Quejarse constantemente y otros errores de comunicaci¨®n que cometemos en pareja
El exceso de sinceridad y el transmitir negatividad son dos de los errores que, seg¨²n los expertos, cometemos cuando hablamos con nuestra pareja.
Decir siempre la verdad, toda la verdad y nada m¨¢s que la verdad es lo que muchos psic¨®logos llaman el ¡®sincericidio¡¯. Existe informaci¨®n que hay que compartir y otra que es mejor mantenerla en privado en aras de la paz y la prevenci¨®n de problemas. Este es solo uno de los errores que, seg¨²n los expertos, comentemos a la hora de comunicarnos con nuestras parejas. No parar de quejarnos es otro de ellos. Aqu¨ª van cuatro cosas que debemos evitar si queremos evitar conflictos en nuestras relaciones sentimentales.
1. Basura mental que se almacena en nuestras cabezas
Para algunos compartirlo todo con la pareja equivale tambi¨¦n a compartir los pensamientos, anhelos, temores, suposiciones, previsiones de futuro o intuiciones. Es decir, toda esa mara?a de cosas que circula por nuestras cabezas y que, la mayor parte de las veces, es improductiva y contribuye a preocuparnos, privarnos de horas de sue?o y estropear los momentos de felicidad.
La psic¨®loga Marisol Delgado, especialista en psicoterapia por la European Federation of Psychologists Associations (EFPA) y con consulta en Avil¨¦s, opina que ¡°comerse demasiado la cabeza, lo que llamamos rumiar o pensamiento circular, que no llega nunca a ninguna conclusi¨®n, es una tarea bastante in¨²til. Pero lo que es todav¨ªa peor es compartir eso con los dem¨¢s, ya sean los amigos cercanos o la pareja, porque nos resta credibilidad, nos a¨ªsla ¨Ca nadie le gusta estar al lado de una persona as¨ª¨C y nos hace poco apetecibles socialmente. Est¨¢ bien compartir lo que sentimos y pensamos con otros, pero cuando esto se hace de manera ininterrumpida se convierte en una tortura. La modalidad m¨¢s t¨®xica, la queja, es a¨²n peor y los primeros perjudicados somos nosotros mismos, empe?ados en agrandar y hacerle un altar a lo negativo de la vida¡±.
¡°La queja constante es uno de los mayores inhibidores del deseo y del amor¡±, apunta Iv¨¢n Rotella. ¡°Hay gente que comparte todas sus tensiones con su pareja y, como resultado de esto, tenemos entonces a dos personas tensas. Cuando la pareja es heterosexual, a los hombres les cuesta verbalizar sus sentimientos, mientras que a las mujeres les ocurre lo contrario y, a veces, se exceden en poner en palabras todo lo que pasa por sus cabezas. Hay que encontrar el equilibrio entre los dos y contarse las cosas importantes, pero hay que tamizar la informaci¨®n y desechar la in¨²til y estresante¡±.
Adelantar acontecimientos o desastres es otro deporte altamente practicado en muchas parejas. Aqu¨ª la estrella es la amenaza en forma de ruptura, que planea siempre sobre muchas cabezas. ¡°Amenazar constantemente no tiene ninguna utilidad, porque a la tercera o cuarta vez se convierte ya en una letan¨ªa sin sentido¡±, afirma Rotella. ¡°Si lo que se pretende es hacer reaccionar a una persona, lo mejor es hacerle una advertencia de forma puntual y en un momento cr¨ªtico, eso es mucho m¨¢s efectivo¡±.
2. Luces y sombras del pasado sexual
¡°Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podr¨¢ ser usada en su contra ante un tribunal¡±. La famosa frase que las fuerzas del orden pronuncian en el momento de una detenci¨®n bien podr¨ªa servir de aviso a m¨¢s de uno a la hora de hablar de su pasado sexual, especialmente con la pareja. Claro que cuando conocemos a alguien, la tentaci¨®n de dibujarnos como personas sin complejos, experimentadas en el mundo del sexo, aventureras o gourmets que gustan de probarlo todo es muy grande. Contamos nuestras aventuras con grandes dosis de literatura, las maquillamos o mejoramos un poco para resultar m¨¢s atractivas a las diferentes audiencias. Sin embargo, desconocemos u olvidamos algunos conceptos entorno a la interpretaci¨®n de los mensajes que convendr¨ªa recordar.
¡°Por un perro que mat¨¦ mataperros me llamaron¡±, dice el dicho popular aplicable, m¨¢s que nunca, a la reputaci¨®n sexual. Cabe la posibilidad de que alguien haya tenido una flaca historia er¨®tica, casi imperceptible y que un d¨ªa, por cualquier raz¨®n desconocida, haya hecho un tr¨ªo. Si lo cuenta, autom¨¢ticamente ser¨¢ recordado por sus oyentes como ¡®amante de los tr¨ªos¡¯, aunque fuera un hecho ins¨®lito en su historial y no hubiera disfrutado mucho con la experiencia. Conviene entonces pens¨¢rselo dos veces antes de contar qu¨¦ cosas, si no queremos que nos clasifiquen y etiqueten con ellas de por vida. Una de las razones por las que yo me contengo bastante es que el mundo a¨²n no est¨¢ preparado para o¨ªr ciertas cosas, que dejo para mis memorias.
La tolerancia es inversamente proporcional al grado de cercan¨ªa que tengamos con la otra persona. O dicho de otro modo, pueden parecernos muy entendibles y hasta divertidas, las parejas abiertas, el sexo ocasional, las org¨ªas o los folliamigos; pero la mayor¨ªa de la gente lo ve desde otra perspectiva si lo ha hecho su pareja. ?Mmmmm!, pensamos, y la semilla de la duda, el miedo o los celos ya est¨¢ plantada y abonada. Solo hace falta un poco de convivencia y discusiones para que crezca.
Seg¨²n Iv¨¢n Rotella, sex¨®logo, director de Astursex, centro de atenci¨®n sexol¨®gica en Avil¨¦s y miembro de La Asociaci¨®n Estatal de Profesionales de la Sexolog¨ªa (AEPS), ¡°nuestro manejo del pasado suele ser bastante desastroso, porque lo utilizamos como arma arrojadiza y no somos capaces de ver una relaci¨®n en s¨ª misma. Cu¨¢ntas veces hacemos que alguien pague los platos rotos de una tormentosa relaci¨®n con un ex, mientas otros archivan las confidencias que le han hecho sus parejas para, m¨¢s adelante, soltarlas en el peor momento. Es normal hablar del pasado y todos necesitamos saber de donde viene esa nueva persona que estamos conociendo, pero no hay que contarlo todo. Podemos y debemos mantener cosas en la esfera de lo privado, siempre y cuando no afecten al otro. La sinceridad tiene que tener una utilidad y no ser una imposici¨®n que no sirve para nada. Hay que contar aquellos episodios que tienen una repercusi¨®n en el presente y en nuestra conducta sexual -por ejemplo, si se han sufrido abusos, si se padece una determinada enfermedad-, pero no hay que compartir esos otros que ya est¨¢n enterrados y no afectan a terceros¡±.
Las comparaciones son odiosas y antes de pronunciar frases como ¡°mi ex la ten¨ªa m¨¢s grande¡±, ¡°jam¨¢s hab¨ªa tenido problemas para llegar al orgasmo¡± o ¡°yo antes no pasaba m¨¢s de cuatro d¨ªas sin mojar¡±, no estar¨ªa de m¨¢s recordar la parrafada policial del principio.
3. Affaires o canas al aire sin m¨¢s trascendencia
¡°Un flirteo o una aventura no hay que contarla si no supone nada ni tiene ninguna consecuencia. La necesidad de trasmitirla a la pareja solo sirve para descargar la conciencia. Es una actitud ego¨ªsta y muy poco ¨²til¡±, afirma Rotella, ¡°un claro ejemplo de sincericidio sin consecuencias positivas¡±.
Delgado cree que ¡°esta actitud proviene de nuestro pasado judeocristiano. Lo contamos porque as¨ª creemos que seremos redimidos, perdonados al confesar nuestro pecado, pero generalmente no ocurre eso sino todo lo contrario. Adem¨¢s, cuando son aventuras puntuales la pregunta que hay que hacerse antes de contarlas es ?para qu¨¦? Cambiar los por qu¨¦s por los para qu¨¦s. ?Va a ser ¨²til a alguien, har¨¢ que nos sintamos mejor, fortalecer¨¢ la relaci¨®n? Y si no le encontramos utilidad, lo mejor es guardarlo en nuestro archivo personal¡±.
Los humanos somos bastante malos en eso de ponerse en la piel del otro, y la empat¨ªa no es nuestra mayor virtud. A veces, es dif¨ªcil encontrar respuesta a los comportamientos inusuales propios, ?cu¨¢nto menos los de los dem¨¢s! Un affaire sin mayor trascendencia puede responder a un sentimiento de soledad, un repentino af¨¢n por sentirse vivo, un pico de deseo, una atenci¨®n excesiva hacia alguien que requer¨ªa algo de afecto o mil y una razones. Pero el otro/a solo ver¨¢ que ya no le desean y le enga?an ¨Cy el que enga?a una vez puede hacerlo una segunda y una tercera¨C. Antes de romper el fr¨¢gil cristal de la confianza y la armon¨ªa en pareja, hay que pensar primero si hay motivo suficiente para hacerlo. Si la cosa va en serio, entonces s¨ª es momento de ser sincero y enfrentarse a la situaci¨®n.
4. Mentiras piadosas que cronifican problemas
Los expertos reconocen que seguimos fingiendo mucho en la cama. Hombres y mujeres sacan su vena interpretativa entre las s¨¢banas, que algunos despliegan con total maestr¨ªa. Para muchos, el dormitorio es una prolongaci¨®n de Facebook, donde la opci¨®n ¡® no me gusta¡¯ todav¨ªa no existe. Queremos ser atentos y delicados y, a veces, contestamos a ese cuestionario que muchos despliegan tras una relaci¨®n sexual -?te ha gustado?, ?te has corrido?, ?ha sido mejor o peor que la ¨²ltima vez?- con una excesiva benevolencia para no herir los sentimientos. Ning¨²n problema si es algo puntual, pero puede traer consecuencias si se convierte en costumbre.
¡°Hablar de sexo no es hablar de fluidos u orificios, sino hablar de nosotros mismos, de deseos, de sentimientos¡±, se?ala Rotella. ¡°Las relaciones no se eval¨²an, porque entonces entramos en un deporte ol¨ªmpico en el que los hombres est¨¢n pendientes de los tama?os, rendimientos, tiempos y las mujeres se centran en lo que se supone que deben sentir, lo que se traduce en que hay ya dos personas ansiosas en la cama. El extremo opuesto es no hacer caso o pretender que no nos preocupa. Con los gatillazos, por ejemplo, hay que quitarle importancia pero no excesivamente, porque si no parece que nos da igual que a esa persona se le levante o no. Si se empiezan a repetir, tal vez haya que acudir a un especialista. Lo mismo ocurre con fingir orgasmos. Es muy poco ¨²til, se enga?a a s¨ª misma la persona que lo hace, enga?a al otro y la pareja no avanza. Hay que comunicar lo que sentimos y queremos, pero estas conversaciones sobre la vida er¨®tica deben hacerse siempre fuera del dormitorio, en terreno neutral, y de forma positiva. Hay que proponer no imponer¡±.
¡°Las mentiras tienen las patas muy cortas y una de las premisas b¨¢sicas de la sexualidad es que tiene que haber buena comunicaci¨®n, no en cantidad sino en calidad¡±, sostiene Marisol Delgado, que a?ade que ¡°hay que ser muy cuidadoso en los primeros encuentros, porque son los que sientan las bases de la imagen que van a tener de ti¡±.
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