La literatura ¡®para chicas¡¯ puede perjudicar seriamente a tu autoestima corporal
La ¡®Chick Lit¡¯ no es tan inofensiva como parece. Un estudio defiende que si la protagonista est¨¢ insegura sobre la imagen de su cuerpo, las lectoras acaban desarrollando los mismos miedos.
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Al final va a resultar que todos los que ponen el grito al cielo cada vez que Lena Dunham ense?a sus carnes en un cap¨ªtulo de Girls no saben el bien que la chica est¨¢ haciendo sobre la autoestima corporal de las televidentes. Porque quiz¨¢ la ficticia Hannah Horvath no s¨®lo sea "una voz de una generaci¨®n", puede que Hannah Horvath sea el referente necesario para poder ir en ropa interior por nuestros hogares (o ajenos) sin tener que esconder barriga o buscar una luz lo suficientemente ambiental como para borrar cualquier rastro de celulitis u otros estragos de la ley de la gravedad sobre nuestros cuerpos. La chica, eso s¨ª, empe?o y ganas est¨¢ poniendo para que cambiemos el chip. Su tendencia a ir en cueros sin raz¨®n aparente no se ha extinguido en la segunda temporada de la serie.
El af¨¢n exhibicionista de Dunham no es balad¨ª. Ahora que hab¨ªamos asumido, al fin, que las comedias rom¨¢nticas perjudican seriamente a la salud social, aparece un nuevo estudio que nos advierte que la literatura destinada al p¨²blico femenino (conocida como Chick Lit, o esas novelas en las que una treinta?era trabajadora, desastrosa en lo sentimental, vive obsesionada por su atractivo f¨ªsico y por saber si encontrar¨¢ al caballero triunfador que solucione su inestable sino) puede perjudicar seriamente a nuestra autoestima corporal. Fans de Bridget Jones, abstenerse, la lectura de las siguientes l¨ªneas puede herir vuestra sensibilidad.
Seg¨²n un estudio de la Virginia Tech, publicado en el n¨²mero de diciembre de la revista Body Image, las novelas de Chick Lit que contienen protagonistas que expresan sentimientos negativos hacia su cuerpo pueden influenciar a sus lectoras sobre c¨®mo perciben su atractivo o su propio peso. Lo que vendr¨ªa a decirnos que, aunque hayamos admirado la solter¨ªa desastrosa de Bridget, el r¨¦gimen ad infinitum que profesaba la hero¨ªna de Helen Fielding sobre su cuerpo nos ha pasado factura a la hora de valorar nuestro propio peso, y nos ha llegado a contagiar su angustioso via crucis frente a la b¨¢scula. Un baj¨®n de autoestima en toda regla.
Los investigadores, Robert G. Magee y Melissa J. Kaminsky, no utlizaron las novelas de Fielding para ilustrar su estudio, pero s¨ª apostaron por otros dos cl¨¢sicos del g¨¦nero: ?Me lo prestas? de Emily Griffin (De Bolsillo) y Dreaming in Black and White de Laura Jensen Walker. De los dos t¨ªtulos tomaron dos extractos de 3.200 palabras y editaron nueve versiones en las que manipularon el peso de la protagonista y sus sentimientos sobre su cuerpo. Conservaron el tono literario, pero las referencias a la altura de la hero¨ªna y sus tallas de ropa se modificaron (en algunos ten¨ªa sobrepeso, en otros no), as¨ª como los comentarios que hac¨ªa sobre s¨ª misma y sobre el peso del resto de personajes (en algunos ten¨ªa la estima alta, en otros baja y en otros no hab¨ªa ninguna menci¨®n), reflejando as¨ª su amor propio corporal.
Los autores ofrecieron las versiones de los dos pasajes a 159 estudiantes universitarias que, tras la lectura, completaron un cuestionario sobre autoestima corporal basada en escalas. Tras analizar las respuestas de las j¨®venes, Magge y Kaminsky llegaron a la conclusi¨®n de que leer sobre mujeres delgadas hac¨ªa sentir a las lectoras menos atractivas sexualmente, y leer sobre mujeres inseguras aument¨® la preocupaci¨®n de las lectoras sobre su propio peso.
Tal y como explicaron los investigadores en este art¨ªculo del Pacific Standard "las representaciones textuales de la autoestima corporal ten¨ªan un impacto severo sobre las preocupaciones de peso de las lectoras, motivado posiblemente porque estas novelas permiten indagar en la mente de sus protagonistas y leer sobre sus pensamientos m¨¢s intimos¡±.
Aviso para futuras lectoras de la tercera entrega de la saga Bridget Jones: por mucho que ans¨ªen su lectura, las consecuencias de la empat¨ªa emocional con las hero¨ªnas del Chick Lit no siempre son satisfactorias.
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La ficticia Hannah Horvath (¡®Girls¡¯), orgullosa de sus carnes, se ha erigido como la nueva hero¨ªna exhibicionista para despreocuparse de una silueta diez.
Everett
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