En los zapatos de ?rsula Mascar¨®
Menorquina e internacional. Londres y Mil¨¢n han definido su estilo, entre sexy y funcional. Su calzado ha seducido a Angelina Jolie, Kate Moss, Suri Cruise o la reina Sof¨ªa.
on unas sandalias de serpiente con tac¨®n de ocho cent¨ªmetros, camina firme por el jard¨ªn de su casa de Menorca. No mira al suelo, sabe d¨®nde apoyarse para pisar sin tambaleos. ?Este tac¨®n me permite sentirme femenina y no cansarme. Las mujeres todav¨ªa sufren para estar guapas. Yo no. No vivo en el lado del sufrimiento, sino en el de la alegr¨ªa?. Pocas mujeres disfrutan del sonido de los tacones como ella. ?Ese golpeteo me hace volver a los cinco a?os. El clic clic que hac¨ªan los stilettos de mi madre sobre el empedrado, cuando en las noches de verano regres¨¢bamos a casa tras tomar unas tapas en el puerto?, recuerda la zapatera ?rusula Mascar¨®. Algo parecido le ocurre con el olor del cuero marroqu¨ª. ?Uno de mis juguetes de peque?a eran los retales de piel que nos tra¨ªa mi padre [el zapatero Jaime Mascar¨®]. Entonces la piel estaba menos tratada y ten¨ªa un aroma m¨¢s intenso?. Sonr¨ªe con orgullo y dice para s¨ª misma: ?Fui muy feliz?.
Cuando so?aba con ser mayor no se imaginaba como zapatera, sino con los vestidos de seda pintada a mano ?con aire hippie? que su madre compraba a la artista Susan Unger o con los dise?os de Dolce?&?Gabbana o Gianfranco Ferr¨¦ que encontraba en Es Portal, una de las primeras boutiques multimarca de la isla.
Entonces su padre hab¨ªa comenzado a industrializar el peque?o taller de calzado que cre¨® su abuelo Pedro, y su apellido empezaba a sonar como una firma. A los 16 a?os entr¨® en la f¨¢brica como una trabajadora m¨¢s. ?En mi familia somos currantes, yo de pija no tengo nada. Y, en Menorca, trabajar los veranos con esa edad es lo normal. Adem¨¢s, ¨¦ramos unos privilegiados, porque ten¨ªamos los fines de semana para salir, no como mis amigos que se dedicaban a la hosteler¨ªa?. Su primer empleo fue el de cortar pieles junto al dise?ador Franco Caresana. ?Todav¨ªa trabaja con nosotros. Mientras ¨¦l pintaba las hormas, yo lo observaba y hac¨ªa mis pinitos?. Los pedidos nacionales aumentaban y sus dise?os los comenzaron a reclamar estilistas. ?La primera vez que vimos unos de nuestros dise?os en televisi¨®n fue toda una fiesta en casa, los llevaba Julia Otero en el programa 3¡Á4?.
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Un vestido de volantes de Marc Jacobs, un cuerpo de Vionnet y una falda de Vivienne Westwood cuelgan de las puertas de su armario.
Germ¨¢n S¨¢iz
Lejos de la isla. Con 17 a?os decidi¨® marcharse a Londres para estudiar Dise?o de interiores en Central Saint Martins. ?No me ve¨ªa como zapatera ni trabajando en la f¨¢brica familiar. Mi padre es un hombre muy bueno, pero tambi¨¦n es un empresario muy exigente?. Y lejos de los ojos paternos vivi¨® una adolescencia en la que se divirti¨® mucho. ?Aunque tambi¨¦n iba a clase?, dice mientras hace un gesto travieso. Si bien ahora hace gala de su imagen de mujer mediterr¨¢nea, entonces caminaba por la capital brit¨¢nica con un look punk. ?Eso s¨ª, muy femenina?, puntualiza.
Entre los amigos de aquella ¨¦poca que todav¨ªa conserva est¨¢ el dise?ador Lawrence Steele. ??Es tan guapo! Yo lo miraba y me quedaba embobada. Todav¨ªa hoy cuando lo veo suspiro?, bromea. Un a?o despu¨¦s se march¨® a Mil¨¢n, donde se inscribi¨® en el instituto Marangoni. ?All¨ª segu¨ª con mis estudios de Interiorismo, pero descubr¨ª la moda y pens¨¦: ¡°?Qu¨¦ hago estudiando esto?¡±?. Y, caminando por las calles ocupadas por los escaparates de los grandes dise?adores italianos, decidi¨® desatarse las botas Dr. Martens de su ¨¦poca rockera y empezar a sofisticarse. ?Lo primero que me compr¨¦ fue un abrigo de Byblos, que l¨®gicamente destroc¨¦. Adem¨¢s compr¨¦ alguna prenda de Prada y, sobre todo, de Dolce?&?Gabbana?. Tambi¨¦n colg¨® de sus perchas ir¨®nicos dise?os de Franco Moschino, que entonces viv¨ªa su ¨¦poca dorada, aquella en la que atra¨ªa a sus clientas con el lema de ?Si no puedes ser elegante, s¨¦ al menos extravagante?. Y ?rsula, acompa?ada de su inseparable Laurence, conoci¨® al dise?ador en la inauguraci¨®n de su tienda.
?Recuerdo que mont¨® un circo a la entrada, pero literal: todo un espect¨¢culo circense. Tambi¨¦n recuerdo la apertura de 10 Corso Como, que antes era la tienda de Yamamoto?. Su vestidor ha evolucionado, aunque se mantiene fiel a marcas como Dolce?&?Gabbana, a la que ha sumado Vionnet, Vivienne Westwood, Fendi o Marc Jacobs. ?Pero mi vestido de Azzedine Ala?a en punto negro es la estrella de mi armario. A los 40 me dije que ya tocaba ser una mujer Ala?a. En un viaje a Par¨ªs me lanc¨¦, entr¨¦ en su tienda y me lo compr¨¦. En el probador estuve pens¨¢ndolo, miraba al espejo y al precio alternativamente. Sab¨ªa que era una locura, pero aqu¨ª lo tengo?, y no evita una carcajada.
Junto a su borsalino, dos de sus bolsos de Pretty Ballerinas. ?En ellos me gusta combinar el estampado animal con toques femeninos, como corazones o flores?.
Germ¨¢n S¨¢iz
En cambio en el calzado es absolutamente fiel a las firmas del grupo Mascar¨®: Jaime Mascar¨®, Pretty Ballerinas y la que lleva su propio nombre. La empresa tiene hoy 50 boutiques repartidas por todo el mundo. Ella es la directora creativa de las l¨ªneas. ?Si utilizara zapatos de otras firmas, sentir¨ªa que estoy siendo infiel, ser¨ªa una traici¨®n. Adem¨¢s, tengo la ventaja de dise?ar lo que quiero ponerme, lo que me gusta?.
Con solo 20 a?os cre¨® su propia firma, fue su padre quien se lo propuso al ver c¨®mo mejoraba su trabajo verano tras verano. ?Fue listo, as¨ª me caz¨® para la empresa?. Aquella primera colecci¨®n estaba formada por zapatos de plataforma con colores casi fl¨²or que sorprendieron mucho en el mercado nacional. ?Eran finales de los 80 y se llevaban los topolinos. Los clientes de Jaime Mascar¨® alucinaron. Aun as¨ª vendimos 2.000 pares. Ahora es m¨¢s dif¨ªcil sorprender?. Junto con Lina ¨Csu hermana mayor que estudi¨® Empresariales¨C inici¨® la internacionalizaci¨®n de sus marcas. ?La ¨²nica de la familia que se ha resistido ha sido Luisa, la peque?a, que es la artista. En casa tengo muchas de sus pinturas y esculturas?. Una de las obras de piedra de su hermana ¨Cque ten¨ªa en el jard¨ªn y representa el cuerpo desnudo de una mujer¨C le ha jugado una mala pasada.
?Un vecino nos denunci¨®, dijo que hab¨ªa un cad¨¢ver en mi jard¨ªn. Vino la polic¨ªa y al entrar en casa, como hab¨ªa llovido esa ma?ana, resbalaron y para colmo de males, en lugar de encontrarse con un cad¨¢ver dieron de bruces con una escultura tumbada en el c¨¦sped?. Ahora la pieza est¨¢ en el estudio que tiene en su casa y la utiliza como modelo para colocar algunos de sus elaborados zapatos. Estos modelos han seducido a la realeza, como a la reina Sof¨ªa y Letizia Ortiz o la princesa Beatriz de Inglaterra. Tambi¨¦n han quedado hechizadas actrices como Katie Holmes y su hija Suri, Angelina Jolie, Lindsay Lohan o Paz Vega, celebridades como Paris Hilton y modelos como Nieves ?lvarez, Elle MacPherson, Claudia Schiffer o Kate Moss. ?Las top models prefieren llevar nuestras Pretty Ballerinas. La primera fue Claudia Schiffer, pero nuestro gran momento fue cuando las compr¨® Kate Moss. Ella tiene la capacidad de consolidar una firma, de darle proyecci¨®n internacional?.
?Cuando se trata de dise?ar, me traigo al equipo a casa. Aqu¨ª no suena el tel¨¦fono, solo hay espacio para la creatividad?. La dise?adora lleva camisa de Marc Jacobs y vaqueros de All Saints.
Germ¨¢n S¨¢iz
La benjamina. Pretty Ballerinas naci¨® en 2005 y es el proyecto personal de ?rsula y David Bell, su exmarido. Coge el tel¨¦fono para ense?ar los v¨ªdeos que le env¨ªa David desde Londres mostr¨¢ndole lo bien que se lo est¨¢n pasando sus tres hijos ¨CJaume, David y Ursulita¨C durante sus ¨²ltimos d¨ªas de vacaciones. ??l es mi mejor amigo. Nos llevamos tan bien que cuando encontr¨® su apartamento yo se lo decor¨¦. ?l es mi familia?.
Tras su separaci¨®n, decidi¨® reformar la casa. ?Era un proyecto que ten¨ªamos desde hace tres a?os. Pero el pasado septiembre me dije: ¡°Hay muchas cosas a las que te vas a tener que enfrentar sola en la vida y esta es una de ellas¡±?. Antes, sus hijos compart¨ªan la misma habitaci¨®n; ahora, cada uno tiene su espacio, aunque la vivienda est¨¢ invadida por completo por sus juguetes. ?Esta casa tiene 100 a?os y quise que mantuviera su esencia?. Muebles marroqu¨ªes, sillas de Saarinen y hallazgos de anticuario encajan a la perfecci¨®n con su estilo. ?Me apasiona mi trabajo, pero tambi¨¦n otras muchas cosas. En ocasiones me ha seducido la idea de hacer una l¨ªnea de moda¡ Pero no puedo ser todo el d¨ªa dise?adora; ni quiero. Disfruto del tiempo que dedico a ser madre, de la parcela que tengo para ser mujer ¨Cque a veces se nos olvida¨C y tambi¨¦n de la de ser amiga. No quiero vivir de otra forma, perder¨ªa demasiado?.
Sus joyas favoritas.
Germ¨¢n S¨¢iz
Sobre la mesa balinesa, hormas antiguas, as¨ª como troncos y piedras que ?rsula encuentra en la playa. Las telas bordadas son de Marruecos.
Germ¨¢n S¨¢iz
En la fachada de su estudio est¨¢n colgados dos de sus dise?os de la colecci¨®n oto?o-invierno (2012/2013).
Germ¨¢n S¨¢iz
?Mi abuelo comenz¨® haciendo bailarinas de ballet. Pretty Ballerinas es un homenaje a ¨¦l?. En la foto, dos modelos de la nueva colecci¨®n.
Germ¨¢n S¨¢iz
Su hogar tiene casi un siglo. ?Es una antigua casa de campo. Aunque est¨¢ en el pueblo, desde el balc¨®n se ve el mar?.
Germ¨¢n S¨¢iz
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