Nueva Jersey y luego a Brooklyn. En Nueva York Billie empieza a ejercer la prostituci¨®n ¨C¡°me convert¨ª en una fulana de a 20 d¨®lares el polvo¡±, cuenta en sus memorias¨C y es en los burdeles donde, curiosamente, empieza la ¨²nica formaci¨®n musical de su vida. Escuchando canciones en un Jukebox y cant¨¢ndolas por encima.
El ¨¦xito no le trajo nunca el desahogo econ¨®mico. Por un lado estaban los due?os de los locales, que escatimaban horarios y le prohib¨ªan mezclarse con el p¨²blico blanco, una vez que hab¨ªa bajado del escenario. Por otro sus maridos y parejas, para las que Billie era, sobre todo, la que pagaba las facturas y al proveedor de drogas de turno.
El 30 mayo de 1959 tuvo que ir de urgencia al hospital, pero no fue admitida por su problema de drogadicci¨®n. Fue derivada a otro centro m¨¦dico, que s¨ª aceptaba pacientes adictos, pero una enfermera encontr¨® polvo blanco a un costado de su cama y llam¨® a la polic¨ªa. Fue arrestada en el mismo hospital y continuaba en calidad de detenida cuando muri¨® el 17 de julio de ese mismo a?o. A su entierro acudieron 3.000 personas, en su cuenta corriente solo hab¨ªa un d¨®lar.
Con Louis Armstrong en Nueva Orleans en 1946.
Corbis
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