Recorrer la Luna, el Far West y ba?arse en aguas cristalinas: por qu¨¦ Cabo de Gata es uno de los destinos m¨¢s atractivos de Espa?a
De la playa donde se rod¨® Indiana Jones, a los escenarios de la fiebre del oro o playas salvajes entre rocas volc¨¢nicas, aqu¨ª encontrar¨¢s todos los rincones para no perderte nada.
En estos tiempos de cierre de fronteras se puede recorrer la Luna, saborear historias del Far West y ba?arse en las aguas m¨¢s puras del Mediterr¨¢neo sin salir del territorio nacional. Cabo de Gata llama al viajero con sus 70 kil¨®metros de costa, con playas para todos los gustos. Una vez all¨ª, cae rendido ante magnetismo de su paisaje volc¨¢nico, una especie de Islandia donde el sol, si bien se pone, regala espectaculares ocasos antes de zambullirse bajo el mar.
San Jos¨¦ y la b¨²squeda de la playa de Indiana Jones
A s¨®lo tres kil¨®metros andando del coraz¨®n del Parque Natural, San Jos¨¦ se ha convertido en un destino tur¨ªstico ineludible. Es la puerta de entrada al Campillo del Genov¨¦s, un valle sin carreteras asfaltadas ni apenas construcciones donde, entre pitas y chumberas, se accede a las playas m¨¢s v¨ªrgenes de Cabo de Gata. En primer lugar, la playa de los Genoveses, que ocupa toda la bah¨ªa. Arena dorada y una entrada progresiva al mar de la que no cabe esperar aguas mansas: en los d¨ªas de viento, resulta ideal para practicar el windsurf y conviene estar atentos a la resaca. La sigue la playa de M¨®nsul, c¨¦lebre por haber acogido multitud de rodajes, como el de Indiana Jones y la ¨²ltima cruzada. Su arena fina contrasta con formaciones rocosas de origen volc¨¢nico como la ic¨®nica La Peineta, con forma de ola gigante que se proyecta hacia el mar. Cinefilia aparte, en M¨®nsul no hay que perderse el fondo marino. Bastan unas gafas de bucear para asombrarse con sargos, pulpos, doradas e incluso rayas.
Otras playas que vale la pena visitar son la cercana cala de la Media Luna y la playa del Barronal, menos concurrida por ser la ¨²ltima parada en el camino y por la pr¨¢ctica del nudismo. En temporada alta es aconsejable madrugar si se va en coche, ya que el acceso al Campillo del Genov¨¦s est¨¢ limitado para preservar el entorno (hay que pagar cinco euros) y suele haber restricciones a partir de las 10:30 horas. Otra opci¨®n es llegar a trav¨¦s del servicio de autobuses que se presta desde San Jos¨¦, que garantiza el acceso.
Si bien la opci¨®n m¨¢s popular es ir pertrechado de nevera port¨¢til y sombrilla para pasar el d¨ªa de playa en playa (indispensable llevar agua y alg¨²n tentempi¨¦), pieles m¨¢s sensibles preferir¨¢n tomarse un respiro en San Jos¨¦, con una variada oferta gastron¨®mica. Nada m¨¢s entrar al pueblo est¨¢ La Raspa, recomendable para tapear o disfrutar de platos y raciones en las mesas exteriores. Magn¨ªficas las croquetas y especialidades como el lagarto ¨Cun delicioso corte de carne ib¨¦rica¨C o pescados de la zona acompa?ados de la invariable guarnici¨®n de patatas fritas caseras y pimientos de Padr¨®n.
Dentro del puerto deportivo est¨¢ 4 nudos, de ambiente m¨¢s selecto, como atestiguan fotos de celebrities que se han dejado caer por el local como Mario Casas o Elena Anaya. En la carta brillan los arroces, como el meloso con pulpo y almejas o el de bogavante, y la bandeja de pescados reci¨¦n tra¨ªdos de la lonja, en algunos casos como el mero o el gallo de San Pedro aptos para cocinarse en cuajadera, enteros sobre un lecho de verduras y patatas.
Dentro del Campillo de los Genoveses, la ¨²nica opci¨®n para comer es el restaurante de la F¨¢brica de los Genoveses, donde todo lleva a pedir alguno de los platos con el cabrito ecol¨®gico de la ganader¨ªa propia. Ubicado en el Cortijo Las Chiqueras, sus instalaciones albergar¨¢n el pol¨¦mico hotel con 30 habitaciones que la Junta de Andaluc¨ªa ha aprobado construir a unos 900 metros de la playa de los Genoveses.
La Isleta del Moro, para los amantes del submarinismo y la buena mesa
La Isleta del Moro es uno de los pueblos marineros m¨¢s genuinos de Cabo de Gata, con las casas blancas de los pescadores, sus barcas fondeando y r¨²sticas farolas empa?adas por el salitre. Es una parada obligatoria para los aficionados al submarinismo o aquellos que quieran iniciarse y admirar la exuberancia la reserva marina de Cabo de Gata-Nijar. Un par de empresas (Buceo en Cabo de Gata y Buceo la Isleta) ofrecen inmersiones a diferentes profundidades: es posible explorar arrecifes o fondos rocosos, aventurarse por cuevas y hasta visitar barcos hundidos. Los amantes de la buena mesa disfrutar¨¢n en el restaurante La Ola, donde mandan las paellas, las frituras y la parrillada de pescado y mariscos del d¨ªa en una terraza con vistas de postal en la que es imprescindible reservar (tienen dos, otra menos id¨ªlica). Camino a Rodalquilar, puede hacerse un alto en el camino en el mirador de la Amatista, construido sobre un antiguo puesto de vigilancia de la Guardia Civil. Junto al mirador del Arrecife de las Sirenas, ofrece las vistas m¨¢s espectaculares de la costa de Cabo de Gata.
Rodalquilar y la fiebre del oro
Juan Goytisolo retrat¨® Rodalquilar como el paradigma del fe¨ªsmo y la miseria en Campos de N¨ªjar (1959), cuya sola menci¨®n a¨²n es recibida con despecho por algunos locales. Hoy en d¨ªa, es un atractivo pueblo que, sin estar en primera l¨ªnea de mar, merece la pena visitar por diversas razones. Contemplar lo que queda en pie de su abandonada mina de oro, que cerr¨® en 1966, y las ruinas de las antiguas casas de sus trabajadores, y preguntarse por qu¨¦ no se les saca m¨¢s partido. Conocer la historia de Carmen de Burgos, primera periodista profesional de Espa?a y primera corresponsal de guerra tras liberarse de un infausto matrimonio del que pas¨® p¨¢gina en brazos de Ram¨®n G¨®mez de la Serna, veinte a?os menor. Reflexionar sobre lo aprendido tumbado en la dorada arena del Playazo de Rodalquilar, a unos tres kil¨®metros. Si sopla el viento de Levante, se puede perdonar por un d¨ªa la playa y visitar el Jard¨ªn Bot¨¢nico el Albardinal o el Museo la Casa de los Volcanes. O incluso llegar hasta el Cortijo del Fraile, a unos cinco kil¨®metros de Rodalquilar, donde se desarrollaron los hechos tr¨¢gicos que inspiraron a Federico Garc¨ªa Lorca Bodas de Sangre.
Las Negras, aires de bohemia
Un apacible pueblo que, por su cercan¨ªa a los lugares de inter¨¦s de Cabo de Gata, sea quiz¨¢s el mejor lugar junto con San Jos¨¦ para establecer el campamento base. En Las Negras se respiran los aires de bohemia que llegan de la cercana Cala San Pedro, reducto de los ¨²ltimos hippies que ejercen en la pen¨ªnsula. Puede accederse a esta playa tras una caminata de unos 50 minutos, poco apetecible en verano, o bien en un trayecto en barco de unos quince minutos desde la Las Negras. Aquellos ¨¢vidos de comida casera a buen precio encontrar¨¢n su lugar en Casa Diego, con un men¨² diario de diez euros que no falla gracias a la buena mano y hospitalidad de la se?ora que lo regenta.
Agua Amarga
Otro encantador pueblo de casas blancas abocadas hacia el mar. Cercano, adem¨¢s, a algunas de las playas m¨¢s salvajes de Cabo de Gata y con un restaurante con merecida fama, Los Taharis, ideal para arroces y aperitivos marineros a pie de playa como sus croquetas de pulpo con alioli de manzana.
Con el coche traqueteando por un camino entre palmeras, olivos y bancales de tierra se llega a Cala Plomo, de aguas pr¨ªstinas. Desde su parking se puede caminar media hora hasta Cala de Enmedio, cuya belleza ha glosado hasta The New York Times. Dunas fosilizadas enmarcando una arena fina y blanca que lamen olas turquesas, con unas vistas de ensue?o. Debido a su dif¨ªcil acceso su ocupaci¨®n es media en agosto y baja el resto del a?o. Otra opci¨®n es ir a Cala de Enmedio por mar: hay rutas en kayak de nivel f¨¢cil y con una duraci¨®n entre dos o tres horas que parten de Agua Amarga. O recorrerla a caballo, una actividad que ofrece H¨ªpica Agua Amarga.
Otra playa imprescindible de Cabo de Gata, a la que tampoco es sencillo acceder, es la Playa de los Muertos, a 3,5 kil¨®metros de Agua Amarga. Aguas de azul intenso y gran nitidez reforzada por un lecho de piedrecitas y un entorno natural impresionante del que se disfrutar tras salvar desde un parking (con coste de cinco euros) un camino de gran desnivel.
La playa tiene planes B
Aunque es dif¨ªcil privarse de los ba?os en el mar, Cabo de Gata ofrece m¨¢s alternativas tur¨ªsticas. A los aficionados al western les gustar¨¢ visitar Los Albaricoques, escenario de m¨¢s de una veintena de pel¨ªculas, entre ellas la famosa trilog¨ªa de Sergio Leone compuesta por Por un pu?ado de d¨®lares, El bueno, el feo y el malo y La muerte ten¨ªa un precio. Otro lugar por donde vale la pena dejarse caer son las Salinas de Cabo de Gata, que albergan m¨¢s de 100 especies distintas de aves. En verano pueden verse flamencos rosados, en plena ruta migratoria sobre todo a finales de julio y principios de agosto. Si el sol no aprieta demasiado, la mejor manera de conocer las Salinas de Cabo de Gata, que albergan m¨¢s de 100 especies distintas de aves. En verano pueden verse flamencos rosados, en plena ruta migratoria sobre todo a finales de julio y principios de agosto. Si el sol no aprieta demasiado, la mejor manera de conocer las Salinas de Cabo de Gata es con esta preciosa ruta circular a pie.
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